Érase una vez una niña que jugaba con muñecas rotas, una niña que comía sin saber que lo hacía, una niña que lloraba sin lágrimas, una niña que reía porque pensaba que no hacerlo la haría ser mala. Érase una vez una niña que no sabía todo lo que sabía y desconocía lo que no sabía. Con platos y promesas rotos, sueños que servían de embriaguez para un mundo que la miraba con los ojos cerrados y la amaba con un corazón de cartón. ¿Cuándo empiezas a ser humano y cuándo dejas de serlo? Y, ¿por qué repudiamos ambos casos tanto?
Es cuando los recuerdos te comen, el momento en el que te das cuenta de que eres solo eso, recuerdos en ebullición a lo largo del tiempo, convirtiéndose en vapor que se te escapa de las manos. Y sino hay recuerdos a los que sujetarse, ¿de verdad han existido? ¿Y tú, lo has hecho?
Y cuando no hay mas sentimientos que ofrecer, ni más pasos que dar, ¿de verdad existes? ¿Y si el mundo es solo una humareda de espejismos, un laberinto de reencuentros con un pasado idílico, un pasado que ya pasó pero que revivimos como si estuviésemos cambiándolo?
¿Y si todo es un sueño vívido? No hay garantías de tu existencia, pero tampoco de tu olvido, por tanto, aceptamos la opción menos atemorizante, la opción que nos da una mano a la que aferrarnos. La opción de que estamos vivos como sostén para seguir viviendo. Qué ironías de la vida, ¿cierto? Vives porque crees vivir y existes porque quieres existir desesperadamente.
¿Y si todos desapareciéramos? ¿Se seguiría considerando esto un mundo, un lugar de existencia? O solo unos recuerdos difuminados de lo que pudimos pero nunca llegamos a ser.
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Once upon a time there was a girl who played with broken dolls, a girl that was eating without knowing it, a girl that cried with no tears, a girl who laughed because she thought she would be good if she did. Once upon a time there was a girl that did not know everything that she knew and was ignorant of what she did not know. Broken plates and promises, dreams that were only a way to feel the euphoria for a world that looked at her with its eyes closed and loved her with a cardboard heart. When do you start being a human? And when do you stop being one? And why do we condemn both cases?
It is when the memories devour you when you realize that you are just that, boiling memories that depend on time, becoming vapor that slips through your hands. And what if there were no memories to get attached to, were they really there? And you?
And when there are no more feelings to offer nor more steps to take, do you really exist? And what if the world is just a smoke cloud of mirages, a maze of reencounters with an idyllic past, a past that is not there anymore but that we still revive as if we were changing it.
What if everything is just a vivid dream? There are no guarantees of your own existence as there are no guarantees of your oblivion, therefore, we accept the less terrifying option, the one who gives us a hand to cling to. The option that we are alive, as something to keep being alive. Life is an irony, is not it? You live because you think you already do, and you exist because you want to desperately.
And what if we all disappear? This will still be considered as a world? As a place of existence? Or just some blurred memories of what we could have been, but we never were.
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Cántico para el universo/ Poem for the universe
PoetrySolo algunas fantasías. Just some fantasies