SILENCIO

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Siendo sincera no tengo ni la más remota idea de quien seas... - Dije en medio de titubeos, la bufanda contrastaba con el color de piel claro que tenía y se notaban aún más las heridas leves que este tenía
¿Estás bien?  -Preguntó algo preocupado -
No te preocupes, no es nada, solo que no he comido en días... -Argumenté -de hecho no lo hago bien ya en semanas...-pensé.
Logré dar con tu paradero al encontrar tu grabadora y mochila... ¿dónde pudiste divisar a esos infectados? -Preguntó con un toque de curiosidad entre mezclada con algo de misterio y consternación.
-No lo sé exactamente, solo iba caminando... Mejor dicho deambulando por los alrededores del hospital, es un lugar lleno de escombros... Al lograr entrar ahí oí algunos ruidos y creo que eran ellos pero... lo que vi fue mucho peor que eso...-No terminé aquella oración y lo que se oyeron fueron horribles gritos-
- ¿Que rayos? ...- Preguntó Salvador cogiendo con fuerza la oz que tenía en su cinturón y el hacha de su espalda, la chaqueta rasgada que tenía puesto llevaba en sí una infinidad de bolsillos de donde sacaba jeringas, al parecer contenían adrenalina, al percatarme de ello no dudé en hacer mis preguntas.
- ¿Por qué llevas tantas jeringas contigo?... -
- ¿Éstas? -Mostrando las jeringas - son un compuesto mejorado de “adrenalina”, ya que los huéspedes poseen una fuerza descomunal debo hacerles frente con algo similar y la adrenalina modificada me da algo parecido... Podría decirse...
¡¡¡Solo me da la fuerza suficiente para tumbarlos y exterminarlos!!! – gritó empuñando con fuerza sus armas blancas, llenas de un líquido negro que goteaba levemente a través de ellas
-No me levantes la voz, estúpido, se van a dar cuenta de nuestra existencia – agregué en un tono algo enfurecido y preocupado.
/La falta de ruido se hizo notar...hasta que se vio asesinada por un golpe de bullicio palpable en el propio ambiente, gritos de sufrimiento se podían oír a más de lo que podría aguantar... La desesperación se apoderaba de ambos... La calma...algo que no podían darse el lujo de disfrutar...y el silencio se apoderó del lugar...
1...2...3...4... Se podían contar los latidos, se oía el correr de la sangre por las venas... Uno oía la respiración del otro, el volar de los insectos...
Un frenesí de ruidos diminutos que debían ser imperceptibles... /
El silencio asesinó la calma, en contra de toda naturaleza, el silencio acobardó al que hasta ahora pudo ser el más valiente... Salvador temblaba y yo no daba crédito a lo que posiblemente podría estar ocurriendo...
La frialdad del miedo los dejó quietos...inamovibles... Presos de nuestros propios cuerpos, nosotros queríamos huir pero nuestros cuerpos ya habían dado por hecho su muerte y decidían no correr más...

Fusionados, así los llamé, personas "vivas" que tenían el físico normal de una persona común promedio...pero con caras desorbitadas, sin ojos, rellenos de líquidos fluidos muy viscosos, al parecer eran aún más fuertes que los huéspedes mortales...Cómo huir a eso...como huir cuando lo que mis ojos tenían en frente eran a las cosas más veloces jamás vistas...
-Un pequeño ruido se oye a mi lado izquierdo, salvador estaba apuñalándose cinco, no, 6 jeringas inyectando todo el contenido en su cuerpo, una sobredosis directa al corazón, sus ojos se volvieron rojiblancos las venas se hacían cada vez más notorias, cogió la oz y el hacha. -
-"huye de aquí..."- esa no era su voz, pero salían las palabras de sus labios, ¿qué pensaba hacer...?
Uno, dándole una cortada certera en la yugular consiguió arrancarle la cabeza de un solo esfuerzo , dos , atravesó su cuerpo con un solo puño, tres, cogió a otro del cuello y presionó hasta que sus ojos saltaran de sus cuencas, cuatro... consiguieron darle un arañazo en la pierna izquierda que poco a poco se iba cicatrizando, salvador lo cogió del abdomen y con un simple estirón lo partió a la mitad, se podía palpar el sabor a sangre que emanaba del cuerpo de mi compañero, y el hediondo olor a muerte que emanaba de ellos...
-¡¡HUYE DE AQUÍ!!...- lanzó ese grito de nuevo...
Pero no, no era hora de abandonar a la única persona que está conmigo en este momento, no puedo abandonar a alguien que arriesga la vida por mí, no permitiré que nadie más muera creyendo que soy una carga, alguien a quien deben proteger...
-cogí una jeringa de la chaqueta de salvador que permanecía tirada a un lado...-
-¡¡SALVADOR!!...un brindis por nuestra victoria...- dije en medio de todo el caos no pude dejar mi tono sarcástico y con algo de sorna...
-uno...dos...tres... sentía un dolor inmenso en todo mi cuerpo, mis músculos no quemaban...ardían... pero a cambio podía sentir como mis heridas se curaban...sentí algo en la espalda...-
Un golpe directo de uno de ellos me lanzó muchos metros hasta caer por una escalera... salvador estaba tirado en el suelo... el efecto se le había terminado y solo quedaba uno...
Uno, dos y tres... tenía mi mano atravesando su interior... Para después finalizar su miserable vida despedazándolo por completo... fue lo más placentero que sentí...pero ¿Por qué?
Por unos segundos no me sentí humana...disfrutaba asesinar, despedazar...

2030Donde viven las historias. Descúbrelo ahora