Capítulo 19

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A Harry le llevó solo cinco minutos perder su reputación como el Mejor fabricante de pociones en la clase, y ésta se estaba desmoronando justo frente a él. Slughorn había tomado algo de poción de su caldero en su vuelta a la mazmorra, preparado para exclamar el placer que le producía, como lo hacía siempre, en cambio, al olerla, retiró su nariz precipitadamente, tosiendo, ya que el olor a huevos podridos lo había abrumado. La expresión de Hermione no pudo haber sido más altiva, ella detestaba ser superada en cada una de las clases de Pociones.

Ahora estaba decantando misteriosamente cada ingrediente por separado, a diferentes frascos de cristal. Para evitar ver esta escena irritante, más que para alguna otra cosa, Harry se giró hacia el libro del Príncipe Mestizo y volteó las páginas con una fuerza innecesaria. Y allí estaba, garabateado justo frente a una lista de antídotos. "Solo es necesario introducir un bezoar en la garganta."

Harry miró estas palabras un momento. ¿No había oído hablar antes de bezoar? ¿No los había mencionado Snape en su primera clase de Pociones? "Piedra extraída del estómago de una cabra, que los protegerá de la mayoría de los venenos"

No era una solución para el problema de Golpalott y si Snape hubiese sido Profesor, Harry nunca se habría atrevido a hacerlo, pero este era un momento para tomar medidas desesperadas. Se apresuró hacia el armario de pociones y revolvió su interior, haciendo a un lado cuernos de unicornio y algas marinas secas, hasta que encontró muy al fondo, una cajita de cartas en la cual había sido garabateada la palabra "Bezoars". Abrió la caja justo cuando Slughorn anunció:

—¡Les quedan dos minutos!

Harry tomó uno, puso la caja de vuelta en el armario y se apresuró a volver junto a su caldero.

—¡Se acabó el tiempo! —Dijo cordialmente Slughorn —Bien, vamos a ver cómo lo han hecho. Blaise... ¿qué tienes para mí?

Lentamente, Slughorn se paseó por la sala, examinando los variados antídotos. Nadie había finalizado la tarea, aunque Hermione estaba intentando llenar con algunos ingredientes más su botella antes de que Slughorn la alcanzara. Ron se había dado completamente por vencido y estaba meramente intentando evitar respirar por los humos putrefactos que emanaba su caldero. Harry estaba parando esperando, con el bezoar agarrado ligeramente en su mano sudorosa.

Slughorn finalmente alcanzó su mesa. Primero olfateó la poción de Ernie y luego la de Ron con una mueca en la cara. No se detuvo en el caldero de Ron, sino que retrocedió rápidamente, haciendo un gesto de asco desdeñosamente.

—Y tú, Harry —dijo luego —. ¿Qué tienes para mostrarme?

Harry le mostró el contenido de su mano, con el bezoar en la palma. Slughorn lo observó por unos segundos. Harry se preguntó por un momento si él se enojaría. Luego echó la cabeza y estalló en carcajadas.

—Tienes el talento, chico —lo alentó, tomando el bezoar y sujetándolo en alto para que la clase lo pudiese ver —. Te pareces a tu madre...bueno, no te puedo culpar... un bezoar definitivamente actuaría como antídoto en estas pociones.

Hermione, quien tenía la cara sudada y hollín en su nariz, estaba lívida. Su antídoto a medio terminar, que constaba de 52 ingredientes incluyendo un trozo de su cabello, su poción burbujeando lentamente detrás de Slughorn, quien solo tenía ojos para Harry.

—¿Y pensaste en el bezoar por ti mismo, Harry? —preguntó Hermione con los dientes apretados.

—Ese es el espíritu de un verdadero Fabricante de Pociones —dijo Slughorn muy feliz, antes de que Harry pudiera responder —. Tal como su madre, ella tenía el mismo talento para hacer pociones, es indudable que lo obtuvo de Lily... Sí, Harry, si yo tengo un bezoar a mano, claro que eso funcionaría como truco... aunque como no funciona en todas las pociones, son bastante raros, aun así, vale la pena saber cómo mezclar antídotos.

Elegido con el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora