⚜Día 10⚜

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Estaba en un serio problema, de la clase de cosas que te comprometen y de las que no puedes librarte fácilmente, en ese momento, me puse a pensar, ¿por qué lo hice desde un comienzo?, la primera vez, en la que más tenía miedo y nerviosismo, no ocurrió nada, entonces tomé un poco de confianza y eso era lo que me costó ese grave error, pero en todo caso, ¿por qué lo hice?, ¿por qué me gustaba?, era raro.

Miré hacia arriba con pánico su cámara del teléfono y su sonrisa, al principio no supe que hacer y me quedé petrificado hasta que me habló y salió de mi vista, entonces traté de seguirlo, pero casi tropecé con mis pantalones al nivel de los tobillos, ¿qué iba a hacer?, estaba perdido.

...

No importaba cuantas novias hubiera tenido, nada me satisfacía lo suficiente como mi pequeño fetiche, tan burlesco y secreto, sin embargo, aún no había conocido a la persona que quisiera participar en mis gustos y quizás no la hallaría nunca y por otro lado, estaba lo otro, que aunque no admitiera libremente esa otra sexualidad mía, encontré un gusto por la masturbación anal, curiosidad, tanto video porno por internet, imposible que no me hubiera dado ideas.

Pero las dos cosas juntas, esos dos placeres, eran el cielo. Estaba mal, muy mal, sin embargo no creo que aprendería sino hasta quemarme las manos con fuego.

Era una linda mañana, pero tenía que arruinarla cierta discusión que escuchaba a través de las paredes y eso que éstas no eran de papel, busqué los audífonos que siempre llevaba conmigo y me los puse sin música, dulce silencio. Sin ver el reloj me quedé dormido hasta que mi madre entró por la puerta y me despertó bruscamente quitándome los audífonos, varias veces me había amenazado con tirarlos a la basura, esa no fue la excepción.

Sin importarme llegar temprano, entré al baño llevándome conmigo una caja que guardaba en lo más profundo de mi armario debajo de muchas otras cosas, ¿qué era?, no era otra cosa más que mi oscuro pecado.

Iba a estar todo el día en la escuela, así que me aseguré de hacer las cosas bien.
Empezó como curiosidad y un entretenimiento, terminó..., no sabría si llamarlo necesidad, use suficiente lubricante, llegaría todavía más tarde por el tiempo que me tomó prepararme, sin mencionar que me distraje un poco, se sentía bien y en consecuencia tenía que morder el cuello de mi uniforme, para así no escucharme gemir mientras metía y sacaba el nuevo tamaño de consolador que compré, sin embargo era inevitable uno que otro pequeño ruidito lascivo que dejé salir, así era peor porque me gustaba hacer ruido, así de desvergonzado, un sucio y pervertido individuo.

–¿Sorrento, Qué estás haciendo?– Golpeó a mi puerta y no sólo la de la habitación, sino la de mi baño, así de privacidad tenía –Te llamé hace veinte minutos a desayunar–

–Me quedé dormido, lo siento– Casi me da un infarto.

–Apúrate– Escuché sus pasos y pude respirar libertad, sin más nadie que me molestara abrí un condón que llevaba en el bolsillo con los dientes, por poco y manchaba el uniforme.

¿Qué pensarían de mí?, nada bueno de seguro, era un perturbado, un enfermo, un loco, tal vez lo era, yo era un desesperado por alimentar mi fetiche.

Salí del baño, tomé mi mochila y bajé las escaleras, todo normal, ya lo había hecho un par de veces antes y nadie se había dado cuenta.

Durante la clase, en lugar de poner atención a lo que decía, puse atención a lo que había alrededor de mí, por algo lo hacía ocasionalmente, de lo contrario mis calificaciones estarían sufriendo, veía a todos y no veía a nadie, escuchaba todo y nada en particular, de vez en cuando movía mi cadera como si cambiara de peso y estuviera cansado de estar sentado, nadie se daba cuenta, mi estómago estaba ardiendo y nadie lo sabía, se sentía tan bien, ¿y si alguien lo descubriera?, ¿si alguien me mirara?, si... No, estaba mal, mi intención siempre era llegar a la hora del almuerzo pero no me podía contener.

30 Dias De Otp (Kanento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora