Salí un poco después de mi hermano del cuarto, anduve un poco por el pasillo, al final decidí salir en busca de Rose, sí, he dicho Rose. Salí a la calle sin nada más que una camisa y unos tejanos anchos, no llevaba llaves así que no pude entrar a por una chaqueta, tampoco quise llamar, no quería molestar a Tobías. Llegué a la parada de autobús más cercana, entonces revolví en mis bolsillos, encontré los diez dólares que me había dado mi madre para la comida del instituto, no comí nada porque no me apetecía. Miré el cartel para ver que autobús podría llevarme al centro de la ciudad, el que llegaba más pronto estaba a punto de llegar así que me fue bien. Me senté en ese banco que hay en la parada y esperé observando la pantalla apagada de mi teléfono, estaba despeinada, tenía ojeras y mi cara estaba especialmente blanca, me daba igual, supongo que a nadie le importaba mi aspecto, a nadie le importaba yo… Pasaron varios minutos antes de que el autobús llegase, y cuando lo hizo subí de un salto, pagué al hombre que conducía y me senté en uno de las sillas vacías, no habían nada más que tres personas, una mujer mayor, el que parecía ser su marido y un joven de una edad parecida a la mía, era rubio, ojos verdes, no muy alto. Llevaba el pelo aún peor que yo, pero era mono. Saqué mi móvil y me arrepentí de no haber traído mis cascos, abrí la aplicación de instagram y empecé a mirarlo, entonces me quedé flipada, vi una foto de Brent. Era una foto con Joshua, no era reciente, ni mucho menos. En ella decía: “Colega, se te echa de menos, espero que nunca te olvides de mí, yo te quiero como a mi hermano, espero que algún día vengas a verme… PD: Te amo cariño mío, perdón por no despedirme luna.”
Sabía perfectamente que lo de luna iba por mí, él siempre me lo llamaba, estaba a punto de llorar de nuevo, pero si lo hacía acabaría provocando un desastre, así que me mantuve, pestañeé unas cuantas veces y se me fueron las ganas de llorar. Después de veinte minutos estaba en la parada que era mi destino. Bajé y me situé, el centro estaba a dos calles, así que anduve hacia mi meta. Cuando ya estaba allí, llamé al timbre, me abrió Bob, el hombre grandullón, sí, el de seguridad.
-¡Moon! ¿Qué haces aquí?
-Vine a ver a Rose.
-Pasa pequeña.
Seguí a Bob a la oficina o cuarto de Rose, cuando lleguemos llamé a la puerta suavemente, ella abrió, cuando me vio me dio un gran abrazo.
-Moon, cuanto tiempo sin verte, ¿Qué haces aquí?
-Verás… Quería comentarte un tema…
Le conté todo lo de Brent, lo de la depresión, lo de los ataques, los dolores horribles de cabeza, la sangre en la nariz… etc.
-Pero…
-Vayamos al grano, quiero volver.
-No puedes, eres libre.
-¡Quiero volver! En mi casa hago daño a quienes me quieren y eso no me gusta.
-No puedes volver, no te lo voy a repetir más veces, Moonlight Valeria Dallas, ya no estás ingresada, y a menos que un medico lo diga, no puedes volver.
-¡JODER ROSE! No me hagas esto… NO QUIERO VIVIR.
-¡CALLATE! Eso no lo digas ni en broma, ¿eres tonta o que te pasa? Brent está bien, y tú también, no le des más vueltas, no puedes cambiar su maldita decisión, ¿vale? No mandas sobre él Moon.
-Quiero a Brent…
Lloré, lloré desconsoladamente.
-Si muero en algún sitio quiero que sea aquí, al menos te tendré a ti, y podré estar con mi verdadera madre, porque la otra fue la que me abandonó.
-¿Otra vez con esa historia? Moonlight, haz el favor de no exagerar, vuelve a tu casa, aquí no puedes volver.
-Pues moriré sola.
-Idiota.
Me levanté, todos los libros de una estantería cayeron y tras ello fueron muchas más cosas, salí de allí, me encerré en el baño del pasillo y me senté en la taza cerrada del inodoro y seguí llorando desconsoladamente, cayeron cosas fuera, cosas encima de mí, pero me dio igual, en esos momentos no sentía nada, solo un vacío en mi interior, todo era demasiado grabe. Entró Rose, me abrazó, yo me callé, porque sabía que estaba haciendo daño, así que decidí dejar de llorar y por cualquier motivo me desmayé. No sé aún el motivo por el que me desmayé, sólo sé que lo hice, y acabé en el centro, sí, pero no por mucho tiempo…
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El don de la luna.
Romantik¿Un don o una maldición? Nunca llegué a saber de que se trataba. Viví encerrada en esa clase de manicomio la mayor parte de mi vida, y ahora, ahora he decidido explicar al mundo lo terrible que era ese lugar. Y Brent... Brent, fue realmente lo único...