Hiraeth

CAPITULO CATORCE: Intromisiones

Antes de que pueda darse cuenta, el tiempo había pasado rápido y se encontraba en el tren de Hogsmeade hacia Londres, en pos de ir a la Mansión Malfoy durante el receso invernal.

Nyx jamás había festejado las Navidades o las Vísperas de Año Nuevo. Theodore la había observado como si fuese un alienígena al ver que ella fruncía su entrecejo en confusión cuando él le preguntó qué hacía su familia normalmente durante las fiestas.

Draco Malfoy no había vuelto a dirigirle la palabra. Apolo tampoco, cada vez parecía más ausente y Nyx aún no había tenido oportunidad de cuestionarle por qué no había acudido cuando lo había llamado.

La situación con Fred Weasley no había sido muy distinta. Lo había encontrado mirándola en un par de ocasiones, pero en el momento en que sus ojos se cruzaban con los de ella, él corría su cabeza hacia otra dirección. Era bastante frustrante, realmente.

Sin embargo, había utilizado todo el tiempo escuchando reportes de las clases de Oclumancia de Snape con Potter y comenzó a adentrarse aún más en el tema de los linajes de sangre, siendo el libro que Theodore le había dado el portal a un mundo de apellidos y disputas familiares infinito pero igual de infinitamente interesante.

Apolo, Draco y Nyx caminaban en silencio por el estrecho camino de piedra que había entre las rejas de entrada de la Mansión Malfoy y la propiedad. Cuando Draco se adelantó y abrió la puerta de su casa, Nyx detuvo a Apolo.

Él la miró de una manera sobradora, arqueando una ceja. La verdad es que Nyx no había notado lo mucho que había cambiado su aspecto. Lucía...desgastado. Drenado. No tanto por su peso, sino por sus enormes ojeras y su postura. Emanaba un aura tan ligero que a Nyx le pareció incluso justificable que haya faltado al llamado las dos últimas veces. Los tatuajes que cubrían su cuerpo contrastaban fuertemente contra su piel.

-Faltaste a los dos últimos llamados.-Comenzó ella neutralmente. No era una pregunta. Él cruzó sus brazos delante de su pecho.

-Estaba ocupado.-Nyx tensó su mandíbula. Desde aquel cruce la noche de su ataque de pánico no habían tenido otro contacto, pero quizás el momento de debilidad había derrumbado el pedestal sobre el que todos los demás Individuos la habían ubicado. Y no podía permitir eso.

-¿Haciendo qué?-Le cuestionó y cerró la puerta de la casa mágicamente sin su varita ya que Malfoy no la había cerrado. Él no pareció reaccionar.

-Eso no es asunto tuyo, Nyx.-Contestó él con una sonrisa. Antes de que él pudiese procesar lo ocurrido, ella lo había arrojado sobre el suelo, apoyando su pie contra su garganta. Abrió sus ojos ampliamente.

-¿Debo recordarte quién eres tú-Apretó fuertemente contra la garganta de Apolo la suela de su zapatos con tacón que había utilizado el primer día de clases.-y quién soy yo?-Terminó de decir. Él negó con su cabeza, haciendo una mueca de dolor ante la presión de su movimiento contra el pie. Nyx liberó su agarre y él se puso de pie.-¿Y bien?-Inquirió.

-Pasar el tiempo en ese castillo sin tener nada para hacer puede resultar sofocante.-Dijo él frotándose su cuello con una mano. Nyx arqueó una ceja.- Tuve que recurrir a ciertos métodos para sentirme mejor.-Agregó finalmente, sin aportar mucha información.

-¿Cómo qué?-Dijo ella aburridamente, pensando en lo estúpido que había sido. Si Apolo le hubiese comentado que estaba vivenciando lo mismo que ella, quizás podría haberla acompañado al Bosque Prohibido.

-Adrien Pucey y Marcus Flint me dieron unas sustancias Muggles para probar y son...interesantes.-Dijo él pero Nyx había perdido el interés y miró hacia la puerta de entrada.-Eso y sexo.-Agregó. Ella volvió su mirada hacia Apolo con el ceño fruncido. Apolo rió.-Veo que no estuviste experimentando mucho en Hogwarts.-Comentó con sorna.