•S[e]OUL ~ JIKOOK•

35. Ni un millón de canciones. (FINAL)

Jungkook POV.

Le miré mientras dormía, eso era lo único bueno de que mi sueño hubiera cambiado en ese último tiempo, el despertarme antes para poder verle dormir. Aunque fuera mayor que yo, me quedaba anonadado con la cara de niño que tenía dormía. No pude evitar sonreír, pero rápidamente una pesadumbre me invadió, haciéndose presente en mi pecho y borrando mi sonrisa.

Había fantaseado con saber lo que se sentía que alguien se enamorara de mí. Había deseado por mucho tiempo sentirlo, y cuando finalmente pude saber lo que era me volví adicto, dependiente. Amaba a Jimin y amaba la idea de que él estaba enamorado de mí, pero jamás había pensado que un daño colateral de ese enamoramiento sería el verse tan afectado por mi miseria. Jamás creí llegar ver a Jimin sufriendo de esa manera, y únicamente por mí. Lo último que alguna vez hubiera querido era verle llorar, verle triste, y aquella noche había logrado verlo completamente desplomado. Verle pasar más tiempo preocupado por mí que sonriendo y haciendo bromas como solía hacer, era algo que me hacía enojarme conmigo mismo y a la vez revolvía mi odio dentro. Aquel odio que intentaba esconder en mi interior.

El odio que tenía hacia la persona que nos había hecho eso.

Si alguien me hubiera dicho antes que la mirada de Jimin se entristecería por mi culpa, hubiera preferido que no se enamorara de mí. Jamás creí que lo que me había sucedido a mí le afectaría en tal magnitud. Creí, por un momento, cuando estaba internado, que estaba completamente solo, que era el único que había sido dañado, el único que no podría borrar de su mente aquellas imágenes, aquellos hechos. Pensé por un momento que nadie podría entender la pesadez que estrujaba mi pecho y no me dejaba respirar. Pronto comprendí, cuando Jimin pudo ir a visitarme y rompió mi burbuja de angustia, que él estaba pasando por un sufrimiento que yo desconocía completamente, era el peso de que me hubieran dañado.

Al final no era sólo yo quien debía superar el daño, quien debía dejar el pasado atrás y seguir caminando para poder vivir. Él también debía aprender a vivir con lo que me habían hecho.

Por un momento había dejado de lado la idea de seguir en ello al menos por una última vez, soldar mis deudas. Me había rendido a eso pero, en ese instante, viendo a Jimin dormir a mi lado, con su ceño levemente fruncido, viendo que incluso la preocupación le agobiaba hasta en sueños, revivió mi odio y mi rencor.

Yo sólo quería amor, sólo eso y era tan malditamente difícil, todo parecía simplemente ir en nuestra contra, derribarse y escurrirse entre nuestras manos. No quería sufrimiento para Jimin y no le perdonaría la vida a nadie que le ocasionara eso, a nadie que le borrara su sonrisa. Porque no me había destruido sólo a mí, había destruido también a la persona que más amaba, aunque tarde me percaté de ello, pero así era, le amaba con locura.

Me incliné, besé sus labios con un toque superficial y respiré hondo al alejarme.

No quería dejarle así, incluso aunque lo había meditado y decidido dejar el pasado atrás y vivir mi vida con él, no podía dejar las cosas así, no podía seguir viéndole sufrir. Yo mismo le podría fin a todo porque no había forma de que pudiéramos continuar. Simplemente no sucedería.

Salí de la cama, y sin hacer ruido comencé a vestirme. Me puse la ropa más cómoda que siempre me gustaba usar, de negro, con la capucha de mi buzo cubriendo mi cabeza. Hurgué en mi gran guarda-ropas, en el suelo, tomé aquella caja y la abrí. Sostuve con mi diestra el arma que hacía mucho tiempo no sentía en mi mano, hasta había olvidado que pesaba. Una vez me cercioré estaba cargada me puse de pie y miré a Jimin una última vez, sintiendo mi corazón palpitando en mi pecho con nerviosismo, pidiéndole perdón con una mirada que expresaba culpa.