Todo el trayecto de ida y de regreso estuvo pensado cómo la estaría pasando su novio con los alumnos, si se rindió en las primeras horas, realmente esperaba que bien y lo pudiera sobrellevar de la mejor manera.
Fue un alivio divisar el portón de la mansión, estaba más cerca, Raven a su izquierda hablando sobre las cosas que ayudarían a la jovencita dentro de la escuela. Observó las frondosas y frescas hectáreas verdes que se extendían sin fin, posiblemente ofrecería a su mocoso ir a perderse en alguna parcela durante la tarde, lo necesitaba para él solo; se perdió pensando por la ventana con aún el matrimonio de amigos hablando bajo uno en alemán y el otro seguramente telepáticamente, el director no le gustaba los escándalos y disturbios de adultos frente a los menores.
—No te preocupes, hay siempre habitaciones para los recién llegados, te presentaremos algunos amigos y ellos te mostrarán las áreas comunes ¿No es así Logan?— la mutante rubia llama la atención del mayor e incluso los adultos de adelante.
—Sí, varios querrán mostrarte todo. Harás amigos rápido— asegura volviendo a lo suyo por la ventana; cosa de un par más de minutos andando habían llegado a la mansión de estilo neoclásico, había visto muchas antes que fuese demolidas para construir rascacielos y pavimento, vagamente recuerda que su primer hogar era así.
Baja dejando Raven y Charles darle la bienvenida a Marie, Erik y Logan desaparecieron de la vista en diferentes direcciones. Howlett si no estaba equivocado Peter estaría en el 506 dando su penúltima clase, se asoma un poco por la ventana, viéndole frente al pizarrón escribiendo sin utilizar su velocidad un par de cosas sobre la guerra bélica. Debía admitir que era extremadamente sexy verlo serio y concentrado dictando o hablando, tampoco iba a quitarle crédito a lo tierno que se ve tratando con los niños mira su reloj de mano no faltaba tanto para que esa clase terminara. Suena la chicharra. Deja a todos salir, entra cerrando la puerta ganando la atención del profesor Maximoff.
—Vaya sorpresa— no había colores llamativos en su vestuario, aun así para él siempre llamaba su atención.
—Pensé que llegarías más tarde— deja en el escritorio dónde el moreno se está recargando, mira a la puerta y coloca el seguro bajando la persiana, tenían prohibido hacerlo, pero poco le importaba mientras nadie lo viera.
—Fue rápido, los padres ya tenían todo para que la trajeran— pone sus manos en la cintura sobre toda esa ropa estorbosa —también Erik maneja rápido— queja lamentablemente.
—Era porqué venías ahí— sonríe acomodando sus manos sobre los hombros acariciando su nuca —¿Charles lo regañó?—
—Seguramente, pero ya me urgía verte, así que agradezco al chófer desquiciado— lo jala a su cuerpo pidiendo un beso, el cual se le fue concedido. Comenzó suave, pero se intensificó con la nada, sólo un lindo te extraño mudo.
El menor se relame los labios al final —despiértame cuando te vayas, al menos para que me des un beso de buenos días— reclama al recordarlo.
—Te lo di, pero no te diste cuenta— pudo reconocer su propia loción en la piel ajena, esparció besos por las mejillas —Profesor ¿ya está desocupado?— ocupa la misma frase que él cuando lo visita entre clases —tengo una propuesta, salir a caminar al jardín—
—Tiene mucha suerte, Howlett, está fue mi última clase— se deja besar y ser consentido —pero debo de dejar todo esto en el escritorio, si no el maestro gruñón que me encargó se va molestar— se separa tomando su bolsa de regalos con los papeles.
Frunce el ceño, el mocoso le perdía el respeto a cada rato, llama la atención aquello en su mano, está algo confundido al ver la bolsa—¿Y eso?— hasta donde recuerde él no le había enviado nada.
—¡Oh! Mis regalos de los niños por San Valentín, no estabas así que no te dieron nada— concluye rápidamente.
Hurga en la bolsa encontrando dulces, dibujos doblados, pequeñas cajitas que seguramente tenían más dulces, un par de rosas también —tanto dulce te dará diabetes— le quita los papeles y le deja su bolsa.
—Sabemos que eso no pasará— camina a la puerta, volteando para darle un pico y finalmente abrir —amo este trabajo, soy importante— alza ambas cejas.
—Ayer no querías nada— a veces no logra entender los cambios de decisión tan repentinos, pero debía acostumbrarse, andar con él es equivalente a correr al mismo ritmo.
—Descubrí la palabra mágica para controlar masas hormonales— van en dirección contraria de muchos alumnos, algunos un poco más altos que él.
—¿Cómo cuál?— Pietro Maximoff a lo largo de los años le enseñó que era una caja de pandora y un estuche de monerías, jamás sabes que sigue.
—Tu apellido intimida, tendrás que castigar a varios — abre la puerta que les daría un poco de intimidad, pone la bolsa directamente en su mochila para no olvidarla.
—Bueno empezamos contigo, por andar usando mi nombre— cierra con pasador con toda la intención de quedarse un rato a dentro, se acerca al muchacho abrazando lo por la espalda acto seguido besa su mejilla, tranquilo de sentirse en casa a pesar de no estarlo —ten— saca el último cupón estaba sin rellenar.
—¿Esto qué?— no tenía nada ¿por qué lo devolvía? Quería voltearse, pero estaba muy bien sujetado, esa rudeza le gustaría más tarde en casa.
—Podría canjearlo para que te quedes con este anciano gruñón un tiempo largo tiempo— susurra a su oído, deposita sus labios en uno de sus espacios favoritos: debajo de la oreja, pero detrás de su mandíbula.
La vida, ni su madre o las lecciones escolares, mucho algunos libros estúpidos que romantizaban el amor como si fuera nube de algodón lo había preparado para esos momentos repentinos donde su pareja decía cosas encantadoras, concisas e intensas —amor— eran cosas que le encantaban de sobremanera, las apreciaba como un tesoro, aunque el mayor demostraba en su mayoría con acciones o caricias siempre desde la comodidad de ambos, no necesitaba regalos ostentosos o un día en especial para celebrar su tan sincero amor —siempre serás al lugar que quiero volver— ladea su rostro para verle de reojo —te amo con tal profundidad, la anchura y la altura que mi alma puede alcanzar— era más una promesa pactada con un beso que duraría una eternidad, que un simple cupón canjeado que resultó ser el mejor.
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¡Hola!
Hemos llegado al final de esta bonita historia después de mucho tiempo, muy felices y orgullosos del resultado, es más un regalo de P para L, así que espero a mi amado anciano, le guste.
Por otros lado; los escritores han pasado por muchas cosas agradables, no tan agradables, algunas verdaderamente tristes y lamentables.
Este es un pequeño escape a la cruda realidad que vivimos ahora, cuídense, usen mascarillas, gel antibacterial, alcohol, sanitisantes, desinfectantes, salgan a menos que sea necesario, envuelvanse en papel de regalo o lo que sea conveniente porqué queremos seguir saludando los y convivir por esta plataforma.Con amor.
-L&P.
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¡Cupones!
Krótkie OpowiadaniaPeter se puso creativo para el regalo de cierta persona, pues quería hacerle sentir aún más querido, llevándose el mismo cierta sorpresa. 🐺⚡🐺⚡🐺⚡🐺⚡🐺⚡🐺⚡🐺⚡🐺⚡🐺⚡ ¡Hola a todos! Estamos felices de que hayan llegado aquí a esta nueva historia, de...