II

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No se suponía que debía llegar a este extremo. La idea era mantenerme lo suficientemente cerca como para enterarme e informar tus movimientos, no se suponía que debía involucrarme tanto y mucho menos... llegar a algo más contigo.
Se repetía el serbio a si mismo mientras la desvestía y besaba con impaciencia su cuerpo. 

Ella era hermosa de eso no había duda, sin embargo el ya lo sabía desde el momento que vió su ficha personal. En principio fue un dato trivial, irrelevante al propósito de su trabajo. ¿Cómo fue que llegó hasta ese punto? Al punto de ser débil a algo tan efímero como la carne. 

Era lo que aún a estas alturas no comprendía, pero sucedió. Niko sucumbió. Traicionó todo código existente que se exigía a la hora de realizar un trabajo, a su propio juicio, bien hecho. Y le estaba costando bastante salir de allí.
 
Ese hecho le daba rabia, lo enojaba más que cualquier otra cosa en su vida, incluso más que haber sido tan imbecil de dejar con vida al hijo de puta de Darko.
 
El hombre se odiaba, satanizaba cada parte de su ser mientras sentía la calidez que le provocaba estar dentro de esa mujer. Su cuerpo se tensionaba y movía a la par cada vez que se aferraba a esa pequeña cintura. 

Ella por su parte aprovechaba para sentirlo lo más que podía, ocasionalmente raspaba la espalda de su amante en lo que era una especie de caricia dulce.
Sabia que pronto se iría, tal y como lo hizo antes. Tener sexo por alguna razón que estaba fuera de su comprensión lo mataba, siempre llegado el momento la dejaba sola tan rápido que no lograba nunca disipar sus dudas. La situación era hasta ridícula por el hecho de que sin importar lo que hiciera o sucediera Niko Bellic siempre volvia a sus brazos. 

La chica tenía sentimientos encontrados, no sabía si era sólo un juego para el o algo más ya que aveces eso la hacía sentir. Pero poco le importaba a la muchacha, según ella podría decirse que estaba viviendo un sueño, uno que anhelo desde que vio a ese inmigrante de temple sería esperándo a alguien fuera de su Universidad. 
Tenía la esperanza de que el sintiera lo mismo, pero de nuevo, sus acciones la confundían. Sentía que estaba en una especie de competencia de tira y afloje con ese hombre. Aunque cuando el dejaba la guardia baja, cuando por fin podía acercarse lo suficiente, era tan hermoso, tan disfrutable, tanto que sentirlo venirse en ella y oír sus alaridos de placer la llenaban de ganas de vivir. 

El joven se desplomó sobre ella agotado con el cuerpo completamente empapado. Ambos se tomar su tiempo para recuperar el aliento haciendo luchar a sus pulmones por un poco de aire. Al momento de levantar la vista Niko se topo con esos ojos oscuros por los que perdia completamente los papeles clavados en él como si fueran un depredador asechando a su presa desde la negrura. 

Seguramente le costaría la vida y un poco más pero en ese momento ya no tenía dudas, si las tuvo alguna vez logró disparlas. Esa noche lo dio por sentenciado, la amaba con locura.

 Niko Bellic, GTA IV [One-shots] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora