Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]

Capítulo LXXVIII: Todo lo que no sabía que necesitaba

Regresar a la mansión Selwyn era la peor parte de las visitas a los Malfoy, tener que volver a su realidad, donde un hogar vacío solía esperarla, y alguna que otra discusión con su padre. Casi como un ritual, despertaba tarde el último día que se quedaba allí como si eso pudiera retrasar que volviera, pero esa mañana despertó sin miedo, al tener la certeza que Lucius haría lo que sea para que no volvieran a hacerle daño. El único de los que se lo habían prometido que podían cumplirle.

Una media sonrisa se dibujó en su rostro al abrir los ojos encontrándose ansiosa por levantarse y comenzar su último día con los Malfoy. Aún tenía sus dudas de si extrañaría a Lucius, lo que sentía cuando estaban cerca, su tacto, pero intentó no pensar en ello mientras se levantaba de la cama, concentrándose en el día que tendría mañana, una fiesta de los Selwyn. Su familia adoraba llamar la atención, y la fiesta de un compromiso después de rechazar tantos, era más que suficiente para que exageraran más de lo habitual.

Sin poder desperdiciar las pocas horas que le quedaban allí, salió desperezada de la cama para disponerse a tomar una ducha, y vestirse de manera sencilla, con unos jeans, una camiseta blanca, y sus zapatos negros, como compensación de tener que pasar el día siguiente con vestidos extravagantes sobre todo cuando empezara la fiesta. Dejando su pelo en solo una coleta, salió con prisa de manera directa al comedor sin importarle ni siquiera ver la hora.

Ansiaba verlo de nuevo, más de lo que podía admitir.

Su sonrisa comenzó a disminuir al encontrarse el comedor vacío sin siquiera comida en la mesa, lo que la hizo cuestionarse si habría sido prudente no ver la hora antes de salir casi corriendo hacía allá. Aun así, con una mueca sacó una de las sillas para sentarse en ella y por arte de magia, la comida aparecer delante en la mesa. Cuestionándose cuanto tiempo estaría sola, se sirvió algunos panqueques, miel, algunas fresas sobre ellos, y llenó con leche su vaso para poder comenzar a comer despacio.

— No sabía que estaba tan ansiosa por volver a verme— escuchó la chica a comer su tercer bocado, y casi ahogarse al escuchar su voz tan cerca de ella, sin haber notado su presencia o su aroma hasta que pronunció palabra alguna—. ¿Se encuentra bien? —se acercó mientras ella se limitaba a tomar algo de leche para no ahogarse por la sorpresa, y alzar la mirada cuando estuvo a salvo.