Era 11 de Marzo cuando todo inició, recuerdo estar en la sala de mi casa charlando con mi familia de cosas poco importantes con el canal de noticias de fondo hasta que es anunciado.
La noticia que cambiaría a todo el país, el momento en que todo se detuvo. La cuarentena había sido fijada para el 18 de forma obligatoria, fue ese momento en que las personas empezaron a enloquecer de alguna manera. De repente podías escuchar como los supermercados eran los centros de congregación de todas las personas, tratando de abastecerse de los víveres necesarios para atravesar los 15 días que el presidente había dicho que duraría la cuarentena.
Aunque era entendible que se generara esa paranoia, los canales de noticias no paraban de mostrar cómo los niveles de mortalidad aumentaban de manera desmesurada. Países y más países eran victimas de ese virus por el que mi país fue puesto en cuarentena, éramos simples espectadores de una película de terror. Luchábamos contra algo invisible, era una guerra.
Sin embargo, nada de eso importaba para mi tanto como lo que estaba viviendo en ese entonces. Solo unos días atrás había sido víctima de un feroz accidente del que estaba tratando de recuperarme cuando otro golpe me tomo por sorpresa, esa noticia que nadie quiere escuchar. Era mi tía quien había sido consumida por el cáncer, otra victima de una enfermedad silenciosa.
Aun con las heridas a medio sanar presencia su funeral, mi despedida a otra alma llena de vida, alegría y amor. Podía sentir todo el dolor de las personas que rodeaban su cuerpo sin vida, deseándole lo mejor y expresándole todo en silencio.
El mismo día en que debía comenzar a cursar el segundo año de mi carrera universitaria, estaba en el cementerio dándole el último adiós.
Entonces llegó el día, la cuarentena obligatoria sería efectiva, solo quienes trabajaran como agentes de salud y fuerzas de seguridad podría seguir trabajando y los demás debíamos permanecer en nuestros hogares y solo teníamos permitido salir para comprar víveres con un protocolo.
Para ese tiempo había comenzado a hablar con Máximo a través de las redes sociales, no pasaron 48 horas que me pidió mi número de teléfono para hablar de forma más fluida. Habíamos acordado a las 21.30hs, entonces él me llamaría, apenas nos estábamos conociendo.
Ya eran las 21.50 y seguía observando mi teléfono a la espera de su llamada, hasta que no lo pude soportar más y pensé que llamarlo yo no sería el fin del mundo ni mucho menos, me dije "qué perdés con intentarlo".
- Hola?- dije con nerviosismo cuando mi teléfono marcaba que la llamada había sido conectada.
- Hola, cómo esta?- dijo una voz grave como si fuera la de un locutor de radio, esa voz que llamó mi atención desde el primer momento.
- Bien y vos?- me sentía nerviosa, cohibida- Qué hacías?
- Mmm nada... miraba una serie y vos?- dijo Máximo al otro lado de la línea
- Estaba esperando tu llamada, pero como no me llamabas te llamé. Perdón-
- No me pidas perdón, es que... no sabía si realmente me ibas a contestar-
- Por qué no lo haría?-
- No sé, capaz te habías arrepentido-
- No soy esa clase de persona, cumplo mi palabra sin importar nada- y una leve risa se me escapa al decir esas palabras.
- Mejor, me gusta esa seguridad que te tenes- dijo con voz seductora.
La charla continuó por al menos 2 horas, me dijo que tenía 26 años y era estudiante de Derecho. Solo le faltaba un año para recibirse, trabajaba en un bufete de abogados y vivía solo con sus dos perritas. Hablamos sobre películas, música y demás cosas.
Era algo nuevo para mi, si había algo que realmente odiaba era hablar por teléfono pero Máximo hizo que me olvidara de ello por un momento.
Marina era de las pocas personas a las que le había contado sobre él, a ella la había conocido en el curso de ingreso y a lo largo de la cursada nos hicimos amigas. Sin darnos cuenta éramos tan unidas que hablábamos todo el tiempo de todo y nos entendíamos tan bien que una simple mirada bastaba para saber qué era lo que la otra pensaba.
Ella fue testigo de cómo se desarrollo ese vinculo que llegue a formar con Máximo y de cómo mis sentimientos se hundieron tan profundamente en un remolino del que no veía salida.
ESTÁS LEYENDO
Amor en tiempos de cuarentena
RomanceTodos alguna vez deseamos que las vacaciones fueran más largas y poder dormir más tiempo cuando teníamos que ir a las clases, se ve que lo deseamos con tanta fuerza que así fue. Era como si hubieramos firmado un contrato sin haber leido la letra ch...