La Danza del Dragón

Bestia de Año Nuevo

Henos aquí con una historia que se me ocurrió luego de ver la nueva skin de Aphelios, fue culpa de los cuernos que tiene dnkjdsnkjds Y me inspiré más de lo que esperaba porque es una historia con capítulos y no one-shot como acostumbro, por eso la estoy publicando aparte y no en el compilado xD 

Igual esperen una actualización de los one-shot pronto, creo que los fanarts de la nueva skin más el cumpleaños de Sett me dieron el Atacaso artístico(?) xD 

Disfruten <3

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Miles de personas iban de aquí para allá decorando sus hogares, sus puestos de venta y demás. Luces de neón brillando al máximo, niños corriendo con varitas de fuegos artificiales mientras jugaban, linternas rojas con escrituras en chino resplandecientes. Todos emocionados por el año nuevo esperando que la sabiduría, la felicidad o la prosperidad arribaran a sus hogares.

Sett caminaba entre ellos con su porte orgulloso mirando con superioridad a los humanos, una sonrisa socarrona se asomaba cada vez que veía alguna decoración de un dragón. Le divertía que la gente admirara a las mismas criaturas que se encargaban de destruir sus ciudades desde los tiempos antiguos, más aún que ignoraran el hecho de que una de esas bestias caminaba entre ellos como si nada, uno de los pocos que podía.

Aunque la meta de Sett no eran los grandes edificios modernos, mucho menos lo sería una simple feria con chucherías, aunque a su madre le encantaban, ya recordaría llevarle una. Él iba a por algo de mejor calidad. Los dragones desarrollan diferentes gustos: Oro, armas, armaduras, etc. A él le gustaban los tesoros de los templos, desde telas de la mejor calidad hasta los objetos de rituales incrustados con piedras preciosas.

Se detuvo admirando la estructura frente a él: Un templo Lunari remodelado con zonas más modernas, pero conservando su esencia milenaria. Hasta donde sabe, es uno de los templos más antiguos de la religión Lunari, sobrevivió ataques masivos de Solaris y ha sido el punto de reunión de sus seguidores por siglos. Sonrió mostrando los colmillos, también era el lugar con los tesoros más valiosos y mejor resguardado, pero nada con lo que no pudiera lidiar.

Dentro del templo, los Lunaris se preparaban para sus ritos con la luna llena de año nuevo, al igual que los ritos compartidos con los Solaris. Su tratado de paz cumplía 500 años y ambos clanes se reunían en el templo con cada inicio de un nuevo ciclo para mantenerse en paz.

—Sumo sacerdote—. Un monje se acercó al susodicho inclinándose con respeto.— El ala oeste ya está lista con la mesa decorada, el banquete estará listo en media hora.

—Perfecto, ¿los guardias?

—Todos en cada entrada y salida, también tenemos guardias en cada balcón del templo. Ya sea por intrusos o... —. Su voz bajó a un susurro.—... algún ataque sorpresa, estamos preparados.

—Nuestro tratado lleva siglos ya joven monje, en estos tiempos modernos dudo que alguno de nuestros clanes quiera iniciar otra guerra, es otra cosa por la que me preocuparía—. El sacerdote miró con seriedad una pintura de un dragón que sobrevolaba la luna.

—No se ha sabido de la bestia desde que atacó el templo de Nerimazeth, quizás está satisfecho con los tesoros que ha robado...

—Que la luna te oiga y haga realidad tus palabras joven monje, se dice que los dragones nunca están satisfechos y dudo que el dragón de obsidiana sea la excepción, roguemos a la luna que la bestia esté lejos...

Un enorme rugido paralizó a todos los presentes en el templo, por unos segundos nadie se atrevió a moverse esperando que solo haya provenido de algún lugar de la ciudad. Por desgracia, el grito de un guardia en uno de los balcones junto al estruendo que sacudió el lugar confirmó el temor de todos.

El pánico se esparció al igual que los gritos cuando escombros comenzaron a caer y el techo se abrió revelando una gigantesca garra escamada. Abriéndose paso con su cuerpo, un enorme dragón de escamas negras, doradas y ojos rojos se introdujo en el templo.

Los guardias Lunaris y algunos guerreros Solaris que estaban presentes se aglomeraron alrededor de la bestia que aterrizó con poderío. Una enorme garra esparció a los soldados como si nada, sus rubíes ojos fijos en el centro de la catedral. Una llamarada de fuego de su hocico dispersó a quienes trataban de detenerlo. Un joven Solari protegió con su escudo a su prometida, una Lunari que se vio sin salida por los escombros.

El enorme dragón de obsidiana rompió sin esfuerzo el mausoleo que contenía lo que buscaba, una especie de sonrisa apareció en su rostro al ver el cofre, más sus reptilianos ojos se afilaron con furia dejando escapar un gruñido de advertencia, habían comenzado a dispararle. Si bien las balas no lograban penetrar su escamosa piel, no dejaba de ser molesto y una de ellas había dado en el punto débil de su piel.

Un latigazo de su cola a la escalera desde donde le disparaban la derrumbó, los guardias gritaron intentando sobrevivir el golpe y la caída. Un nuevo rugido se escuchó antes de que el fuerte viento provocado por las alas de la bestia emprendiendo vuelo lanzara a algunas personas al suelo. Sett salió por el agujero que había hecho anteriormente con el cofre sujeto firme en su garra y un último rugido triunfal se escuchó por toda la ciudad asustando a los habitantes.

Solo vieron un destello negro y dorado sobrevolando los edificios.

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Cuando se aseguraron que la bestia ya estaba lejos, los sobrevivientes al ataque dejaron sus escondites yendo a socorrer a los heridos. El joven monje ayudó al sacerdote a ponerse de pie, mientras este veía su templo casi en ruinas. Era la primera vez que eran atacados por el dragón de obsidiana, habían escuchado de templos vecinos sobre la bestia, el como se llevaba sus tesoros más sagrados dejando un rastro de destrucción a su paso. Jamás pensaron ser los siguientes afectados.

—¿Sumo sacerdote?

—Envía un mensaje a Targón, alguien debe poner fin al Dragón de Obsidiana.

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Sé que fue corto, pero se puede decir que es el capítulo introductorio, ojalá lo disfruten, todo comentario es bienvenido <3

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