No tengo ni la mas mínima idea de lo que estoy haciendo, pero para todo esta esa primera vez en la que te enfrentas a lo nuevo, a lo nunca antes probado, con manos sudorosas, dudas, y cierto miedo que a la vez son expectativas, Ina, no es mas que alguien con la mente tan compleja que daría a los psicólogos algo medio interesante de que hablar, porque hay personas que se empeñan en complicarlo todo, y por mas que Ina quiera relajarse, está empeñada en siempre ir más allá de lo que se ve, cuestionarlo todo, frustrándose cada vez más por ser incomprendida con un grito en su interior que trata de salir de sus labios pero en un intento fallido solo dice, "yo me entiendo". Así que sigue el silencio eterno, hasta que se topa cara a cara con la única persona que puede lidiar con su asfixiante y a su vez excitante manera de ver la vida, como cualquier chica de veintiuno que sueña para si misma lo que por temor no se atreve a compartir. No pretendo más que ustedes, lectores, prueben mi error al tratar de escribir una historia, sin tener la mas mísera idea de lo que hago, sin tener un rumbo claro del genero que esto sería, pero si hemos de leer pensamientos elocuentes de todo el mundo a diario (tratando desesperadamente de serlo) esto sería refrescante de leer, pues ni elocuente ni perfecto es, y si así pareciera, sería dichosa de tener algo excepcional como la mayoría suele tenerlo, solo que sin explotar queda reprimido muchas veces hasta la muerte porque muy a menudo quedamos roncos gritando en silencio. ¿Que tan a menudo se cumplen los sueños? ¿Cual fue el momento exacto en el que todos dejamos de soñar?, pues Ina solo tiene veintiuno y está en el momento más crítico, donde cada decisión cuenta, donde la inspiración según ella es valor, y donde día a día sueña tanto y parece ser tan ambiciosa que podría ser preocupante, Ina no quiere mas que una vida en el arte, pues está tan llena de "habilidades" según las llama ella, que olvidarlas en el desván de su cerebro seria sencillamente ridículo, pero, qué se yo de lo que pasa en la mente de esta chica, dejaré que ella misma les cuente su cuento de hadas tan ficticio que parece real, y que probablemente al terminar ella de contarlo, con suerte, uno que otro lector saldrá corriendo a gritar, a soñar, a vivir, a comer una hamburguesa y romper la dieta por una vez sin culpa y remordimiento alguno después de tal insulto al estereotipo de la "perfección".
-1-
Aquí estoy, una vez mas recorriendo el mundo, experimentando mi alrededor a tal plenitud que es difícil pensar en alguien más feliz, disfruto del frío y del calor, mi cuerpo jamás se cansa de viajar hacia lo nuevo, mi mente realmente optimista está esperando lo mejor, un desayuno francés simplemente glorioso, y empiezo a imaginar sobre que escribiré en el futuro viendo la bahía de Montecarlo, tan cálida y bella, quiero quedarme para siempre, y es que aunque "siempre" parece mucho tiempo, nada pasa más rápido que las horas junto al mar, y para mi, jamás será suficiente ni demasiado el estar al sol y sentir la arena en mis pies, me apresuro a comer el desayuno, pues me propongo escribir en la playa todo el día, para mí el sonido de las olas es simplemente inspirador, la profundidad del mar me hace pensar en el misterio, la arena infinita en las posibilidades de esta vida y la brisa marina en que no hay mejor lugar en el mundo. De repente, mi amienemigo, sí, así le llamo, comienza a gritar desesperado, diciéndome que ya es hora de volver a la realidad, abro los ojos y me sacudo de repente, sabiendo que estoy justo en el lugar en el que empecé a soñar no con mi fantasía sino con mi realidad perfecta. Y otra vez, tomo mis anteojos de la mesa de noche, mis mejores amigos en ocasiones, los necesito para ver la hora, y que raro, es tarde una vez mas, digo a mi misma -¿Ina hasta cuando te desvelaras?, a lo que me impresiona mi respuesta -Cuando tenga algo verdaderamente bueno en mis manos.
Bajo las escaleras arreglándome lo mejor que puedo, me miro en el pequeño espejo que se encuentra en la pared al final de las escaleras, mamá lo puso allí y dijo que era justo y necesario dar toques finales a nuestra apariencia antes de salir, y no hablaba solo del exterior, me dijo cuando tenía 13, -Cada vez que salgas a la calle, asegúrate de que tu interior se vea tan bien como tu ropa, calzado y peinado, de lo contrario habrás gastado todo ese tiempo en arreglarte en vano; me dio un beso en la frente, y me fui a la escuela, esperando conseguir esa cara tierna, dulce y abnegada sonriendo y abriendo sus brazos para recibirme después de un día cansado (que grave es darlo todo por sentado), pues esa mañana fue la última vez que la vi. Ella iba de compras cuando un conductor borracho no la vio cruzar la calle cuando se dirigía al auto con los víveres, y a partir de ese día la vida no es igual y los primeros 5 minutos del día son para asimilar que ya no está, en fin, han pasado 7 años y la vida ha sido bastante amable después de semejante jugarreta, llego al pequeño y viejo espejo y como siempre es lo mejor que puedo hacer, digamos que por dentro estoy bastante satisfecha, el lío está en que por fuera no me convenzo, tengo ojos grandes color miel, hermosos, dice la mayoría, así que podría decir que son mi consuelo, una nariz aceptable, grandes mejillas, y dientes perfectamente derechos gracias a la ortodoncia, y es que si de haber en el mundo alguien con la inseguridad en el nivel más alto, esa soy yo, me cuestiono todo, todo el tiempo, desde como caminar, como hablar y ni hablar de cómo vestirme, así que para un día promedio como hoy, lo ideal sería un atuendo promedio, jeans rasgados, una blusa turquesa suelta y un par de tenis gastados, no soy una modelo pero tampoco una pelota de playa, lo que hace difícil definir el estándar estereotipado actual en el que estoy, mi cabello no es de muñeca, ondulado, castaño oscuro, sin un pelo de brillo, no soy fea, eso lo sé, pero ¿quién soy yo para juzgarme físicamente? si solo me veo cuando estoy frente al espejo viejo cada mañana. Sin estar conforme del todo me dirijo a la cocina donde papá ha tomado el rol de mama de una manera sencillamente perfecta, mi hermana Any, tiene grandes ojos cafés, blanca tez como la nieve, cabello rubio y una sonrisa que atrapa a cualquiera, vestida espléndida como siempre, zapatillas rojas, blusa de encaje blanco, y jeans oscuros, me está esperando y me causa risa su rostro de desaprobación,
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Ina
Teen Fiction¿Que tan a menudo se cumplen los sueños? ¿Cual fue el momento exacto en el que todos dejamos de soñar?, pues Ina solo tiene veintiuno y está en el momento más crítico, donde cada decisión cuenta, donde la inspiración según ella es valor, y donde día...