HI, DADDY (Adrinette) | +18

Capítulo 1

Lunes, el primer día de una nueva semana. Regresar a la rutina puede ser un poco complicado si tu descanso lo usaste para salir y divertirte. Éste es el caso de una linda chica de mirada azul cielo y cabello azabache.

Desde temprano se levantó para hacer su rutina de ejercicio en su gimnasio privado, porque ser hija del dueño de la empresa Agreste y de la famosa esgrimista Kagami Tsurugi puede darte ciertos lujos. Desde vivir en una gran mansión con más de 10 habitaciones, piscina, gimnasio y un amplió estacionamiento hasta tener tu propia colección de vehículos a partir de los dieciséis años.

Sin dejar que ningún motivo distrajera su rutina diaria, la pelinegra entró a su gimnasio donde estuvo media hora ejercitándose, ya que poseía una gran figura a sus dieciocho años de vida y no tenía planeado descuidarla, su popularidad dependía de ello. Porque si, ella es una de las jóvenes mayormente conocidas de su generación, y no solo por su físico, ella es alguien misteriosa, nadie sabía quiénes son sus padres, sus apellidos no eran de alguien con alta posición social.

Cuando ingresó a esa universidad fue tan repentino que logro causar rumores, ya que no se ve todos los días una nueva estudiante ingresar a una escuela prestigiosa como a la que asiste, sin saber quiénes eran sus padres.  Al principio creyeron que era alguna joven que logro conseguir una beca, pero todo esa historia se derrumbó cuando la empezaron a ver con diferentes automóviles y en ocasiones venía una limusina negra a buscarla, con el paso del tiempo la joven creció en popularidad y más cuando comenzó una relación con Luka Couffaine, el hijo del famoso cantante Jagged Stone (En realidad no era la primera ocasión que se encontraban en una relación, lamentablemente terminaron por una infidelidad por parte del chico a la peli-negra, pero nadie sabe eso.  A excepción de la mejor amiga de la chica)

Terminando de concluir su ejercicio, fue directo a su habitación para tomar un refrescante baño para quitarse todo el sudor que le provocó el estar en el gym. Cuando salió del baño, se arregló para ir a la universidad. Pero antes de irse debía desayunar, aunque eso no le llevaría mucho tiempo, tenían bastante eficiente su personal de servicio, no era necesario esperar mucho tiempo o presionarlos para sus alimentos ya sea que lo comieran en el comedor o en sus respectivas habitaciones.

—Buenos días señorita Marinette, su desayuno se lo traigo en un momento— Habló una señora de aspecto cansado, pero con la suficiente energía para trabajar el resto del lunes.

—Buenos días, Leonor. ¿Mis padres ya se fueron o todavía no despiertan? —Respondió Marinette sin despegar la vista de su celular.

—El señor Agreste creó que se encuentra haciendo ejercicio, y la señora Tsurugi pidió un desayuno más práctico y ligero porque saldrá.

— ¿Kagami saldrá? ¿No mencionó a dónde iría? —Preguntó sorprendida porque es raro que salga tan temprano.

—Sólo mencionó que hay problemas con su empresa y ella misma se haría cargo de ello. Su hermana se encuentra fuera de Francia. Y me dejó de recado decirle que no sature tanto la tarjeta plateada, por lo mínimo hasta el próximo lunes.

Esas últimas palabras llamaron la atención de la azabache y retiró la vista de su teléfono para dejarlo en la mesa y de golpe levantarse, poniendo sus manos en la mesa, provocando un estruendoso sonido.

— ¿PERO QUIEN MIERDA SE CREE ELLA? ¡Me va a escuchar! —No permitiendo que la señora dijera algo más, Marinette se dirigió sumamente molesta a la habitación de sus padres.

Sin tocar la puerta entró, buscando a su madre que justamente estaba saliendo del baño con su bata y una toalla entre sus manos mientras secaba su cabello.

— ¿QUÉ DEMONIOS TE CREES PARA PROHIBIRME USAR MIS TARJETAS? —Gritó la peli-negra sin ocultar el gran enojo que tenía.

La mujer de rasgos asiáticos se sorprendió por la manera que entró, pero se esperaba esa molestia. No por nada la conocía desde que nació.