2. F•24 ³

948 35 2
                                    

3/3

Al llegar a mi escritorio respiré profundo, como siempre hacía para aclarar mi mente antes de algo importante, y me senté a revisar detalladamente el itinerario y el material de los invitados. Hice las llamadas necesarias y no me detuve hasta terminar. Eran más de las cuatro y ya l a había
confirmado la asistencia de los artistas y revisado  los catalogos fueran enviados a sus hoteles y casas. Mi esto mago me avisó que era hora de comer algo o me desilay arfa, habia pasado todo el día con las calorías de una manza y un café capuchino con leche deslactosada.

—Ay, no. Si no me voy de aqui, no llego a las seis y media.

Di un último vistazo a la agenda: todo marchara bien todo en orden y a tiempo para antes de que comenzara la recepción. Estaba muy emocionada: si las cosas resultaban impecables el primer dia, iban a salir mucho mejor después. Yo encajaba perfectamente en el puesto de asistente en este importante lugar. A pesar de tener veinte anos, en Nueva York me preguntaban si era un poco mayor, asi que podía maquillarme más
sacarle provecho a eso. Decidi dejarme el cabello suelto con ondas estilo brunette, porque una cabellera rojiza siempre favorece. Me pinté los labios de color nude y escogí en los ojos un cat line rojo, un vestido negro con un corte bustier estilo chic y un abrigo cashmere color negro, con zapatos de tacón bajo y medias. Me gustaba cómo me veia, y eso era lo importante, aunque también debía pasar por la aprobación de mi jefa.

—iLista para lo que sigue!

LIegué a la oficina media hora antes, justo como habia calculado. Afuera va se preparaba una lluvia que por suerte pareció esperar a que yo estuviera en la galería, o si no todo mi arreglo se iba a venir abajo. Vi la agenda con los invitados qué emoción! Mi primer día de trabajo ya incluía una fiesta
con nueve artistas reconocidos a nivel mundial: Merllo, Jeff Koons, Ai Weiwei, Yavoi Kusama, Yoko Ono, Frank Stella, Alex Katz, Toshiyuki Inoko y Ron Mueck. Esa noche se daban cita galeristas, compradores y críticos de arte.

Sin esperar más, fui de mi oficina a la sala princinal de la galería. Seguramente mis compañeros ya estaban en el evento, aún no los conocía por completo, pero no tardaría en familiarizarme con ellos. Mientras avanzaba por los pasillos, pensé que lo más conveniente esos primeros días sería establecer vínculos, prestar atención a su trabajo para saber con quiénes podría contar, llegado el momento. Si bien no estaba ahí para hacer amigos, tenia claro que en este negocio el apoyo de otros es fundamental.

Mi tía abuela Susan alguna vez me había dicho que lo principal es ser selectivo con amigos y compañeros, y crecí teniendo en cuenta sus palabras. En efecto: varios de ellos ya estaban ahí, vestidos de manera elegante pero sencilla, nada que ver con las galas de arte que fotografiaba la prensa. Los reconocí porque en mi agenda estaban sus fotos y nombres, F•24 pensaba en todo.

—Hola, soy Ana Lee –saludé a uno de los asistentes, el hombre de cabello plateado–. La señora Olivia me dijo que estuviera desde temprano. Ella está aquí?

—Si, llegó hace una hora. Está recibiendo personalmente a los artistas.

—Hay algo en lo que pueda ayudarle? Tal vez a recibirlos o..

—No, querida –respondió con una sonrisa que no sabia si era amistosa o de burla–. Ella se encarga de eso, no son muchas personas, pero están en la terraza de atras.

—Bueno, entonces veré si necesita que...

—No hace falta. En todo caso, nosotros la apoyaremos

Su respuesta tan cortante me desconcertó. Mi trabajo sería solo estar ahi mientras entraban algunas personas? No acompañaria a ninguno: A pesar de que éramos varios, vo tenía claro que mi papel ahí también era importante, si no, por qué Olivia me había pedido ser puntual y no dejar ir ningún detalle. Por eso me extrañó que no me pidieran ir de una vez a asistir a mi jefa.
Pensaba en eso cuando otra mujer, más o menos de la edad de él, se me acercó:

—Ana Lee, verdad?

—Sí, soy yo.

—Soy la encargada de logística de llegada y salida de los artistas. Iba a coordinarme con Sebastian pero no vino. sé que resolviste su trabajo, bien hecho. Vengo de estar con Olivia y los invitados, si en media hora ella no te busca, puedes irte, todo está bajo control.

Había pensado que tendría que estar durante toda la ceremonia de bienvenida, pero si alguien del personal y que acababa de hablar con Olivia me daba esas indicaciones, lo mejor era obedecer y hacer las cosas bien. A las ocho todos los invitados estaban en la terraza, listos para el brindis, y Olivia no salía porque permanecía ocupada con ellos y la prensa, así que era momento de irme.

🌟🌟🌟

Al día siguiente, apenas me senté detrás de mi escritorio, el teléfono sonó. —La señora Olivia quiere verte en su oficina: ahora
mismo anunció la secretaria.

Llegué lo más rápido que pude, la secretaria me dijo que pasara de inmediato. Cuando estuve dentro, la noté mucho más seria que el día anterior.

—Lo primero que te dije cuando entraste ayer por esta puerta era que tenías una gran responsabilidad en esta empresa. No cualquiera puede hacer una pasantía, mucho menos a tu edad y sin haber terminado la carrera, y entrar
Como asistente de mis asistentes.

—Señora, yo...

—No sé si llegaste anoche, no te vi. Te dije que estuvieras antes de las siete, debías hacer lo mismo que Sebastian y estar cerca de mí por si necesitaba algo. No te presentaste.

—Sí vine, estaba afuera con...

—Tu lugar era a mi lado, pendiente de mí y de lo que yo te indicara. Ese es el papel de Sebastian, y en su ausencia tü debes cubrirlo igual o mejor, Ana. Si no puedes o no quieres este trabajo, es mejor que te vayas ahora mismo.

Sus palabras me dejaron helada. Incluso el tono de voz era más firme, estaba molesta conmigo.
La bienvenida había quedado atrás, ahora debía hacer frente a esa situacion. lba a balbucear cualquier cosa, pero primero tomé aliento
para darle una explicación, la única.

—Pero sí vine. Mi compañero, uno de los...

—Responsabilizar a otros por una falta es una pesima presentación, Ana. Ahora tienes dos opciones: te va s inmediatamente de esta galería y seguimos con nuestras vidas de manera normal, o te quedas y cumples con tu trabajo como debe ser.

—Señora.. yo... yo... me quedo.

—Dile a Luisa que te dé los pendientes de la semana. Hay mucho trabajo por hacer mientras regresa Sebastian. Oue sea la primera y iltima vez que haces esto. Te repito lo de ayer: confío en ti, y quiero que esto quede como un malentendido y no como una conducta recurrente de tu parte.

Olivia dirigió la mirada a los papeles que tenía sobre el escritorio, dando por terminada la reunión, y yo salí de la oficina. Me temblaban las piernas, sentía un nudo en la garganta y luchaba por contener las lágrimas. Junto a la secretaria estaba el asistente de cabello plateado, con la misma
horrible sonrisa de burla. Una Ana más impulsiva que no se dejaba tratar así por un desconocido le hubiera echado encima la taza de café del escritorio, pero solo recogí las carpetas con los pendientes de la semana y seguí mi camino
hasta la oficina. No me iba a dejar pisotear por nadie, iba a permanecer en esa galería a como diera lugar y les demostraría que era digna de confianza.

.
.

Finalmente Soy Yo • Lesslie PolinesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora