60. No de nuevo

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- Buenos días –saluda Daven, entrando a la sala de juntas con la sonrisa de siempre– ¿Qué sucede con su presidenta, llegando tarde de nuevo? –Cuestiona, viendo la silla de Alexa vacía.

- Oh, no, nunca me perdería la disolución de este inútil grupo –dice Alexa, quien iba tan solo un par de pasos detrás de él. La cara que causa su declaración en los hombres que rodean la mesa, es enormemente satisfactoria para ella.

- ¿Disolución? –Pregunta Joaquín, pálido.

- ¿Pensabas que tenías alguna utilidad para el nuevo régimen, querido tío? –Se burla Alexa y toma asiento. Daven la mira, ordenándole que se calle, con la mirada, y ella sonríe con sorna.

- ¿Disolución? –Insiste Joaquín, pero ahora mirando directamente a Daven.

- Bueno, no lo tomen a mal...

- Creí que eran rumores –interrumpe Charles, a quien Alexa dirige una mirada de disculpa.

- Si lo piensan de esta manera, realmente no hay necesidad de dos juntas directivas y ya que las decisiones las tomo yo, lo más racional es que sea la junta de Jankovic & Co, quien me aconseje,–explica Daven– además, estamos hablando de sueldos extra y me parece un gasto innecesario, en este momento.

- Seguimos siendo socios –sentencia Joaquín, molesto.

- Por supuesto, aunque sin mi dinero, sus acciones no tienen valor alguno –contrapone Daven y Alexa ríe.

- Bueno, esto fue muy agradable, –suelta ella– pero tengo cosas que hacer, permiso –se despide y abandona el lugar, borrando la sonrisa de su rostro y aceptando que todo está en manos de Daven.

Entra a su antigua oficina, ya que la de presidencia es ahora la oficina para las visitas constantes que realiza Daven y se deja caer sobre su silla, abre la galería de imágenes y se pierde en los ojitos llenos de felicidad del pequeño Joyce.

El intercomunicador la hace volver a la realidad, la saca del sueño de tenerlo entre sus brazos, llevarlo al mar y caminar a la orilla de la playa tomada de su mano.

- Señorita –saluda Fred.

- ¿Sí, Fred?

- La señorita Amanda, en la 2 –Alexa rueda los ojos y selecciona la línea 2.

- Dime –responde seca.

- Daven quiere verte en su oficina, dice que es urgente –anuncia Amanda.

- Bien –dice Alexa y cuelga– ¿y ahora qué querrá, un masaje en los pies? –Se burla Alexa, se ha sentido tan humillada últimamente, que ya nada le sorprendería.

Se acomoda el vestido un poco antes de salir y se descubre arreglando de más su cabello, luego de regañarse por ello, se encamina a la oficina del señor Jankovic.

- Te anuncio –dice Amanda, mirándola como queriendo decirle demasiadas cosas.

- No esperes más –responde Alexa, con ese tono irónico y lleno de coraje que siempre le dedica.

- Ya puedes pasar –Alexa ni siquiera la mira, pasa directo a la oficina.

- Cierra la puerta –pide Daven y Alexa hace sonar la cerradura– asegúrala –especifica después, y a Alexa se le eriza la piel, intentando evitar pensar en la sensación, ignora la petición de Daven y continúa.

- No es necesario –aclara–. Sé breve, estoy demasiado ocupada –pide ella, sentándose frente a él.

- Primero, ese vestido te queda espectacular, lo noté desde la junta, pero hubiera sido inapropiado mencionarlo entonces –comenta Daven, sin poder evitar fijar la mirada en su escote.

- Lo sé –responde ella, deseando que sus entrañas no reaccionaran de esa manera ante la mirada de deseo de Daven– ¿segundo? –Cuestiona de inmediato, acomodando la camisa discretamente para ocultar más piel.

- Como sabes, mi padre se retiró a Bali, –comienza a hablar Daven, mientras se pone de pie y rodea el escritorio, hasta quedar del lado de Alexa, se recarga sobre la mesa, quedando demasiado cerca de ella, lo que la hace sentir bastante nerviosa– la cuestión es que ha estado sintiéndose muy mal últimamente y desea verme antes de que sea demasiado tarde. –Alexa lo mira, sin poder comprender qué tiene que ver con ella y Daven se distrae con la línea de sus piernas, sin desear hacerlo.

- Y... -Pide que continúe, descubriendo la dirección de su mirada.

- Él no puede viajar, así que debo ir a Bali y ya que todo indica que estaré incomunicado, gracias a ti... tendrás que hacer un reporte diario a...

- No –sentencia Alexa.

- ¿No? –Cuestiona Daven, con una sonrisa burlona.

- No... ¿Estás demente?

- Son precauciones, necesito estar al tanto de lo que sucede aquí...

- ¡Ya basta! –Sentencia Alexa, furiosa se levanta de la silla y alejándose de él– deja de tratarme como a una estúpida incompetente ¿quieres? –Estalla, girando para miralo y Daven lo observa con una sonrisilla apenas visible.

- Reporte diario, detallado, a Amanda –repite Daven como si ella no lograra comprenderlo, tomándola por los hombros y acercándola a él.

- Eres un idiota, sabes perfectamente que soy tan capaz o más que tú de llevar incluso la empresa de tu familia –responde ella, empujándolo, para zafarse de su agarre y encaminarse a la salida.

- No confío en ti –suelta Daven, tirando de su brazo hasta que sus cuerpos quedan a milímetros de distancia.

- Descubrí tus errores de adolescente inmortal ante el mundo, –comienza Alexa, intentando que el tacto del cuerpo de Daven no la distraiga– es verdad, pero he sido la mejor CEO que ha tenido esta empresa –termina por decir, harta de las humillaciones y menosprecios.

- Solo necesito a alguien que me confirme lo buena que estás siento–el tono en que dice aquello y el tacto que provoca con su cuerpo al rodearla con su brazo por la cintura, hacen que la piel de Alexa se erice una vez más y sus entrañas se contraigan de esa manera que es imposible de controlar.

- Basta –susurra Alexa, con los labios de Daven a milímetros.

- ¿Así que dejaste el autocastigo y vuelves a ser la Alexa de antes? –Pregunta Daven, acercando aún más sus labios, hasta casi rosar los de ella.

- No puedo permitir que me trates de esa manera, otra vez –dice Alexa, sin poder obligarse a alejar su rostro.

- Me enciende que muestres tu verdadera cara –sentencia Daven y une sus labios a los de ella de manera salvaje, rodeándola por la cintura y girando para que quede atrapada entre el escritorio y su cuerpo.

- No de nuevo –piensaAlexa, mientras la mano de Daven recorre ávidamente su pierna y comienza asubir su falda.

Hola preciosas, aquí reviviendo una vez más, gracias enormes por sus mensajitos y comentarios, les quiero montones. Espero que me perdonen por la tardanza y que no olviden dejarme saber qué les está pareciendo la historia <3.

¿Quién es el jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora