Capítulo 29

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Escucho a Hange contar la historia de la familia Reiss, de la iglesia calcinada, pero es sólo un murmullo lejano, los ojos no se me mantienen abiertos, y el movimiento del carro me adormece. Mi cabeza descansa sobre el pecho de Levi, dejándome sentir el calor de su cuerpo, y el acompasado latido de su corazón. Inconscientemente me giro totalmente hacia él, acurrucándome más, y apoyando mi mano también en su pecho.

Me siento en trance, como si no estuviera despierta, pero tampoco dormida. No distingo las voces, pero si las oigo. El olor de Levi me embriaga, me envuelve, me acuna, me rodea y me tranquiliza.

—Levi... —susurro su nombre, despacio, y él me arropa.

—Te amo —me dice mientras me acaricia.

—Yo también te amo.

—____... ____... —su voz se hace cada vez mas clara— ¡____! —mis ojos se abren de golpe.

—¿Qué? —miro a un lado y a otro, y todos parecen bastante divertidos.

—Ya hemos llegado —me dice Levi, y me doy cuenta de que el carro ha parado delante de la iglesia.

—Sí —digo, todavía confusa.

Todos empiezan a bajar del carro, y una vez Levi lo ha hecho, me ayuda a mí. Nos acercamos todos a la puerta, y yo tiemblo del frío.

—¿Estás bien? —me pregunta Levi, pasando su brazo al rededor de los míos.

—Sí, no te preocupes —digo arrimándome a él.

—¿Sabías que hablas en sueños? —me susurra.

—¿Cómo?

Abre la puerta de la Iglesia, y no me responde. Entramos, junto con Hange. El sitio es pequeño, y no parece albergar mucho.

—¡Ahí está! —habla Hange—. Una trampilla oculta —se arrodilla para verla bien—. El enemigo estará aquí con Eren —Levi también se arrodilla hasta su altura, y yo hago lo mismo—. Parece que he dado en el clavo con mi hipótesis.

—¿Qué hipótesis? —pregunto confusa.

—Estabas dormida —me responde Levi, quitándole importancia—. Dar tantas vueltas ha merecido la pena. Aquí tenemos nuestro regalo.

—Listo —escucho la voz de Armin detrás de nosotros—. Todo preparado.

—Bien —Levi responde, pero yo no sé muy bien que está pasando.

—No debería haberme dormido —mascullo.

—Y vosotros, ¿preparados para mancharos las manos? —Levi mira a mis compañeros, pero ninguno de ellos responde—. Yo diría que sí.

—¿A mí no me lo preguntas? —le susurro.

—Te conozco mejor que a nadie en este agujero, incluso mejor que a mí mismo. Sé que estás lista para todo... Y también sé que si ahora te pido que no vengas, me mandarás a la mierda.

—Quizá sería un poco más suave —le digo, pero tiene razón.

—Siempre lo eres.

—Estamos listos para entrar, Levi —la voz de Hange no termina de ponerlo en marcha, y su mano tiembla en el tirador de la trampilla.

—Levi... —mi susurro es lo mas suave y dulce que mi voz puede sonar, y acaricio su mano. Nunca lo había visto así. 

Él suelta entonces la trampilla, y su mano vuela hasta mi nuca, sujetándome firmemente y atrayéndome hasta su boca, besándome, como si nunca más fuera a hacerlo. Vuelvo a sentir lo mismo que él, como cada vez que me besa. Miedo de perderme, angustia, duda, pavor, rabia, incomprensión... Se separa de mí, pegando nuestras frentes, pero no abre los ojos. Me doy cuenta de que todos nos miran, pero él actúa como si estuviéramos solos.

La oportunidad de besar tus labios (Levi y tú) [ COMPLETA Y EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora