Era una noche brillante, iluminada por lámparas y fuegos artificiales, todo era tan resplandeciente que inclusive algunas personas miraban al cielo para confirmar que si, eran las ocho de la noche.Las calles estaban repletas de niños jugando, adolescentes enamorados, de familias alegres y de otras no tanto.
El parque principal estaría completamente vacío de no ser por ella.Aunque Lorena no pensara de la misma manera.
¿Por qué aquel hermoso parque estaría tan desolado en un día de festividad? ¿Por qué los niños no estarían jugando ahí y las parejas no irían a caminar agarrados de la mano?
La respuesta era bastante simple, porque Lorena estaba ahí.Desde la muerte de su padre, o quizá desde antes, ella no había podido hacer amigos de su edad, menores, o mayores que ella. Bueno, realmente no podía hacer ninguna clase de amigos porque hasta parecía que los animales huían de ella, al menos nadie había visto alguno cerca de Lorena.
Los recién llegados a la ciudad no creían en aquellas historias urbanas ¿cómo una linda chica de quince años podría ahuyentar a alguien? Pero no tardaban mucho en descubrirlo.
-Estoy demasiado aburrida-se quejaba mientras tomaba impulso para columpiarse.
Escuchó un ruido que le hizo perder el equilibrio y cayó contra la arena.
-¿Estás bien?-un señor de unos treinta y dos años le ayudó a ponerse de pie.
En ese momento ella no se preguntó como apareció tan rápido si sólo hace unos segundos sólo estaban ella y sus amigos, como les llamaba. Pero debió habérselo preguntado.
Toda la luz que irradiaba hace unos segundos se fue y causó bastantes gritos, la mayoría de niños.
-Ven conmigo, puede que esto sea planeado, ya que el presidente vino de visita.
Lorena miró sobre su hombro pero sólo veía la misma oscuridad, la luz de la luna le ayudó a distinguir la respuesta afirmativa, así que le siguió.
Pero la luna la había engañado y no, la respuesta había sido la de siempre, la respuesta que siempre anhelaba no había llegado aún.
-No debes estar sola, aunque haya luz, ya ves lo que puede pasar-corría agarrando la muñeca de la chica.
-Pero no estaba sola, no lo estoy-se limitó a responder.
Cuando las luces volvieron y ellos seguían corriendo supo que había cometido un error, que ellos se lo dijeran sólo lo confirmó.
Pero ellos no podían ayudarla, no sin su permiso, y ella nunca lo daría, no quería que volvieran a salirse de control. No volvería a suceder.
-Acabo de recordar que tengo algo que hacer-le hizo saber cuando ya habían avanzado tres cuadras.
Claro que tenía algo que hacer, tenía que huir de él.
Lorena no vio cuando sacó el trapo empapado de aquel líquido que la puso a dormir.
Pero un chico de ojos oscuros que estaba escondido detrás del bote de basura si lo hizo. Tampoco es que haya servido de algo, ya que después de verlo regresó a su casa sin decir nada a nadie.
-Si hombre, ya la tengo-hablaba el hombre del parque por teléfono. Su voz la había despertado-. No hay de que preocuparse, nadie se dará cuenta si desaparece o no, tampoco se porqué le tienen tanto terror, es sólo una niña estúpida.
Aún mareada por el cloroformo pudo distinguir el departamento, algunas paredes eran azules, a otras aún se les veía el cemento.
Sin ventanas o vías de escape más que la puerta principal, habían dos puertas más, pero tenía miedo de saber que habría dentro de ellas.
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Estarás bien.
RandomLa historia de una linda niña a la que por alguna razón nadie se le acercaba, o al menos eso pensaban y otras historias.