La Princesa Del Demonio [JENSOO]

[𝟮] 𝗪𝗵𝗼 𝗮𝗿𝗲 𝘆𝗼𝘂?

Un grito desgarrador salió de lo más profundo de la garganta de la pequeña castaña al sentir su cuerpo debilitarse por completo mientras veía con miedo a su pesadilla.

Tomó todos los objetos que tenía al alcance y empezó a tirarlos directo a donde venía la cosa que estaba casi a sus narices.

Muchos objetos eran levemente tirados a otra parte de la habitación por la debilidad en los brazos delicados de Jennie, no tenía ni la fuerza suficiente para acabar con eso.
De igual manera hubieron algunas cosas que sí chocaron en la frente y cuello del ser contrario, pero no era suficiente para detenerlo pues seguía avanzando como si las cosas no fueran un impedimento... y no lo eran.

Todo era un caos hasta que Jen se rindió, dejó de tirar cosas y gritar, en su lugar se hizo una bolita mientras cerraba sus ojos con una fuerza brutal, tratando de olvidarlo todo, o quizás dando permiso para que aquél misterio acabara con ella de una buena vez.

Y lo pudo sentir, sintió como los pasos cesaron, el ambiente estaba más relajado, como si su cuerpo se hubiera liberado de un peso que ni el hombre más fuerte podría cargar.
Sintió como si la tensión hubiera desaparecido, todo se sentía tan diferente para un cambio tan brusco, para tan solo un abrir y cerrar de ojos, era tan repentino que fue justo lo que trajo la suficiente curiosidad y valentía a Jennie para abrir uno de sus ojos y hojear velozmente aquellas tres paredes que tenía en su campo de visión para darse cuenta que donde hubo una vez un ser aterrador y misterioso ya no se encontraba, sintió como todo volvía a la normalidad.

Un gran suspiro de satisfacción salió de sus labios maltratados, vivió una pesadilla en la vida real, una experiencia que deseaba extinguir de su mente, pero sin duda pudo sentir la relajación de que ya todo había acabado. Relajó sus músculos mientras se acostaba en su cama, sintiéndose en una danza en las nubes a miles de kilómetros del suelo, una danza tan suave y liviana que ni la persona más miserable podría bajar y pisotear... lástima que duró tan poco.

Sonrió débil a la vez que se sentaba en su cama aún con el corazón un poco acelerado por todo lo sucedido, volvió a suspirar para luego soltar un quejido ante la vista de sus muñecas, maltratadas y golpeadas, la sangre ya había secado de sus cortes abiertos, pero seguía ardiendo como nunca antes.

Iba a levantarse para ir al baño, pero una respiración caliente en su cuello hizo que cada parte de su cuerpo se paralizara, fue ahí cuando todo se volvió a descontrolar para el pequeño y debilitado cuerpo de la castaña.
El aire que daba justo en su cuello era caliente a tal grado de quemar su pálida piel.

Y no pudo evitarlo, su cabeza se movió por si sola unos cuantos centímetros para luego ver de reojo como aquella criatura estaba a sus espaldas sonriendo de la manera más macabra que podía existir. Su mirada estaba directamente conectada a los ojos de la castaña, algo que la hizo temblar al contemplar sus ojos totalmente negros, como dos cuencas vacías.

Cayó de su cama mientras seguía viendo aquello con su cabeza hacia arriba ya que esa cosa era dos veces su tamaño, por lo cual –por desgracia de Jennie– era más alto y grande.

Sus ojos viajaron por todo su rostro viéndolo todo. A pesar de ser terrorífico, sus fracciones eran delicadas, sus labios finos y un cabello bastante largo y lacio, su tez totalmente pálida haciendo dudar a la castaña si en realidad era un vampiro.
Pero al final Jennie pensó que era una mujer por sus rasgos faciales, además que no tenía una prueba de que fuera varón, por lo que por ahora creía que podía ser mujer.

Retrocedió nuevamente mientras volvía a sentir esas emociones que quería vomitar de inmediato, era nuevo para ella, y justamente a Jen le aterraba lo nuevo, no podía tener más mala suerte. Podía concluir con que aquella chica se había convertido en su pesadilla en tan pocos minutos; su manera de mirarla era suficiente para hacerla gritar de terror.