ojeras negras ; dani ribba.

veinte.

21.

—¡cumpleaños Irina, cumpleaños feliz! —todos aplaudieron y chiflaron, Lutz sopló las velas con sus ojitos cerrados. Daniel sintió que el corazón se le derritió de amor al ver esa imagen.

— ¡abrí los regalos Iri! —gritó Cande y ella asintió.

le pasaron las bolsas, mientras abría los regalos ella iba mostrando su contenido y a veces reía por los comentarios que Monzón hacía. Tomó la última bolsa, y leyó la tarjeta.

"feliz cumpleaños mi amor, sos eterna."

—ay ese debe ser de Daniel porque sonrió re lindo, mirá. —decía Valentina mientras se recostaba en el hombro de Valentín se llevaba las manos al pecho.

dentro de la bolsa venía una foto de ellos enmarcada, era una foto hermosa. La imagen que daba era a Daniel abrazándola y escondiendo su rostro en el cuello de ella, y a Irina sentada riendo, la foto que había tomado la mamá de Daniel el día que la conoció.

—está hermoso. —dijo con una sonrisa mientras veía a Daniel.

la ayudó a ponerse la cadenita que caía sobre su pecho, la miró embobado se veía preciosa con ese vestido rojo de florecitas blancas. Estaba enamorado, no existe vuelta atrás.

el ambiente emanaba alegría y felicidad, para Irina era un cumpleaños distinto pero feliz, por primera vez en mucho tiempo la típica canción que se usa en estos festejos tenía coherencia para ella. Era un cumpleaños feliz.

vio a Guille ir a la puerta, quién luego volvió y le dijo algo a Sandra en voz baja que rápidamente se levantó y fue hasta la entrada de la casa.

un pesado silencio se hizo presente en la casa de los Lombardo cuando en el living apareció la mamá de Irina. La sonrisa que tenía hace unos minutos se había ido.

—feliz cumpleaños hija. —habló mientras estiraba una bolsa pequeña de regalo. Irina miró a Sandra y esta caminó hasta su lado.

—mi amor, al final de cuentas es tu mamá y sé que no hizo las cosas bien pero al menos acepta el detalle que te ha traído. —decía mientras la abrazaba por los hombros.

se acercó a su progenitora y tomó el regalo, y susurró un gracias.

—¿podemos hablar? —pidió la mujer, Guille que estaba detrás de esta asintió.

—bien, hablaremos en la cocina. —Irina caminó hasta la cocina, Daniel le dio una mirada de compasión sabía que estaba dando su mejor esfuerzo en no romperse.

—mi vida, yo sé que no vengo haciendo las cosas bien pero yo te amo ¿si? Y en casa te extrañamos. —dijo cuando ya estuvieron en la cocina.

—¿me amas? —dijo con ironía— claro, me amas tanto que ni tan siquiera te apareciste en mi graduación, me amas tanto que ni tan siquiera me buscaste en navidad, me amas tanto que...

—bueno Irina perdón —la interrumpió— pero en casa te extrañamos. —dijo tomando su mano pero ella inmediatamente la alejó.— mi amor vuelve a casa, te necesitamos las plata no nos alcanza y ocupando un sala...

Irina la miró incrédula. No, no la extrañaba, la necesitaban y la necesitaban para ponerla a trabajar y así mantener a su hermano, no la extrañan porque la aman, la extrañan porque la ocupan.

—que cara dura que sos, presentarte en el cumpleaños de tu hija, arruinarle el festejo y mentirle de esa forma. Vos no me extrañas a mí, extrañas la plata que te daba para mantener a mi hermano, sos increíble, por favor vete.

—entendé amor, las cosas están difíciles y tu hermano...

—¡vete! —Guillermo y Sandra aparecieron inmediatamente para llevarse a la mujer.

no podía creerlo.