Las novias y los compañeros de cuarto no se mezclan

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Katsuki POV

Me quede viendo encantado a Himiko mientras comía un sushi después del otro, el arreglo colorido de pescado frente a ella iluminaba su rostro con una sonrisa brillante mientras disfrutaba su comida.

A mí nunca me interesó esta tontería del sushi artesanal, es comida no arte. Pero a ella le encantaba así que no me molestaba invitarla a cenar, siempre podía conseguir una pizza de regreso a los dormitorios m

"¿Estás seguro de que no quieres nada?" Me reí en voz baja por su pregunta pero aún así conseguí enojar a Himiko, viendo cómo frunció el cejo mientras hacía puchero. "¡No te rías de mi Kitty Kat!" Se quejó intentando sonar amenazante pero solo logró que me enamorara aún más.

Me incliné sobre la mesa hasta que nuestras cabezas estuvieron tan cerca que nuestros labios casi se tocaban, una sonrisa arrogante apareció en su rostro mientras me acercaba a ella. Estábamos tan cerca que podía el aroma a fresas de su shampoo invadió mi nariz. "Nunca lo hago cariño."

Cuando dije eso empezó a reír como una colegiala, inclinándose hacia mí pero yo me aleje y regrese a mi asiento, dejando a una Himiko sonrojada y confundida, mirando de forma asesina su rollo de atún antes de devorarlo, olvidando su enojo una vez que probó el pescado.

Me recargue en la silla con una sonrisa mientras me dedicaba a verla comer, feliz de que mis padres mis padres trataron de comprar mi felicidad ya que está cena por si sola es estúpidamente cara. Solo reservar una mesa en este estupido restaurante costaba 50 yenes, sin incluir comida.

Cuando escuché eso me queje pero los estúpidos camareros solo me dijeron que no le ponían poner precio al arte. Pero ellos sí que lo intentaban los malditos, en verdad no entiendo esta mierda del arte culinario. El lugar de sushi a unas calles de mi casa servía un mejor salmón que el de este lugar.

"Señor, su cuenta." Cuando escuché la voz volteé y vi a un mesero viéndome con una mirada escéptica en sus ojos. Estaba seguro que el bastardo no creía que pudiéramos pagar un lugar así.

Quería golpear al maldito en su estúpida cara pero me contuve ya que no quería arruinar mi cita con Himiko. Simplemente tome mi cartera y saque una tarjeta de crédito platino, una sonrisa arrogante apareció en mi rostro cuando el mesero vio la tarjeta y no pudo ocultar su sorpresa, esa cara de estúpido le quedaba mejor. "Pon todo aquí." Dije con mi tono más serio mientras lo miraba de manera arrogante, el mesero solo asintió su cabeza rápidamente antes de tomar la cuenta y salir corriendo.

"¡Demonios Kat! Sabía que tenías dinero pero no creía que fuera tanto." Voltee los ojos al escuchar la voz sorprendida de Himiko antes de sonreírle, amando el brillo en sus ojos dorados. Estaba feliz de que estuviera disfrutando nuestra cita pero aún faltaba un último lugar adónde quería llevarla. Me encogí de hombros como si no fuera la gran cosa solo para presumirle mientras trataba de disimular la última sorpresa, sabía que ella odiaba las sorpresas pero iba a amar está última.

Fue entonces cuando sentí mi teléfono vibrar, lo saque y le di una mirada rápida por debajo de la mesa, viendo como aparecía un mensaje de Kirishima. Solo eran unas cuantas palabras pero fue suficiente para hacerme enojar.

"Todo el mundo está en la sala común haciendo preguntas, será mejor que te apresures." Fruncí el ceño hasta que escuché un ruido. Voltee a ver a Himiko pero no estaba, al mismo tiempo sentí un cálido aliento chocar con mi oreja.

Me congelé del susto por un momento, mi mente moviéndose rápidamente lista para la batalla hasta que vi a una sorprendida Himiko frente a mi. "Tranquilo asesino, solo soy yo."

La mire con cara seria por un momento antes de tomarla de la muñeca y jalarla hacia mi regazo, haciendo que hiciera un puchero aunque podía ver que sus ojos se iluminaban de alegría. El sonido de los murmullos que provenían de las demás mesas me hizo parar por un momento y querer decirles que les iba a hacer si no miraban hacia otro lado pero mi ojos terminaron de regreso a ella, perdiéndome por un momento en ese dorado mar antes de darle una mirada seria

El héroe y la villana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora