No, aún no
Parte 3
Ambos eran unos inexpertos en estos temas de intimidad de pareja, además no tenían mucha experiencia en el amor tampoco, era cierto que Bell había rechazado hasta Diosas que lo querían tomar, pero no es como si hubiera estado en una relación con alguna, pues en cuanto se fijó en la princesa de la espada, ninguna otra chica cruzaba su mente en ese sentido.
El caso de Aiz era aún peor, ella no tenía experiencia ni en relaciones de amistad, aunque era cierto que la familia Loki era lo más cercano a tener vínculos emocionales, para ella, su vida consistía solo en matar monstruos en la mazmorra y volverse más fuerte.
Incluso su interés en Bell Cranel se debía a que el chico era el más joven en subir de niveles más rápido, superando así su récord. Aiz era muy competitiva en ese entonces, no se fijó en él por otro aspecto.
Así es como llegaron a un acuerdo después de haber aclarado sus sentimientos.
—¿Soy muy directa...?
—Eh... sí, Aiz... —respondió algo apenado y agachó un poco la cabeza—. No es que eso sea malo, pero... uh... no podré aceptar de esa manera...
—Hm... entiendo. —Asintió calmadamente—. Eres lindo.
—¡...! —Se sonrojó, pero luego recuperó la compostura—. Por eso, creo que deberíamos... um, ¿pedirlo de alguna forma más adecuada?
—...¿Una señal?
—¡Oh...! ¡Sí! —Sonrió algo emocionado—. Creo que eso sería muy sutil y así sabremos lo que queremos sin decir nada.
—Oh. —Aiz asintió con una pequeña sonrisa—. De acuerdo.
—Entonces, ambos pensemos en ello.
—Sí.
Ese fue el acuerdo que hicieron, sin embargo, no lo decidieron en ese momento.
Aiz no sabía nada de esas cosas, su inexperiencia en esos tópicos le jugaba bastante en contra, así que solamente podía recurrir a los consejos de otras personas, por lo que decidió preguntarle a su diosa Loki.
Sin embargo, Loki, quien había perdido a su chica favorita por el conejo de la familia Hestia, sonrió con cierta malicia y terminó por darle un consejo algo obsceno.
"Aprieta el trasero de ese conejo~, ¡te aseguro que va a funcionar, Aiz~!"
No funcionó, Bell gritó como una chica cuando Aiz le apretó el trasero de la nada y hasta ella entendió que Loki le había engañado, por lo que se apenó y hasta le pidió disculpas a su esposo.
Bell quedó algo traumado por ello porque no lo olvidó y maldijo a Loki por engañar a su linda Aiz.
El joven de cabello blanco se tardó su tiempo en pensar en una señal que no le causara vergüenza y que fuera algo especial. Bell parecía ser el romántico de la relación.
Así que, una vez más, fue a la mansión de la familia Hestia para contarle a Welf lo que sucedió con el tema del ambiente romántico y también para pedirle consejo sobre la "señal" para el sexo.
—Um... no creo que sea la persona indicada para que me preguntes eso, Bell. ¿Por qué no le preguntas a alguna chica femenina? —expresó con una gotita en la cabeza.
—Eh... hm... —Bell meditó sobre ello.
Preguntarle a su querida diosa no le saldría bien, después de todo, ella podría hacer un puchero y comportarse de forma molesta solo por mencionar el nombre de su esposa.
Luego pensó en Liliruca, pero no se le hizo buena idea.
¿Mikoto? No, ella no parecía ser muy femenina.
¿Ryuu? Ella era una elfa, no sabía si obtendría un consejo apropiado de ella y tampoco podría preguntarle algo tan vergonzoso.
Eina parecía una buena opción, una joven madura como ella quizás podría ayudarle, pero quizás estaría demasiado ocupada y prefería tratar ese tema a solas, sin nadie escuchando.
—¿Bell?
—Ah, no, estoy pensando... hmm... esto es difícil y será aún más difícil de explicar...
—Hm... ¿y por qué no usas algo que le guste a Aiz?
—Hm... ¿Su comida favorita?
—Er...
—¿Espadas?
—Olvídalo... um, mejor piensa en algo que le podría gustar a cualquier chica.
—Hn... Aiz no es cualquiera chica...
—Pero sigue siendo una...
Poner a Aiz en el nivel de cualquier chica era como ofenderla, aunque esto solo si Bell estaba ahí. No era para sorprenderse, incluso antes cuando no era nadie, que hablaran mal de Hestia era un pecado para él.
Y si alguien hablara mal de Aiz —Algo un poco imposible debido a su reputación—, esa persona debería de estar loca, Bell no permitiría eso.
Bell salió de la sala de trabajo de su amigo herrero e inevitablemente pasó por el jardín donde vio, a lo lejos, como Haruhime, vistiendo un bonito kimono azul, estaba regando las flores.
Ella era rubia como su esposa, de ojos verdes y una bonita figura, su rostro era sereno y amable, tenía una personalidad linda y amaba a los héroes de las historias.
Haruhime era como una sirvienta, cuidaba de la casa y de todos, ella era muy femenina.
Justo lo que necesitaba, en el momento en el que la vio con las flores, al muchacho le llegó la inspiración.
«Eso es... ¡flores! ¡Serán flores!» Bell sonrió y muy decidido, salió del terreno de la mansión para ir corriendo hacia el gremio, haría el trabajo de hoy y pasaría a ver unas lindas flores para su esposa, le diría que esa sería su señal.
Su entusiasmo cambió cuando Eina le dio una noticia importante, órdenes directas del gremio, una misión que solamente él podía hacer.
—Te lo encargo, Bell. ¡Por favor!
—Pero eso me llevará como cinco días... ir hasta ese piso y recoger esos materiales...
—Lo sé, pero no puedes negarte, los necesitamos y tú eres ideal para hacer esto rápidamente. Te pagaremos muy bien por ello, no te preocupes. —Aseguró con una sonrisa.
Ese día, Bell se dedicó a comprar algunas pociones y demás cosas para mañana ir a esa misión, pasando por una florería, el muchacho suspiró con amargura, pero decidió entrar y escoger las flores más bonitas que encontró.
Se las daría a su esposa, pero no le diría que era su señal, no aún.
«Uh... ¡No es justo, Eina-saaaaaaaaaaaan!»
Solo ahora, odiaba ser un aventurero.
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No, aún no
FanfictionPequeñas historias sobre el día a día de Bell Cranel y Aiz Wallenstein en su vida como recién casados, cada vez acercándose un poco más.