✿❀𝗙𝗹𝗼𝗿𝗲𝗰𝗶𝘁𝗮❀✿

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—Dios, la amo, ¡Yo la amo! ¿Acaso ustedes no pueden entender eso? —gritó una chica a todo pulmón en su cuarto, sus lágrimas no se contuvieron.

Sus padres, por un lado, se hallaron sumamente asustados, en especial su madre quien rompió en llanto y se cubrió sus secreciones con un pañuelo femenino, su padre en otra parte, dejó que el susto momentáneo pasara y se acercó a ella, apoyando su mano en su hombro; le dio el confort necesario para que no soltase más lágrimas, ya que era muy doloroso.

Enfrentaban un posible enorme "problema". Su hija había desvelado su sexualidad real ante ellos. Conocían los casos de esa índole que no acabaron bien.

La situación en cuestión, era que su madre —la señora Odalia Bligth—, había encontrado unas cartas de amor en la repisa de su hija menor, éstas iban dirigidas a una persona totalmente irracional por parte suya. Una bruja de la misma edad de su vástago. Para ella, era un pecado capital aquellos relatos y pensamientos amorosos plasmados en papel de su hija dirigidos a aquella muchacha la cual —en su interior—, odiaba, maldecía y detestaba. Y por lo mismo, estaba haciendo un drama terrible.

Su padre conocía de la situación, y no debía de ponerle enojo a su mente o algo por el estilo, ya que solo empeoraría el asunto. Tuvo que entender, que para que un corazón fuese libre, había que deshacer o erradicar ciertos pensamientos retrógradas. Cómo el decir que todos ellos se irían al infierno por ser desalineados, o que eran portadores de un extraño virus que, según ellos, afectaba a esas personas, y que, de verdad, afectaba a todo aquel que mantuviese relaciones sexuales con algún compañero infectado.

Ya dejando aquello de lado, Odalia Bligth somató su mano contra la pared, sollozando de aquel "pesar".

—¡No puedo creer que mi hija haya salido así! ¿¡Qué hice yo!? ¿¡Qué!?

—Odalia, cariño, no seas tan dramática por favor, Amity no está haciendo nada malo en contra tuya —pidió en un tono muy duro el señor Alador.

—¿Acaso no estás viendo que ésta estúpida de mente trabada se enamoró de alguien que no debía? ¿No estás viendo Alador? —pidió la señora mientras apretaba aún más fuerte aquel pañuelo.

—No maltrates a nuestra hija, por favor —volvió a pedir Alador.

—Esta idiota se enamoró de una cualquiera, ¿¡Cómo no voy a maltratarla!? —gritaba aún más molesta la señora Bligth, ahora dirigiendo su mirada y odio hacia su hija—. ¡Bruta desalineada! ¡Corrupta! ¡Aberrante! ¡Pecaminosa!

Eran insultos muy fuertes y denigrantes, su madre tenía aquella capacidad de insultar se forma muy grosera a las personas con insultos bien elaborados. Y para hacerla sentir aún más mal, hizo un llanto forzado para que los interiores de su hija, volvieran a estar "normales."

Y lo peor es que lo logró.

—Perdón mamá. Perdón.

—Manoplas, no le hagas caso, la vieja esta solo está braveada porque se le da su gana —reprendió de forma dura Emira, metiéndose en aquella discusión.

—¡Cuida tus palabritas muchachita! ¡Ay de ti! —amenazó Odalia, aplicando el mismo plan.

—Mejor chúpame un huevo —terminó insultando de nuevo la peliverde.

—¡Un mes y medio de castigo!

—Pensándolo bien, será mejor que te vayas de aquí Odalia, discúlpame, pero no estás ayudando en nada —admitió Alador mientras tomaba la mano de su hija.

—Pero es que va en contra de todo lo que el titán ordenó, somos una familia de alta alcurnia, somos de alta sociedad, ¡No podemos permitir que Amity tenga esos gustos tan repulsivos! ¿Y qué tal si tiene el virus ese? ¡¿IMAGINAS LO DAÑADA QUE ESTARÁ NUESTRA REPUTACIÓN POR ESO!?—dijo Odalia, mientras se caía al suelo y seguía con su berrinche. Y en la última falacia, gritó con todo el poder que almacenaba en su garganta.

florecita. (Amity x Willow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora