Capítulo 1

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Me despierto de golpe con la respiración acelerada y con una capa de sudor frío recorriéndome todo el cuerpo. Automáticamente me llevo las manos temblorosas al cuello y toco mi collar.

- Solo ha sido una pesadilla. - Me digo a mi misma para tranquilizarme.

Me giro para mirar la hora en el móvil. Las cinco de la mañana, todavía me quedan dos horas para levantarme. 

Cierro los ojos e intento dormirme. Pero es imposible después de la pesadilla que acabo de tener. Me levanto de la cama y bajo las escaleras de la casa, para ir a la cocina y beber un poco de agua.

Estoy sentada en la barra de la cocina, pensando en la pesadilla de esta noche. Lo raro de esta pesadilla es que no es la primera vez que me pasa.

Desde hace unos años he soñado varias veces con lo mismo.

Siempre hay algo o alguien, que nunca logro ver. Pero siempre estoy peleando contra eso. Al final de la pesadilla suelen cogerme del cuello hasta tal punto en el que ya no puedo respirar. Pero nunca llego a saber que pasa después, nunca llego a desmayarme. Siempre que estoy a punto de hacerlo me despierto. Y lo más importante es que no estoy sola, hay alguien ahí conmigo pero nunca llego a verle. Solo soy capaz de escuchar algo a lo lejos y de sentir su presencia.

¿Por qué nunca llego a ver lo qué pasa luego? ¿Será por qué luego muero y no sabemos lo que hay después de la muerte? ¿Por qué siempre la misma pesadilla?

Siempre las mismas preguntas y ninguna respuesta.

Después de estar un rato en la cocina me decido por volver a la cama e intentar dormirme, aunque sea solo un rato, para no morirme de sueño al día siguiente, ya que por desgracia tengo instituto.

Me despierto por el horrible tono que tengo de alarma. Uff, me siento como si no hubiera dormido en toda la noche. Y en parte es verdad porque después de la pesadilla no dormí casi nada.

Voy a la cocina y me preparo un vaso de leche, después me lavo los dientes y la cara y voy a vestirme. Cuando ya he acabado me peino, para que no parezca una bruja y voy a coger mi mochila con los libros para la escuela.

Cojo el móvil y miro la hora, las 7:30, dentro de nada tiene que venir Nora a recogerme si no queremos llegar tarde.

-Buenos días cariño. - Mi madre baja las escaleras con cara de sueño y me da un beso en la frente. - ¿Qué tal has dormido?

-Buenos días mamá. Muy bien, como un bebé. - Miento. 

La verdad es que no le he dicho nada sobre mis pesadillas, no quiero que piense que tiene una hija que está loca. A la única que se lo he dicho es a Nora y entre las dos hemos llegado a la conclusión de que solo es un mal sueño que se repite. Aunque yo no estoy muy segura de que solo sea eso.

- ¿Ya te vas?

- Sí, estoy esperando a Nora, a ver si esta vez no llega tarde. 

Justo en ese momento me llega un mensaje al móvil.

Nora:

"Ya estoy fuera".

- Es ella, dice que ya está fuera. - Cojo la mochila y le doy un beso en la mejilla a mi madre. - Adiós mamá.

- Lía, recuerda que hoy tengo turno durante todo el día. Te dejaré la comida en el microondas, ¿de acuerdo? - Mi madre trabaja en la biblioteca pública del pueblo. No es el mejor trabajo del mundo, pero al menos nos ayuda a mantenernos económicamente.

Yo también he intentado encontrar algún trabajo, para ayudar en casa, pero se me ha hecho imposible. Al ser un pueblo pequeño no hay muchos puestos de trabajo libre y menos para un estudiante que tiene que tener horario especial.

El mundo de MilhéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora