Y ahí está.
Tomando otro sorbo del líquido amargo y observando hacia el frente. Todo sin mostrar expresión alguna en su rostro, se ve tan calmado, con aquella postura recta y quieta, hasta parece como si no respirara...
Minutos después se pone de pie dejando un billete sobre la mesa y se retira con las manos enfundadas en unos guantes negros que lleva a sus bolsillos en busca de calor.
Se fue.
Otro día más observando y no haciendo.
Y así fue desde siempre.
Al inicio solo era una pizca de curiosidad por aquel chico raro y misterioso, pero todo cambió el día en que lo vió sonreír.
Jungkook evitaba a toda costa atender su mesa, pues, ¿Qué se puede esperar de un chico con expresión seria en su rostro que iba ahí por un café y luego se iba sin más? Y es que, la cafetería era un lugar hermoso, con temática retro, una ambientación increíble y algunos juegos de arcade y máquinas de baile para diversión de los clientes.
Mientras unas personas llegan en grupos de amigos por diversión asegurada acompañado de postres y malteadas, y otros admiraban el lugar tomándose fotos en los distintos salones, mientras que, aquel joven solo llegaba a sentarse en la misma mesa frente al mostrador teniendo una vista hacia la cocina. No hacía falta que dijera una palabra, en el lugar ya sabían que tomaría lo mismo de siempre: un café bien cargado y amargo sin azúcar y ya. Nunca desviaba la mirada a pesar de los gritos y risas de los demás clientes, terminaba su café y se retiraba sin llamar la atención.
¿Extraño? Demasiado
Por eso, el castaño pensaba que si hacía algo mal o cometía una de sus torpezas aquel chico lo asesinaría, y no precisamente solo con la mirada intensa que se cargaba.
Entonces pasó. Uno de sus compañeros lo envió a esa mesa llevando el café del chico y una malteada de fresa para la mesa conjunta.
Los nervios, más la inestabilidad de la bandeja donde llevaba las bebidas, solo ocasionaron un desastre: Jungkook bañado en café y malteada de fresa sentado sobre el suelo observando la sonrisa más bonita del mundo.
Aquel chico había soltado una carcajada con la mirada en su dirección, para luego sonrojarse, volver a su expresión seria susurrando un 'lo siento' y salir corriendo.
Nunca antes Jungkook se había sentido tan gay como cuando se quedó mirando sonrojado y con una sonrisa las espaldas del rubio que cruzaba la calle a toda prisa.
Aquel día fue muy confuso y en parte difícil para el castaño. Nunca se le pasó por la mente gustar de chicos, hasta ese momento, no podía sacar la bonita sonrisa del chico de su mente.
Tierno...
Ese día aceptó que el chico le gustaba, por obvias razones. Además, que cayó en cuenta de su actitud nerviosa y atenta cada vez que ese rubio llegaba a la cafetería. Todo tuvo sentido y lo asumió, pero rayos... Él quería volver a ver esa sonrisa.
Desde ese día, era él quien se dedicaba a atender al chico, que al verlo, se sonrojaba y bajaba la mirada soltando un leve gracias, lo cual le hacía bombear el corazón, por el simple hecho de que nunca antes había hablado.
Y ahora lo estaba observando desde el mostrador. No habían muchos clientes, por eso se detuvo a mirar de lejos si acaso sonreía, pero nada... Simplemente permanecía quieto y luego moviendo su brazo de manera mecánica para llevar la taza de café a sus labios.
Entonces, se le ocurrió la idea más tonta del mundo, pero nada perdía con intentarlo.
Pidió otra malteada de fresa, llevándola en la bandeja y cuando pasaba junto al castaño fingió tropezar derramando el jugo, pero no contaba con que el rubio se pusiera de pie justo en ese momento y la mayoría del líquido quedara sobre su cabello.
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Mr. Coffe OS [Kookmin]
FanfictionJungkook solo sentía curiosidad por aquel chico misterioso que se sentaba cada día en la misma mesa, con el mismo semblante serio, a tomar el mismo café amargo. Pero todo cambia con una sonrisa. Estaba tan jodido... →Kookmin/Jikook →Fluff →Idea ori...