Capítulo 11

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Ron y Harry eran los últimos en los vestidores. Estaban a punto de irse cuando entró Hermione. Estaba torciendo su bufanda de Gryffindor en sus manos y se veía determinada. Quería hablar con Harry, pero él parecía muy feliz ignorándola.

—Quiero hablar contigo... —. Tomó aire —. Ron.

El pelirrojo se acercó a Hermione y ella susurró.

—Felicitaciones.

—Por supuesto que no fue cosa mía, tú me ayudaste.

—Tuviste mucha suerte.

—No es así, y no debiste haberlo hecho. Escuchaste a Slughorn, es ilegal.

Hermione reprimió una carcajada, Ron no era precisamente partidario de cumplir las reglas.

—Mira quien habla —susurró Hermione — ¿Alguien que tomo lo que le di?

—No sabía que era.

— ¿Qué vas a hacer, me vas a entregar? —demandó Hermione cruzando los brazos.

— ¿De qué están hablando ustedes dos? —preguntó Harry yendo a colgar su túnica para que ninguno de los dos lo viera sonreír a causa de sus problemas.

Ninguno de los dos respondió. Solo se limitaron a mirarse.

— ¡No te metas Harry! —la castaña se sentía enojada por la actitud de Ron, y aun más desesperada por la intervención de Harry.

— ¿Por qué no?

Harry estaba viendo hacia Hermione, como si no pudiera creer lo que veía. Ella estaba de parte de Ron después de que él la hacía enojar. Entonces desvió la mirada hacia Ron con molestia y luego regresó a la castaña.

—Tú pusiste algo en tu bebida y ella te lo dio.

— ¿Disculpa? —La cara de Hermione hervía de coraje.

—Me escuchaste —. Señaló a Hermione —. Te vi. Le diste algo Ron para que la pusiera en su bebida.

—No sé de lo que me estás hablando —dijo Hermione alarmada.

Harry se agachó hacia Hermione, de manera que sólo ella pudiera escucharlo, y susurró.

—Deberías ser expulsada por eso. ¡Nunca lo habría creído de ti!

Llevó la pequeña botella precipitadamente a su bolsillo. Hermione sabia perfectamente que sus amigos no eran unos genios, pero al menos esperaba un poco de apoyo. Eran unos tontos, hacia maravillas por ellos y la querían echar de cabeza. Tontos e idiotas, en especial Harry que no le dirigía la palabra por días y de buenas a primeras le hablaba para acusarla. Ron no veía tan estresado cuando levantó su vaso y se tomó todo de un solo trago. Y Harry que al parecer lo había visto todo porque no dijo algo en ese momento, ahora se veía escandalizado.

—Deja de hablar de lo que no sabes.

—Sé perfectamente bien de lo que estoy hablando. Tu le diste Felix Felicis a Ron —dijo Harry señalando a Hermione y luego al pelirrojo —. Y tú agregaste la poción de la suerte en el jugo del desayuno.

—No, no lo hice —acepto Hermione, volteando de nuevo para verlos a ambos.

Hermione se sintió patética, sabía que en algún momento tendría que explicar todo ese alboroto, pero no creía que sus amigos fueran tan severos con ellas. Después de todo ellos habían hecho peores cosas por el bien de los demás.

—¡Si lo hiciste, y eso por eso que todo salió bien, había jugadores de Slytherin que faltaron y Ron paró casi todas!

Era el momento perfecto para que esos tontos reaccionaran de una vez por todas.

Elegido con el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora