Maldita sea. Me he quedado a solas en mi casa con mi primo Jorge.
Y no es que me caiga gordo, si no que me gusta un poco desde que ha vuelto de LA.Mis padres y tíos se han ido y me he quedado a solas con él. ¿Cómo lo sé si, acabo de despertar?, pues porque él mismo me lo acaba de decir ahora que he bajado a desayunar. No tengo brasier y eso me incomoda. Mi primo, desde que llegó, no hace más que coquetearme y yo no le sigo la corriente sólo porque es de la familia. Me cruzo de brazos, nerviosa, porque no quiero que vea mis senos a través de la blusa que traigo. Me sonríe, pícaro.
—¿Pero por qué te tapas, si se ven bien ricos tus pezones? —Me sonrojo —, yo desde siempre he querido cogerte y no había oportunidad, pero ahora sí. Y no quiero que te escapes —Carajo. Y yo que no quiero escapar. Se me acerca y yo camino hacia atrás.
—Jorge, somos primos.
—No me importa, nadie tiene que saber nada —Me quedo sin saber qué decir. Las hormonas me mantienen despierta. Él se quita la camisa y es cuando veo sus abdominales y pectorales que bajo las manos poco a poco.
—Pero nadie —Niega. Camino un paso hacia él y atrapa mi boca salvajemente. Gimo de la sorpresa. Enreda sus manos en mi cintura.
—¿Dónde quieres que lo hagamos? —Sonrío.
—En el comedor —Asiente. Me siento en el borde y él se quita la ropa. Yo hago lo mismo. O sea, tengo mis kilos de más y mis lonjas, pero soy sexy, lo sé. Apenas me quito el brasier, él se abalanza sobre mí. Se sube a la mesa. Sé que aguantará. Lo sabemos.
Mira mis senos y sonríe. Va a ellos y chupa los pezones con frenesí. Me encanta que me los chupen y no sé qué tiene él, pero me encanta. De verdad que me encanta el sonido de las chupadas. Gimo su nombre sin contenerme. Estoy tan mojada.
—Cógeme de una buena vez —Ríe y saca su miembro de su bóxer -se lo había dejado —. Ni busques condones, estoy tomando pastillas —Asiente. Se acómoda en mi y entra salvajemente. Me golpea con sus caderas. Gruñe, pero no gime. Entierro mis uñas en su espalda —. Así, duro. Me gusta, así —Sólo se oyen nuestros gemidos, nada más. Termina dentro de mí en poco tiempo. Yo voy lejos —. No te detengas, no te vas hasta que me venga —Sonríe con malicia y sigue estocándome. Me encanta —. Así, rico, ah, duro, duro —Se escuchan en el cuarto los golpes secos de nuestros cuerpos. Su miembro es ligeramente corto, pero él sabe moverse, sí que lo sabe.
—Vente para mí, Claudia, hazlo, ¿Te duele que te pegue? —Niego. Quiero retarlo a hacerlo más. Lo hace, me golpea más con su cuerpo.
—Uh, así, duro —Y lo hace. Gimo hasta quedarme ronca. Me vengo, gritando su nombre. He tenido un squirt. La mesa está mojada de mis fluidos. Calmamos respiraciones.
—Claudia, me voy el fin de semana a E.U. No iba a irme sin follarte. Y ahora no me voy a ir —Habla entrecortadamente — hasta haberte follado lo más que pude.
Follamos hasta la tarde, nos dimos descansos pero follamos hasta muy tarde. Nos bañamos y nos dividimos para que no sospecharan. Llegaron y los siguientes días antes del domingo, inventamos salidas y nos encontramos.
Han pasado tres meses y no lo he vuelto a ver nunca jamás. Espero tenerlo de nuevo por aquí algún día, para recordar y si se pudiera, repetir lo que pasó.
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Arrancamos, amigos. ¿Les gustó? Díganme qué quieren, ¿Incesto? ¿Lésbico? ¿Gay?
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Una loca caliente ❤️
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Historias calientes cortas | Para Disfrutar
Short StoryOh, venga, sabemos a qué vienes. Lee y disfruta de historias candentes con buena ortografía. Pásala rico.