Mi último argumento

La Cita (parte 1)

-Por qué papá no habló conmigo antes de comprar los boletos de avión? - Korra sabía que su visita no era por motivos sociales, Mako se había excedido una última vez, y este le había advertido que a pesar del amor que le tenía, no le permitiría lastimar a su niña una vez más.

Por otro lado, estaba Senna, Mako siempre le había mostrado devoción a su madre en cuanto esta los saco a él y a Bolin de las calles.

Había un acuerdo tácito entre ellos en el que se entendía que los dos varones velarían siempre por la seguridad de las mujeres de la casa.

Pero Mako se había enamorado de Korra en cuanto la vio aquel día en su habitación, había intentado suprimir esos sentimientos por respeto a las personas que le dieron un hogar a él y su hermano menor.

Pero la transición de la niñez a la adolescencia de la morena, le había pasado una alta factura, esta había pasado de ser una niña descuidada a una mujer con rasgos muy bien definidos.

Korra amaba practicar todo tipo de deportes, lo que había desarrollado su cuerpo de manera escultural, todo muy bien definido y en las proporciones adecuadas y si a eso se le sumaban las facciones delicadas de su rostro más esos penetrantes ojos azules que combinaban a la perfección con su tez morena y el cabello a veces recogido en unas hermosas coletas, daban ese aire de una belleza exótica en todo su esplendor.

Mako había jurado que sus sentimientos por Korra, eran puramente filiales.

No había nada más aparte de eso, hasta el día en el que peleando con Bolin decidió esconderse en la habitación de su hermana y dentro del closet había aguardado pacientemente a que ella o Bolin aparecieran para asustarlos de muerte.

No había contado con que Korra saldría de la ducha aún en toalla y decidiera cambiarse dentro de su habitación.

Por qué justo ahora, si ella siempre salía lista del cuarto de baño, justo el día que él había elegido para esconderse en su closet, ella se quitaba la toalla de su cuerpo y le permitía apreciar todas las mieles que se le dan a las adolescentes a esa edad.

Con solo 17 años su hasta ese momento hermana menor le demostró lo que es capaz de hacer la testosterona en los hombres, un instinto salvaje creció dentro de él, algo que había experimentado con otras chicas, aunque en menor intensidad.

Su erección lo sorprendió incluso aún más que el hecho de que, aunque luchara con todas sus fuerzas no hubiera podido quitar la mirada del cuerpo desnudo que se paseaba en sus narices.

No podría salir en ese estado, podría explicar su presencia en aquella habitación, pero jamás aquel enorme contratiempo en sus pantalones.

Así que hizo uso de toda su fuerza de voluntad y suprimió su deseo de continuar viendo a su hermana sin su consentimiento.

Desde ese día, los sentimientos de Mako hacia Korra habían cambiado radicalmente, no era culpa de nadie, no había sido forzado ni tampoco planeado, pero ya no había vuelta atrás.

Había luchado incansablemente por cambiar su sentir hacia su hermana, pero estaba irremediablemente enamorado de ella, y se habría propuesto varios meses después conquistarla.

Korra intentaba recordar en qué momento todo se había salido de control con Mako.

Mako quien era 2 años mayor a ella y cursando la universidad había decidido valerse por sus medios y buscar una casa para él, hablando con Tonraq, le había explicado que estaba agradecido por todo lo que les habían dado y ellos siempre serían su familia, pero que para él había llegado el momento de continuar.

Papá en ese entonces se había sentido orgulloso de que uno de sus pequeños estuviera en el hermoso proceso de volverse un hombre, completamente independiente y capaz de valerse por sí mismo, Mako, aunque estaba viviendo considerablemente lejos de casa, nunca se perdió un fin de semana familiar.