Era un típico día de invierno, había salido a caminar por el bosque que se encontraba a las afueras de la ciudad, necesitaba meditar un poco acerca de cuáles serían mis proyecto para los meses venideros.
Podía escuchar el canto de las aves que se agolpaban en la cúpula de los arboles.
Me encontraba sentado en la orilla del río mientras una débil brisa rosaba mi rostro, era bastante relajante, tal vez era la tranquilidad que necesitaba para meditar mejor las cosas; cerré mis ojos para descansar unos cuantos minutos.
De pronto sentí como una gota de agua caía sobre mi frente una gota, dos, tres...las gotas de agua se hacian mas frecuentes. Abrí mis ojos de golpe, el medio día se había transformado en una lóbrega noche de invierno, de seguro aquella pequeña siesta que daba se había transformado en horas y horas de sueño ininterrumpido.
Busqué entre mis bolsillos mi móvil, cuando lo encontré apenas y tenía batería para hacer una llamada, sin embargo, la señal habría desaparecido.
Decidí caminar cuesta arriba en busca de señal, de seguro si lograba hacer una llamada podría conseguir que alguno de mis familiares o amigos vinieran a buscarme.
Tras caminar largos minutos conseguí encontrar señal, apena y tenía una barra, marqué al primero de mis contactos, el sonido del teléfono me desesperaba, la lluvia cada vez se hacía mas violenta, hasta que el grabador de voz sonó; trate de repetir la llamada pero el móvil se apagó, caminé cuesta arriba a estas alturas comenzaba a desesperarme, corría lo mas rápido que podía, era como si mi sexto sentido tratara de alertarme sobre la persecusión de un ente desconocido.
Apenas y podía contener el aliento, mis ropas se encontraban empapadas y mi cuerpo comenzaba a sufrir las consecuencias de dicha humedad, me escondí detrás de un árbol tratando de reponer el aliento, mi pulso seguia acelerado, a estas alturas ya comenzaba a temer que si no encontraba un refugio pronto moriría de hipotermia.
Me puse en pie nuevamente y comencé a correr en una dirección aleatoria, cada paso que daba me hacía sentir como si alguien viniera tras de mi, continue corriendo tratando de evitar mirar hacia atrás, de pronto, a lo lejos, vislumbré una cabaña o almenos eso parecía; corrí lo más rápido que pude a su encuentro, no estaba soñando, lo que había visto era una modesta cabaña de madera, para mi suerte la puerta tan solo tenía un pestillo sin candado, la abrí y entre aliviado.
-Gracias a Dios-Me dije ya mas tranquilo.
Me dirigí a encender la luz, pero esta no respondia -Seguro debe ser producto de la tormenta-Me dije y comencé a observar el lugar.
De pronto un retrato capturó mi atención, era un ser macabro tenía enormes ojos rojos en los cuales se podía ver una mirada maligna, su piel lucía quemada al igual que sus escasos mechones de cabello, me miraba fijamente con una sonrísa retorcida, mi piel se erizó al ver aquel diabólico rostro, realmente estaba atemorizado, me dirigí a la cama, me quité toda la ropa húmeda y me tapé con las frazadas de piel, cubrí mi cabeza, mi cuerpo temblaba contra mi voluntad ya no por frío sino por miedo, miedo de aquel retrato macabro.
Vencido por el cansancio cerré mis ojos hasta quedarme completamente dormido.
Nuevamente me encontraba de pie inmóvil frente a aquel misterioso retrato, su diabólica mirada se encontraba fija en mi, como si disfrutara observar el temor en mis ojos; su sonrísa se hacía más y más amplia, ya no podía contener el aliento, dí un grito despavorído pero para mi sorpresa todo había sido un sueño.
La cabaña se encontraba iluminada por un débil rayo de luz, apenas amanecía .
Mis ojos se dirigieron a la ubicación de aquel extraño retrato pero para mi sorpresa en su lugar no encontre mas que una enorme ventana...
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Creepypastas: Terror Psicológico
HorrorEn esta nueva sección comenzaré a narrarles breves relatos terroríficos con el fin de que se metan bajo la piel del personaje, que les haga sentir como si fueran ustedes mismos quienes están viviendo los hechos narrados en cada una de las historias...