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Shuichi buscaba desesperadamente en su mochila, comenzando a sentirse más y más ansioso. La profesora y sus compañeros le miraban expectantes, esperando a que el detective sacase su libro de biología de la mochila de una vez y comenzase a leer la página 86. Después de que Saihara hubiera rebuscado en cada bolsillo de su mochila, estaba bastante claro que no tenía el libro consigo.

            —Creo que me he olvidado el libro en casa—pronunció en voz alta lo que ya todos sabían—. Ayer estuve estudiando por la noche y debo haberlo dejado sobre el escritorio.

Al instante se sintió estúpido por haber dicho aquello. Era una deducción, pero había sonado como una patética excusa. Y sobre todo, era un golpe de mala suerte, pues justo aquel día su amiga y compañera de pupitre Kaede había faltado, por lo que no podría compartir el libro con ella.

Esperaba que su profesora le regañase rápido y dejar de ser el centro de atención de sus compañeros. Pero, por suerte o por desgracia, uno de sus compañeros habló. Y no era precisamente alguien con quien no tenía relación.

            —Saihara-chan puede sentarse a mi lado y compartir el libro conmigo. Si usted lo cree conveniente, profesora.

La atención general pasó a centrarse en Kokichi Oma, quien había hablado. Era el único cuyo pupitre contiguo estaba vacío, ya que debido a su tendencia de hablar con cualquiera que estuviera cerca durante las aburridas clases los profesores habían decidido aislarle. Por supuesto que iba a tomar cualquier oportunidad para conseguir que alguien se sentase con él, y más si ese alguien era su querido Saihara-chan.

Por una vez, la profesora decidió hacer una excepción. Con un ademán, indicó a Shuichi que se levantara y se sentara al fondo de la clase, junto a Kokichi. Este sonrió inocentemente a Saihara, quien evitó el contacto visual con ayuda de su gorra y simplemente fijó su mirada en el libro, comenzando a leer la página indicada con la voz más clara que pudo emitir. Iba a tratar de prestar atención, a pesar de tener a su crush tan cerca suya.

Pronto la profesora traspasó el turno de palabra a otro alumno, por lo que Shuichi solo siguió el texto con la mirada a medida que su compañero leía. O al menos eso hizo hasta que sintió una mano sobre la suya, que descansaba sobre la mesa.

Parecía ser el momento ideal para replantearse su relación con Kokichi. 

El pelimorado le confundía. Entre tantas mentiras y verdades no era capaz de descifrar qué era lo que realmente estaba pensando Oma, lo que realmente estaba sintiendo. Solo sabía que sentía su corazón latir el doble de rápido cuando él estaba cerca, que el calor en su cara aumentaba, que comenzaba a tener la sensación de que mil mariposas invadían su estómago. Cada vez que Kokichi le guiñaba un ojo y le sonreía, cada vez que hacia el espacio entre ellos disminuir...

La mano contraria sobre la suya comenzó a moverse leve y lentamente, proporcionándole suaves caricias. La idea de prestar atención a la clase había sido descartada en el mismo momento en el que la mano del joven líder supremo había aterrizado sobre la suya. Toda su atención le pertenecía ahora a Kokichi.

Tuvo que contenerse para no cerrar sus ojos, completamente relajado gracias al agradable calor que desprendía la mano contraria. Pero pronto, el pelimorado la apartó, provocando que Saihara le mirara al sentir el frío y la ausencia del tacto. Oma pasó la página del libro, acción que el resto de sus compañeros de clase también realizaron. Su mirada buscó la del detective, a sabiendas de que estaba siendo observado por él.

            —¿Tanto te estaban gustando mis caricias?—susurró, una sonrisa de medio lado surgiendo en sus labios.

Los dorados ojos del más alto desviaron la mirada a la pizarra enfrente suya, el sonrojo en sus mejillas aumentando de intensidad. Kokichi no solo reanudó sus anteriores acciones, sino que además acercó aún más su silla a la de Shuichi y apoyó su cabeza en el hombro contrario. Estaba poniendo cada vez más nervioso al detective y lo sabía, de hecho, lo estaba haciendo a propósito.

La profesora termino su explicación y mandó algunos ejercicios de deberes, dejándoles el resto de la hora de clases para realizarlos, ya que iban bien de tiempo con respecto al temario.

Saihara provocó un cambio de posición al pasar el brazo en el que el líder supremo estaba apoyado por sobre sus hombros, atrayéndolo hacia su pecho. Kokichi no se esperaba aquello, pero decidió aprovechar; cesando las caricias en la mano de Shuichi, se acurrucó en su pecho y cerró los ojos. Ciertamente había dejado de ser una posición sutil para adoptar en clase, por lo que ciertos alumnos comenzaban a observarles de reojo. El detective se arrepintió pronto de haber provocado aquello.

Acariciando la espalda de Kokichi, Shuichi trató de no fijarse en los ojos sobre ellos. Cerrando también los ojos y seguro de que su profesora probablemente no les llamaría la atención, ya que estaba concentrada en el ordenador, se concentró en disfrutar el momento. Momento que probablemente acabaría como todos los demás momentos así que había compartido con el líder supremo, con él hecho un lío con sus emociones y preguntándose si Oma corresponde sus sentimientos.

Al sentir un peso extra sobre sus labios, abrió los ojos de golpe, su mente quedando en blanco. Era la primera vez que Kokichi le besaba. En realidad, era la primera vez que alguien le besaba. Notó que el contrario tenía en su mano el libro, cubriendo sus rostros de las miradas de sus compañeros, en un intento de concederles un mínimo de intimidad. Shuichi lentamente comenzó a devolverle el beso, que el más bajo rompió en breves instantes. Ambos más conscientes de su nerviosismo y de cómo se sentían al estar juntos que nunca, huyeron de la mirada del otro.

El final de la clase no tardó en llegar, con él el sonido del timbre, que provocó que el pelimorado bajara el libro que tenía en la mano y lo guardara en la mochila junto con el resto de sus cosas. Saihara también guardó su estuche y hojas en blanco que originalmente se iban a convertir en apuntes en la mochila. Tendría que pedirle a Maki los apuntes después.

La profesora fue la primera en salir del aula, y los alumnos comenzaron a ir saliendo poco a poco. Kokichi terminó de recoger antes que Shuichi, por lo que se levantó y se colgó la mochila. Antes de dirigirse a la salida, se dirigió al detective.

            —Me gustas, Saihara-chan.

Tras aquella afirmación apenas audible, que disipó todas las dudas del peliazul, se dirigió a la salida de la clase. Justo antes de salir, miró a Shuichi una última vez, agitando su mano en un ademán de despedida.

            —También me gustas, Oma-kun.

No podía escucharle, pero no importaba. De todos modos, ya lo sabía.

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2021 ⏰

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