Mirabamos por la ventana, a traves de la neblina, pequeñas luces alejadas distorsionadas por gotas de la suave llovizna. La humedad en el ambiente cala hasta los huesos asi que lo mejor sera colocarle una manta vieja por encima... En estos momentos desearia tener alguna vela para ver algo en esta espesa oscuridad, pero eso no pasara.
-Hay algo que deberias saber... - ahora vuelve a mirarme con esos ojos negros y vacios...
Creo que mi suspiro se ha escuchado demasiado y casi ha tenido su propio eco, pero necesita saberlo. No podemos seguir si no le digo a que se expone, pero tampoco puedo contarle todo esto de forma tan repentina. Tal vez deberia contarselo como lo que, en un principio, fue para mi. Una historia. Un cuento.
- En nuestra familia existia una leyenda, una historia complicada, pero...
- ¿Por que me vas a contar ahora una leyenda? Tenemos otras preocupaciones muchisimo mas importantes. No quiero perder el tiempo con algo como eso
- Dejame acabar, es mucho mas importante lo que te voy a contar. Aun que sea una leyenda, es necesario que lo sepas
Se que no quiere oirlo, lo noto por como ha cerrado los ojos... como si desease que mi boca se cerrase de por vida y no volviese a tocar el tema, pero vuelve a abrir los ojos y eso, eso es que escuchara lo que tengo que decir, asi que recoloco la mugrienta manta que tapa a ambos y sigo...
- En nuestra familia existia una leyenda sobre nuestra sangre, una historia muy complicada, pero no podria empezar por el principio, debo empezar por el final
Y asi era... debia empezar por el final, el fin de una larga historia que convergeria con su principio, la historia de nuestra sangre maldita.
- En ese final nacieron dos mellizas, Ghana y Cathleya que convivian con una niña de su misma edad, Azena. Esta ultima era muy similara a las dos mellizas, hasta el punto de que parecian ser tres mellizas. Azena tenia ojos verdosos como Cathleya, pequeñas pecas como Ghana, la misma piel blanquecina que ambas sacaron de su madre, el pelo de color miel como Ghana pero ondulado como Cathleya...
Para ambas hermanas era como si viesen un reflejo de ellas fusionadas en un mismo ser. Aun que no era del todo asi... Azena amaba tanto a los padres como a las niñas. Los adoraba. Pasaba cada dia juntos como una familia feliz, ella les trenzaba el cabello, jugaban juntas en el jardin , tenian divertidos dias familiares...Tanto los queria que sentia unos celos descomunales cuando alguien se acercaba a cualquiera de las niñas, de esto tambien ellas se dieron cuenta, pero adoraban de igual forma a la niña que solo jugaban con ella, pues pensaban que era su prima o una familiar. Conforme crecian se daban cada vez mas cuenta de que a veces no se comportaba tanto como una niña, sino que muchas veces se encerraba con los los padres y oian como la regañaban, hablaba como adulta aun que se comportaba como una niña. A pesar de todo aquello la convivencia con ella era normal, siempre habian vivido juntas, desde que tenian uso de razon, pero paso el tiempo y crecieron, hasta que llego el cumpleaños de las meellizas.
Celebraban el septimo cumpleaños y por primera vez iban a ir sus compañeros a casa para celebrarlo juntos, Azena, por supuesto no estaba conforme. Ghana y Cathleya no entendieron por que sus padres le prohibieron salir de la habitacion mientras hubiese alguien en la casa, para ellas era importante y querian que ella estuviese ahi, querian presentarle a sus compañeras y que todos la adorasen tanto como ellas, que hiciese amigos y asi podrian jugar todos juntos... pero para sus padres era importante mantenerla oculta. Por su parte, Azena odiaba el simple hecho de saber que cualquiera se acercaria a ellas asi que, durante la fiesta, decidio salir y observar de cerca, aun manteniendose oculta. Mientras veia a todos aquellos niños jugar con ellas, en su interior, crecia un sentimiento de odio cada vez mas grande, uno que le carcomia por dentro, uno que la hacia despertar sus mas oscuros deseos de posesividad. Y sin que nadie pudiese notarlo, ella observaba hasta que una idea paso por su mente. Una idea que, una vez llevada a cabo, la tranquilizaria...
Pasaron semanas y mientras Nathaniel y Delphine, los padres de las mellizas, realizaban varias tareas las tres niñas jugaban en el jardin, fue ahi que Azena vio la oportunidad de realizar aquella idea. Y es que ella era tan caprichosa que cuando deseaba o decidia algo... lo cumplia sin importarle nada mas.
Aquella tarde de verano en el jardin propuso un juego tras otro, desde jugar a tirarse agua hasta dibujar los cuentos mas locos que sus jovenes mentes pudiesen crear. Cuando terminaron Azena les propuso un ultimo juego: hacerse un tatuaje. Por supuesto las dos niñas creian que cogeria los sobrecitos con pegatina para pegarlo en su brazo y esperar a que, con el agua, se quedase en su piel, pero esa no era la idea.
Azena les hizo cerrar los ojos, ya que era una sorpresa, sin dudarlo saco el mechero que le habia robado a Nathaniel y lo acerco en mitad del pecho de cada una, en ese momento se dieron cuenta de que no era un juego y que no podian gritar o moverse... cuando termino las tres tenian una quemadura extraña, rugosa y rojiza con la forma de una gota en medio del pecho, una que, con el pasar del tiempo cicatrizaria en la perfecta forma de una gota roja, la cual, según Azena las unia para siempre, una gota de sangre. Una vez pudieron moverse, sus padres escucharon los gritos y en aquel incidente Nathaniel y Delphine discutieron muchisimo con Azena hasta encerrarla durante dias en su habitacion...
Despues de tan horrible momento, paso el tiempo y aquellas niñas lo fueron olvidando, pues con tan solo siete años, ninguna pensaba en que aquella marca causaria ningun daño, pero las consecuencias no tardarian en llegar para todos.
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MALDITAS: CATHLEYA
Tiểu Thuyết ChungA veces las historias que nos cuentas se hacen realidad, se vuelven horribles pesadillas... ¿Que harias si encontrases a tus padres y a tu hermana muertos? Cuando estas completamente segura de que el cuerpo no es el de tu melliza, cuando te interro...