Regalo

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Para Hoseok fue imposible no formar una mueca cuando se vio a sí mismo en el espejo.

De repente, los billetes que había guardado hace cinco minutos en su cartera parecían una muy poca cantidad; antes de ver su… apenado reflejo, había dado una sonrisa al recibir su recompensa económica, pero ahora estaba considerando pedir más.

—No entiendo tu rostro. Tus piernas se ven bien.

—No me gusta esto.

—Se llama falda.

—No me gusta la falda.

Yoongi se carcajeo, rebuscando en su mochila. —Tengo una rosa aquí, ¿la quieres?

—Púdrete, idiota. No hablo del color.

De hecho el color negro hacia resaltar la palidez de sus piernas, pero frunció el ceño cuando vio las líneas más claras que se extendían sobre sus rodillas. Nada podía explicar más una infancia agitada, que esas marcas.

Cuando era pequeño se había caído mucho, raspando sus rodillas hasta que sangraban. Su rostro aparentemente tuvo un amorío con el piso.

—Todos llevaríamos una, y si no quieres bien puedes pagarle al resto. Es la penitencia.

—Pero es mi cumpleaños, pudieron hacer una fiesta de… de pijamas, hasta de tacones, ¿pero de faldas? Este jodido pedazo de tela apenas me cubre las bolas.

—Es que es mía —se encogió de hombros, alisando los propios pliegues de su falda—. Tú aceptaste sólo usar la negra.

—¡¿Tienes una más larga?! —se alarmó, corriendo hacia la cama donde su amigo se recostaba esperando, cuidando que  su falda para que no revelara nada—. ¡Dámela!

—Sólo traje estas dos, Hoseok. Y la rosa es más peligrosa, una enemiga para tus pelotas.

—¡Juro que…! Un día, tú… ojalá se te atasque el prepucio en una cremallera.

Yoongi no pudo defenderse como regularmente hacía de manera ácida, a veces hasta incluyendo patadas, porque Namjoon entró por la puerta silbando.

—Jin ya llegó con las cervezas. ¿Ya están listas, señoritas?

Como fiesta de cumpleaños número 24 de Hoseok, cansados de las habituales juntas para beber alcohol y jugar juegos estúpidos de mesa, sus amigos habían decidido hacer una fiesta invitando a mucha gente. Como el departamento de Hoseok era bastante pequeño, Namjoon fue quien ofreció su propia casa (sí, casa, ni siquiera ellos sabían cómo pudo comprarla), poniendo de condición que fuera de una temática.

Yoongi había estado bastante fastidiado de los comentarios que hacían sus amigos desde que comenzó a usar ciertas faldas, por lo que fue la única idea que propuso. Todos creyeron que sería divertido, así que aceptaron… menos Hoseok.

De hecho aceptaba, no en voz alta, que las piernas de Yoongi no se veían mejor con otras prendas tanto como cuando usaba faldas. Lo molestaba porque eran estúpidos. Pero había una gran diferencia entre ver a tu mejor amigo llevando una, a usarla él mismo.

Se sentía cohibido y atontado, mirándose de espaldas en el espejo comprobando que no se viera nada, desde distintas posiciones. Agachado, de pie, caminando, hasta bailando, ¡No hubo momento para usar de excusa y deshacerse de esta prenda!

—Cállate, Namjoon, que tú te ves más ridículo.

—Lo bueno es que no te pregunte. ¿Ya bajan? Están llegando los invitados.

Después de que Namjoon salió de la habitación, haciendo rebotar a propósito su falda amplia amarilla, como una princesa dando vueltas, Hoseok suspiró.

Zorro de regalo [HopeV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora