Confusión.

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Genevieve PDV

Todo fue muy extraño al día siguiente. Todo el mundo me miraba.

Jessica y Samantha se me acercaron en el receso y Astrid no paraba de hablar con ellas ¿de que me perdí? ¿cerrar el Facebook fue mala idea? Por más que quisiera, no pude liberarme de las garras de Camila, interrogándome que hacía con Augusto y que parara de hacer lo que fuera que estaba haciendo.

En pocas palabras, la tierra estaba en mi contra.

Cuando salí por la puerta de la escuela, Augusto ya estaba afuera. Chicas que no conocían suspiraban alrededor de él, poniéndo su cara de enamoradas retrasadas.

-Hola, miss Valdez- dijo y se inclinó hacia mí.

-Um, hola.

Sin que yo me lo esperase, arrebató mi bolso de mi hombro y se lo colocó en el suyo. Todas las niñas que estaban de entrometidas me miraron como si fuese un pedazo de basura.

"Mira su cabello, parece paja" "Su piel es demasiado blanca" "¡Ni siquiera se maquilla!" y otros comentarios parecidos. No sé como Gus soportaba esto cinco días a la semana.

-Okay, eso fue extraño- me dije a mí misma y dirigí mi mirada a Augusto- regresame la bolsa.

-Noup.

Gruñí y me senté en el piso, encogí mis piernas hasta llevarlas a mi pecho y escondí mi cara entre ellas. Pronto escuché pasos acercarse y un cuerpo que me hacía sombra.

-¿Estás bien, por que de repente...?

Cuando menos acordó mi bolsa volvió a mi hombro, me puse de pie y salí corriendo hasta la esquina, donde doblaría varias calles hasta llegar a casa. Volteé hacia atrás y ví como Augusto se moría de la risa en su lugar.

Oh. Por. Deos.

Augusto PDV

Ésta chica cada vez me sorprendía más. Al parecer, se había encogido en posición fetal, sollozó y me hizo creer que estaba llorando (lo consiguió, baga la redundancia) y me arrebató su bolso, poco después salió corriendo, como si un zombie de The Walking Dead la estuviese persiguiendo, y llegó a la esquina, donde tomó aire.

No pude evitar reír ante ese acto, fue extraño y tierno a la vez, ella me miraba extrañada mientras peinaba el fleco que se había desacomodado de su rostro.

Un par de risas fingidas se escucharon detrás de mí, rápidamente identifiqué esa risa como la de la "muy hermosa" Camila. Por favor, noten el sarcasmo.

Genevieve PDV

Llegué a casa con la respiración agitada y una nota sobre el refrigerador donde decía que mamá llegaría tarde hoy. Grandioso. Eché un vistazo dentro de este y vi como solo había cosas que no se podían comer sin antes cocerlas, suspiré y subí a mi habitación a cambiarme por algo cómodo.

No pude evitar sonreír al ver mis pantalones holgados doblados sobre la cama y una de mis playeras favoritas junto a él. Me los coloqué y salí de mi casa para tomar el metro. Tengo que admitir que a éstas horas, donde todo mundo salía de la escuela y de sus trabajos, estaba a reventar y apenas cabías como sardina dentro del bagón. Fue una mala idea, pero tenía hambre.

Bajé una estación antes del Zócalo y me dirigí a una pequeña cafeteria a la que iba a menudo a comprar un panqué los sábados antes de ir a mis clases de Hip Hop. Detalles coloniales y puertas viejas y chirriantes adornaban la fachada de "Jo Madrid's Coffee", pero dentro de él todo era bastante acogedor, retro y agradable a la vista, cuando entrabas no pensabas que estabas en México.

-Hola, Gene, ¿no es muy tarde para un café?- preguntó Andrea, una chica de estatura baja con mejillas sonrosadas y un cabello azabache peinado en un moño desordenado.

-No, la verdad es que no, pero tengo más antojo de una buena milanesa en lugar de un café- le dije y me senté en una pequeña mesa en la esquina más alejada del lugar.

-Muy bien, Genevieve, a la orden.

Andrea desapareció por una puerta detrás del mostrador. Saqué mi celular y me puse a ver el pequeño y aburrido Instagram que tenía. Solo tenía unas diez fotos en mi perfil, dos selfies y todas las demás eran bastante artísticas. En cambio, Astrid tenía algo así como cuatrocientas, donde tres cuartas partes eran selfies suyas connmigo y su familia.

Augusto PDV

A Lucas se le había ocurrido la gran idea de ir a comer al "Jo Madrid's Coffee" e invitar a mi primo Pablo, no es mala persona, lo prometo, y a su irritante hermana Bárbara. Decidimos caminar, puesto que el metro estaba bastante lleno, y al llegar nos sentamos en la primera mesa que vimos libre. Tomé mi celular entre mis manos y me metí a Instagram, y lo primero que ví me dejó perplejo: una selfie de Genevieve con la inscripción "#JoMadridsCoffee #Muchahambre", ya se imaginarán como volteé la cabeza como el exorcista hacia todos los rincones de la cafetería, y la ví allí: comiendo con una expresión serena en su rostro.

Genevieve PDV

De pronto, comiendo un bocado de ensalada, sentí una mirada en mí. Ojalá nunca lo hubiera hecho, puesto que esa mirada era la del mismísimo Augusto. Como pude, comí todo lo que restaba de mi plato, dejé un par de billetes en la mesa y salí a toda prisa de la cafetería, necesitaba un respiro.

Y, como si el cielo también estuviera afectado por la aparición de Augusto, comenzó a llover de una manera torrencial apenas notable. De pronto sentí una mano rodeandome mi brazo y, por si fuera poco, me encontré con los ojos marrones de Augusto a escasos centímetros de los míos.

-¿A dónde ibas, Gene?

-Bueno, a mi casa, supongo.

-¿Con ésta lluvia, en el metro, tú sola?

-Dah, sí.

Y, como si los segundos se convirtieran en minutos, unos carnosos labios se posaron posaron sobre los míos.

Ya mátenme, por favor.

Por alguna razón, no me zafé del calor que su boca me proporcionaba, mis labios se comenzaron a mover al compás de los suyos. La lluvia que caía sobre nuestras cabezas, convirtió una atmósfera perfecta donde todo iba a cámara lenta.

Las personas que pasaban junto a nosotros, apenas notaban que lo estábamos, como si fuéramos invisibles. Sus manos se fueron hacia mi cintura y no las aparté de ahí. Nos separamos porque nos hacia falta un poco de aire y tomó sus manos en las mías, dándoles suaves caricias.

-Bueno, no queremos que llegues muy mojada a tu humilde casa- dijo y se quitó la sudadera que traía encima. Me dió gracia que me la diera, puesto que ya estaba un poco, mucho, mojada, pero no rechisté y me la pasé por la cabeza.

-Hasta luego, Gus.

-Adiós Genevieve.

Sin duda, ese día me arrepentí de muchas cosas pero también, me dí cuenta de muchas otras.

Astrid me iba a matar, Camila se iba a enterar de una manera u otra y me convertiría en la novia de Augusto Vega.

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Dios, es la primera vez que escribo algo así.

Hola, ¿cómo están? Lo siento por no escribir el capítulo antes, les prometo que ya lo tenía empezado pero me daba flojera meterme a la computadora xD

Este capítulo se ha convertido en uno de mis favoritos, de verdad. Espero que les guste tanto como a mí.

Chicas, gracias por el apoyo que me han dado las pocas que han votado, gracias a ustedes me animo a escribir.

Sin más que decir, me voy.

Las amo :*

Un día sin ti es simplemente injustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora