Fairy Tail: Valhalla

Capítulo 99: Zhenzhu.

El viento soplaba muy fuerte en la cima de la montaña, la baja temperatura sería más que suficiente para congelar a una persona normal, hasta lo duros y resistentes Xing long la tenían difícil en aquel lugar cubierto por la nieve. El blanco cubría todo excepto el templo de los reyes, tallado en roca desde los tiempos del primer rey dragón, pilares de roca maciza rodeaban un altar borde de un enorme hueco en la cima de la montaña. El templo parecía inmune al paso del tiempo, había estado ahí mucho antes que todos sus más recientes visitantes y estaría ahí mucho tiempo después que ellos.

La ceremonia ya había comenzado y Shen no había conseguido llegar a tiempo para detenerla o evitar su conclusión si era posible. El ritual sólo podía ser realizado durante la noche que ocurre el fenómeno conocido como equinoccio, momento en que el día y la noche duran exactamente el mismo tiempo, sólo en ese momento el espíritu restante del rey puede pasar su esencia al zhenzhu, la joya y tesoro más valioso de los Xing long. Para desgracia de Da-Xiang, la muerte del rey se tardó dos días más de lo previsto, por lo cual falló su primera oportunidad del año y sé vio obligado a esperar seis meses más.

El ritual consistía de tres fases, durante la primera los restos del monarca deben ser colocados en el altar frente al hueco que existe justo en el centro de la montaña. Seguidamente los guardianes deben tomar asiento en los tronos de cristal tallados alrededor del altar y liberar el sello que se les otorga al aceptar el puesto y que simboliza su estatus en la sociedad Xing long. En la segunda fase algún miembro del linaje real debe lanzar una gota de su sangre por el hueco en el suelo y lanzar un hechizo especial. Finalmente, en la tercera fase, alguien con la capacidad de manipular el zhenzhu debe tomarlo y llevarlo hasta donde los restos del muerto y soportar una ligera carga unos minutos mientras absorbe la esencia.

Para el punto en que Shen comenzó a subir la montaña, la primera parte ya estaba casi completa, Bixi, Chiwen, Pulao, Bi-an, Tao-Tie, Baxia, Yazi, Suanni y Jiao-Tu, uno a uno los guardianes liberaron su sello causando que unos grabados alrededor del altar donde descansaba el rey se iluminaran. Con duda en el rostro el príncipe Yao se acercó al borde y Da-Xiang le entregó un cuchillo de oro con mango ornamentado con piedras preciosas, cortó su palma, extendió el brazo, apretó los dedos para dejar fluir la sangre y observó como caía en el hueco. Entonces el templo comenzó a reaccionar por la sangre de los reyes y comenzó a despertar, todo el lugar se llenó de símbolos color cian en paredes, techo, los pilares de la entrada, hasta el suelo bajo sus pies se iluminó.

Un rugido resonó por todo el templo alertando a los guardianes pues nadie había visto esa ceremonia en más de cuatrocientos años. Exceptuando a Da-Xiang, ninguno tenía idea de lo que ocurriría. El sonido de viento soplando llamó su atención, lo extraño era que no venía de afuera del templo, provenía del hueco a mitad de el. Tsao-Lan se puso en guardia, listo para sacar a los príncipes de peligro si hacía falta.

Para asombro de todos, un enorme dragón hecho de pura magia emergió del hoyo, alzó vuelo y salió del templo a través de un hueco en el techo. Era largo, más largo de lo que jamás habían visto, cruzó los cielos con velocidad enroscando su largo cuerpo de serpiente, haciendo giros en el aire y cambiando de dirección bruscamente. Después de un momento, la gran bestia bajo la cabeza y comenzó a entrar en el templo, se enredó entre los pilares y observó a Yao-Long con duda, Tsao-Lan intentó acercarse pero Da-Xiang lo impidió haciendo un gesto con la mano.

El príncipe Yao tragó saliva e intentó ocultarse detrás de su padre, el guardián del zhenzhu observó a ambos un momento con ojos fríos y distantes, color rubí. Da-Xiang se armó de valor y miró fijamente a los ojos de la bestia, extendió su brazo y abrió la mano lentamente. El dragón rugió una vez más y luego arremetió contra Da-Xiang, alzó vuelo y cayó en picada tan rápido que nadie lo vio moverse. Entonces la bestia comenzó a desaparecer antes de tocar el brazo de Da-Xiang, causando un dolor insoportable al hombre, la ropa que cubría su brazo se quemó por la alta temperatura de la criatura y Da-Xiang sentía que perdería el brazo si seguía con eso. Rápidamente la criatura desapareció y sólo quedó una pequeña esfera brillante, poco más grande que una pelota, flotando sobre la palma de Da-Xiang.