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- Hizo ¡Pum! y luego hizo ¡Pam! ¡Voló por el otro lado y Zazzz! ¡Atrapó a casi todos los bandidos con su increíble magia de viento!.- exclamaba emocionada narrandole la pequeña aventura que había vivido junto al adolescente a un enmascarado que la observaba divertido y maravillado por su pureza e inocencia.

- Pero luego me sentí completamente inútil, así que quise lucirme.- soltó con una sonrisa orgullosa.- Recité el nuevo hechizo de inmovilización de mi grimorio y atrapé a los dos ignorantes que querían escapar por la espalda de Yuno.- se señaló a sí misma asintiendo con la misma sonrisa de orgullo mientras le mostraba a William, su nuevo hechizo, bastante entusiasmada.

Después de una gran charla, donde la chica le contó absolutamente todo lo que había pasado en aquella semana, exceptuando detalles, claramente. Decidió volver a aquel lugar en el bosque que hacía el mismo tiempo que no visitaba, sentía que había traicionado de alguna manera a su sitio especial y eso la hizo llegar en segundos a su destino.

Con su cuaderno, lápices de colores y pequeños pinceles, cayó en cuenta que ya iba por una docena de retratos de Yami y se resignó a pensar en pintar a otra persona que le pareciera casi igual de atractiva que el azabache.

Se situó en el mismo sitio donde se sentaba su amigo usuario de magia de viento, ahí es cuando chasqueó los dedos con una sonrisa emocionada.

- ¡Claro! Yuno-kun es muy atractivo y tiene los ojos de un color ámbar tan destellante.- aceptó con una pequeña sonrisa orgullosa por ser amiga del chico.- Sí, definitivamente Yuno-kun, será hoy mi muso.- burlándose de sí misma por su estupidez de juegos de palabras, se dió palmadas en las mejillas y comenzó a pintar su rostro inspirándose por el bello entorno a su alrededor.

Luego de que un corpulento se encontrara disimuladamente intentando hallar el Ki de aquella chica -mocosa tonta, según él- , no la encontraba por ninguna parte y supuso que se encontraba dibujando, ya que siempre ésta desaparecía e iba a su sitio ...

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Luego de que un corpulento se encontrara disimuladamente intentando hallar el Ki de aquella chica -mocosa tonta, según él- , no la encontraba por ninguna parte y supuso que se encontraba dibujando, ya que siempre ésta desaparecía e iba a su sitio especial. La curiosidad le invadió y quiso saber qué tipo de lugar era para que la mocosa lo visitara tanto.

Sin dudarlo, se adentró en el profundo bosque donde hallaba restos de aquel inmenso poder que la chica guardaba dentro de sí y que temía dejar salir. Se encontraba caminando despreocupadamente sin embargo con pasos silenciosos, si ella se encontraba pintando, la sorprendería dibujando un retrato de él, moría por ver su avergonzada reacción con sus mejillas sonrojadas.

Soltó un bufido burlón para después sonreír embobado con su imaginación.

Efectivamente unos minutos después, observó a la chica recostada a un árbol, sin embargo parecía plácidamente dormida. Yami se acercó y vio que tenía algo en sus manos.

Su cuaderno.- pensó al mirar el ancho y el largo de éste. Se agachó a un lado de ella y observó con curiosidad lo que había dibujado la chica.

Opuestos por Naturaleza || Yami SukehiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora