Capítulo 9

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El frio y el cansancio que sentía en todo mi cuerpo no se comparaba en nada con la preocupación que tenía, no podía dejar de pensar en Sergio, en la banda y en como estarían las cosas dentro del banco. Mis muñecas estaban adormecidas por los amarres y mi dolor de espalda poco ayudaba, traté incansables veces voltear la silla y poder liberarme de lo que fuera que sea esto pero fue imposible, las horas en este lugar eran inciertas, tal vez pasaban dos minutos o quizá cinco horas y no podría saberlo, las gotas del techo caían sobre el suelo y aumentaban mi tensión ya que el constante chirrido era lo único que lograba escuchar, el embarazo no dejaba de estar en mi cabeza, en cómo llegué a estar en esta posición y estaba convencida que moriría aquí, si hubiesen querido protegerme estaría en la carpa con el cuerpo policial pero no lo estaba y sabía que Alicia Sierra estaba tras aquello, la conocía bien o tal vez solo conocía al recuerdo que tenia de ella de años atrás, lo que no podía descifrar era lo que buscaba lograr.

Creo que por el cansancio corporal cerré los ojos sin buscarlo y los abrí al percibir un ruido ajeno que antes no estaba en mi cabeza. La pequeña puerta del galpón se abrió, dejando pasar unos pequeños rayos del atardecer. Ahí estaba ella, tan inconfundible como siempre. Alicia Sierra, llevaba una botella de agua en su mano izquierda y un blíster de pastillas en la otra.

Alicia se sentó frente a mí y traté con mis pocas fuerzas decir alguna palabra pero, solo en ese momento me di cuenta realmente de lo débil que estaba, mi boca estaba seca por lo que pude suponer que habían pasado muchas horas y mi sistema corporal necesita ingerir agua para no caer inconsciente por deshidratación. Cuando presenté atención a las pastillas noté que eran calmantes, quizá Alicia no pretendía dejarme morir aquí después de todo. Quizá la amistad que mantuvimos por años antes de que ella desaparezca de mi vida estaba causando remordimientos en su cabeza.

-No quiero que te descompongas aquí- fueron sus palabras hacia mí y desató una de mis manos del amarré de la silla, con las pocas fuerzas que tenía solo me dispuse a tomar el agua y la pastilla que estaba en un pequeña mesa frente a mí, no estaba en mis planes comentar una locura en estas circunstancias, donde sé que no tengo las de ganas y no querría arriesgar mi embarazo.- ¿Sabes lo jodida que estas verdad, Raquel?- Alicia no decía nada que yo no supiera ya.

-No más que tú, cuando se abra una investigación por tortura y violación de derechos humanos, ¿no lo crees?- podría estar derrotada, pero no dejaría que ella lo viera, creí que me doblaría la apuesta con un comentario al estilo Sierra, pero lo que dijo solo dejó todos mis sentidos en completo estado de conmoción.

-¿De cuantos meses llevas el embarazo?- no podía entender como Alicia con verme solo unos minutos lograba darse cuenta de algo como eso - ¿Creías que no me diría cuenta? Sigues teniendo esa particularidad de tener la nariz roja durante todo el embarazo, como para no notarlo además, puedes engañar a todos los ineptos de esa carpa y a los miembros de tu banda si quieres pero a mí no, Raquel a mí no.

-No tengo idea de lo que me hablas.- no podía hablar con facilidad sumado a el shock que me provocó al haberlo notado – además, hablas como si me conocieras, cuando no es así, quizá conociste a quien fui en el pasado pero no tienes ni puta idea de dónde tirar para sacarme información y esto es lo mejor que se te ocurrió, que poco original Alicia.

-Hablemos claras, yo sé que tu estas embarazada y tú también lo sabes, calculo que de unos tres meses posiblemente y si mi sentido no falla, no creo que quieras que esa criatura la pase mal, aunque no me lo creas yo tampoco lo quiero. Oye que yo amo los niños, que sigo siendo la madrina de Paula ¿no es así?- una sínica sonrisa se formó en los labios de Alicia, recordar esas épocas me daban demasiada rabia, la persona que estaba frente a mí no era la misma Alicia que estuvo conmigo durante mi primer embarazo, ni la que tantas noches me dejó en casa después de emborracharnos, no era la misma que compartió conmigo los años de academia, ni la que sabía todos mis secretos, la que nombré madrina de Paula en su nacimiento, la que tantas noches estuvo conmigo cuando los llantos de la bebe no me dejaban dormir, ella y yo teníamos historias pero ahora nuestras vidas eran muy distintas, ella atravesó un inmenso dolor que la hizo quién es hoy, y esa Alicia poco tiene que ver con la que fue mi mejor amiga de la vida.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2021 ⏰

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