Escuchaba las risas de los niños quienes corrían de un lado a otro por todo el jardín, por suerte no había llovido y el día estaba perfecto para disfrutarlo al aire libre.
Estaba acostada en la manta con Nathan, quien jugaba con un pollo de hule y cada vez que hacia un sonido reía. Todavía sentía mucho temor por los niños y por nosotros, tenía un mal presentimiento. No quería volverme paranoica y mirar hacia todos lados esperando que el psicópata llegue por mí, pero si uno conocía su juego tal vez tuviéramos más posibilidades de ganarle.
Al menos logre descansar y eso fue gracias a Eros, me tomo desprevenida. Nunca hubiese imaginado que se quedaría en la habitación y mucho menos a dormir en un mueble que a pesar de verse cómodo no era el mejor lugar para descansar.
Seguía siendo Eros, su forma de ser no cambiaba. Sin embargo su actitud mejoraba con el tiempo y eso hacía muy difícil las cosas, no necesitaba que me gustara más.
Sentí un escalofrió recorrer todo mi cuerpo y mire a los niños asustada, al verlos correteando y siendo felices pude respirar tranquilamente. Necesitaba una distracción, empecé a leer uno de los tantos libros que Alek me recomendó.
—Así que te vas por una temporada — baje el libro y lo miré con cierta curiosidad
¿De dónde había salido?
—Hola Thomas, ¿Cómo lo supiste?
—Clare me comentó algo, espero tu mamá este bien — intente no parecer nerviosa por ese asunto — ¿Cuándo partes?
—Seguramente el lunes — intentaba no pensar en el viaje — todavía tengo que comprar el boleto y empacar.
—Lo más importante — lo dijo bromeando pero no lo encontré gracioso — Yo... quería disculparme por mantenerme alejado — se le notaba el cansancio por todo el cuerpo, incluso parecía un poco enfermo — solo seguía las órdenes del señor Goldssom, con respecto al día de la cita... lamento haberte dejado sola — sonríe a modo de disculpas — merecías una noche inolvidable — no lo lamentaba, si termine teniendo una noche que jamás podría olvidar.
Obviamente no le diría eso.
Thomas parecía un buen hombre, merecía tener a una mujer que viera su valor y yo no lo era.
—Tranquilo, entiendo completamente — sonreí — borrón y cuenta nueva.
—Sí... dudo mucho que él me permita estar cerca de ti— noto rabia en su tono de voz, lo cual fue muy extraño, Thomas no parecía el tipo de hombre que se molestara por nada — aprovecho que está encerrado en su despacho para hablar contigo — mire a Nate quien balbuceaba llamando mi atención.
—Sí, es un gallo, G-A-L-L-O— deletree y me miro concentrado, seguíamos esperando que dijera su primera palabra, tampoco es que diría gallo pero si una palabra más fácil como papa.
— ¿Él ya está mejor? — le sonrió al bebe pero este no le prestó atención.
—Sí, es un pequeño guerrero — lo cargue dejándolo en mi pecho, Nate suspiró siempre lo hacía cuando estaba en esa posición. Deje un beso en su cabeza.
—Fue una mordida de perro muy fuerte. — Asentí queriendo no recordar— quería decirte algo — ya puedo imaginar que pudiera ser — me gustas Eva y mucho, no puedo seguir ocultándolo.
—Thomas no...
—Sí, es muy notorio — ¿ahora leí mentes? — algo pasa entre ustedes y no deseo meterme, sé cuándo retirarme de una batalla.
—Lo que sea que pienses, no — lo mire seria — no hay nada entre Eros y yo.
—Aún, solo es cuestión de tiempo que caigas — se encogió de hombros — todas caen y terminan mal, solo ten cuidado — no sabía cómo tomarme lo que me dijo— espero tengas un buen viaje.
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Aquello Que Ocultamos
RomanceUn trabajo, una nueva oportunidad, fue lo que pensé cuando el apellido Goldssom llegó a mi vida. No solo fueron nuestros caminos los que se cruzaron sino también nuestros secretos. Y aquello que ocultamos resultó ser una pieza decisiva en el juego...