solo unas vacaciones

El permiso

¡No puedo más!, me ahogo entre estas cuatro paredes, quiero salir de este lugar que me deprime aún más.

Pero bueno, vosotros no os vais a enterar mucho a si que me voy a presentar y aclarar un poco por qué estoy así.

Me llamo Nekane, soy vasca de ahí ese nombre, tengo 23 años y estoy interna en un centro, os cuento, soy anorexia desde hace cuatro años y hoy me voy a reunir con el director para que me de el alta ya que estoy mucho mejor, me gustaría salir de una vez y poder ver mundo como un día mi abuela me prometió cuando me dejaron en este lugar.

Ha llegado la hora de hablar con el hombre que me dejará libre o me dejará aquí durante otro largo periodo de tiempo. Estoy delante de la gran puerta marrón del director con unos extraños dibujos que no se sabe ni se distingue que son.

Estoy muy nerviosa, y noto como mi corazón palpita y me tiemblan las piernas.

Toco dos veces y abro la puerta, me asomo y observo al hombre que está sentado, no parece muy mayor, tendrá como unos treinta y pico, es moreno y tiene melena, es muy guapo a demás parece simpático y algo misterioso. Me quedo mirándolo con los ojos muy abiertos esperando a que me diga algo o me haga algún gesto cuando me sonríe.

?: Adelante, pase y siéntense.

Me dirigo hacia la silla que esta justo delante de ese hombre misterioso y me siento en ella lentamente y muy nerviosa.

?: Hola, me llamo Miguel y soy el nuevo director, dime ¿en qué puedo ayudarte?

Nekane: Mire, pues que el médico me dijo que me podía dar ya el alta.

Miguel: A ver, usted ya es mayor de edad y puede decidir si salir del centro o no. Pero si quiere mi opinión no debería hasta que su peso se estabilice, pero por su buena actitud y su colaboracion le puede dar unas vacaciones para ir a ver a su familia, ya sabe, despejarse un poco.

Nekane: Bueno, algo es algo, me parece bien, muchas gracias.

Mientras Miguel hizo el papeleo para poder irme de vacaciones, yo pensaba a donde podría ir en esas maravillosas vacaciones.