S E I S.

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En cuanto mis pies tocan el suelo, me quito el equipo tridimensional mientras intento recuperar el aliento. Escucho a Levi aterrizar detrás de mí, las hojas crujen bajo sus pies cuando se acerca a mí.  Dejo el equipo en el suelo con cuidad y me saco desfajo la camisa. Siseo al comprobar lo que temía. 

-¿Ahora qué? 

-Las correas me han rosado - me giro para mostrarle pero aparta la mirada al instante.

-No debería sorprenderte - dice sin mirarme -. Siempre pasa en las primeras veces... - me mira -, pero esta no es tu primera vez con el equipo. 

-Siempre me ponía vendas, eso evitaba que me rozara - bajo la mirada -. Espero haber tenido suerte con las piernas. 

Me agacho y tomo el equipo, primero ajustó el cinturón en mi cintura y después las correas de las piernas. Más hojas truenan bajo el peso de alguien, Levi y yo dirigimos nuestra mirada al lugar donde viene el ruido. Se trata de Petra. 

Me ve feo, probablemente aun tenga el rencor de que le destruí el tanque de gas cuando nos conocimos. De haber sabido que tendría que trabajar con ella en un futuro, no lo habría hecho. 

-¿Qué sucede? - dice Levi en voz baja. 

-El comandante...

Me desconecto, les doy la privacidad que piden al estar tan cerca del otro, al mirarse a los ojos y hablarse en voz baja. 

Noto la diferencia en su tono de voz. 

A Petra le habla con delicadeza, en voz baja como si fueran a contarse un secreto. Le habla con privacidad, casi intimidad. El que haya dicho "¿qué sucede?" muestra la nata curiosidad que siente hacia ella. 

A mí me habla manteniendo distancia, por eso habla un poco más alto. Su mirada siempre está seria, me da mi espacio pero no interactúa conmigo más allá de lo que estamos obligados. Cuando bajé a revisarme las rozaduras dijo "¿ahora qué?", eso solo muestra el castigo que soy. Un castigo que no merece. 


El revolver brilla en mi mano, lo más avanzado que tienen en armas de fuego son escopetas y pistolas de pólvora. Me pregunto como la Policía habrá sacado esa idea, si buscaban crear otra cosa. Envuelvo el arma en el pedazo de tela verde y lo guardo debajo de mi cama. Me sacudo las rodillas cuando me pongo de pie. 

Suspiro y me quito la camisa, enrollo la blusa de tirantes y la meto entre el corpiño y mi piel. Líneas rojas brillan en mi piel por la rozadura de las correas, llevo mis dedos a las heridas. Mis yemas están frías, como siempre y solo me duele cuando hago presión en la zona roja. 

-Oye, Adria - me giro. 

Eren se congela al verme, sus mejillas se ruborizan y se da media vuelta rápidamente, tan rápido que casi se tropieza con sus propios pies, tuvo que apoyar su mano en el marco de la puerta. 

-Lo siento - su voz tiembla. 

-Puedes mirar, no pasa nada - mueve la cabeza hesitando -. Necesito tu ayuda, de hecho. 

Eren se gira lentamente y se acerca con timidez, es de mi edad pero se ve más joven. Le doy la pomada que me dio Petra, bajo ordenes de Levi, claro. 

-No veo bien mi espalda - miento, pero necesito formar vínculos -. ¿Puedes ayudarme?

Eren asiente y toma un poco de pomada con su dedo índice y medio, se me pone la piel de gallina al sentir su respiración en mi espalda media. Me sobresalto cuando toca mi piel. 

-¿Estás bien? - asiento. 

-Solo está fría - digo. 

Eren sigue con su trabajo, tiene el entrecejo fruncido sumido en concentración, cuidando de no lastimarme y querer cubrir toda la zona roja al mismo tiempo. Mientras hace eso, me voy untando pomada en la parte de enfrente, siento un poco de ardor cuando me paso los dedos por el vientre y entonces me doy cuenta de lo delicado que Eren está haciendo. 

Lealtades. (Levi AckermanxOC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora