#08. Salvador.

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El director fue quien lo empujó.

—Oh, por Dios, ¿están bien Katherine? —me pregunta pero yo sigo en shock y abrazando a mí hija.

Muevo mi cabeza de arriba hacia abajo afirmando, saca su celular y llama a alguien, busco a Brad y lo encuentro encerrado en un salón y queriendo salir.

Respiro de alivio y me permito relajarme, las lágrimas siguen saliendo y mi vestido está en mi cintura, también tengo mis pechos al aire, pero están tapados por mis brazos que abrazan a mi hija que sigue durmiendo.

Me tapo con un solo brazo y con el libre, pongo el vestido en su lugar, el director levanta la cobija del piso, la sacude y me la da, a pesar de ya no estar dando pecho, aún así la pongo en el mismo sitio en el que estaba, tapo a mi bebé y la abrazo.

—Él, yo...

—Tranquila, no hace falta que hables.

—Pero... —apunto el salón donde está Brad.

—En un momento vendrá la policía.

—Pero el campamento.

—Lo sacarán por la puerta trasera, ya mande a Wendy y a Mark a qué distraigan a todos y le pedí al policía que venga sin hacer mucho alboroto.

—Y si no me creen, él me tocó y yo no quería. Lo juro, yo no lo provoqué ni nada por el estilo, lo juro —hablo volviendo a llorar—. Yo iba con mi bebé, le estaba dando pecho y por eso no pude defenderme, por favor, créeme.

—Tranquila Kathy, te creo, no hace falta que lo jures, se que el abuso sexualmente de tí y atentó contra la vida de tu hijita.

Asiento una y otra vez.

Tenía miedo de que no me creyera y que me hechara la culpa o me dijeran que yo lo seduje.

—¿Quieres ir a descansar?

—¿Primero puedo bañarme?

Los baños infantiles contaban con duchas pequeñas, mientras que para los adultos eran duchas grandes.

—Claro, te ayudo con tus cosas.

—¿Puede venir Jhon? Para bañarlo de una vez.

—Si yo pido que lo traigan.

—¿También puede cerrar el baño con llave? Por favor —suplico.

—Si no te preocupes, tranquila, tómate tu tiempo, yo les explico a los policías.

—Gracias —digo firmemente agradecida.

—No es nada.

Después de que trajeran a Jhon y cerrarán la puerta, desnudo a mis bebés, afortunadamente Fiorella se despertó a tiempo y los meto a la tina que hay que esta llena hasta la mitad porque es honda para ellos.

Trato de no pensar mucho en la situación, mejor me concentro en darles cariños a mis hijos.

—Mami, ¿por qué tienes los ojos rojos? ¿Lloraste? —pregunta asustado.

—No es que se había polvo y me dió alergia, ya vez como soy —miento.

—¡Ay, mami, que cosas! —exclama risueño.

Abro su shampoo de miel y lo pongo en su cabello negro, masajeo su cuero cabelludo tallando bien.

—Cierra los ojos —pido y cuando lo hace enjuago si cabecita dejándola con rico aroma.

Hago lo mismo con Fiorella que está siendo detenida por Jhon, cierra los ojos cuando se lo pido y lavo su cabello siendo más cuidadosa, afortunadamente Fiorella ya sabe cuando cerrar los ojitos.

Saco su jabón líquido para el cuerpo, pongo un poco en la esponja azul y la paso por todo el cuerpo de Jhon, hago cosquillas en su pancita y pies provocándole reír. Después pongo del mismo jabón a la esponja roja y la paso por el pequeño cuerpo de Fiorella, igual le hago cosquillas y ríe dulcemente.

—Cuidala Jhon —le pido y la pega su espaldita a su pecho abrazándola.

Me quito el vestido, los calcetines y los tenis. Quedó en bragas y abro la llave de la ducha que está al frente de la tina, me pongo debajo de la llave mojandome completa, rápidamente agarro el shampoo de cereza y me pongo el cabello, al lavarlo, no cierro los ojos para poder ver a mi pequeños que juegan con las burbujas.

Agarro la esponja roja y pongo de otro jabón líquido, tallo mi cuerpo muy bien y me lavo, agarro la toalla roja que deje en la pequeña mesa junto con la ropa, las toallas y la de mis bebés y me la pongo.

—Hora de salir —anuncio.

Primero saco a Fiorella y le pongo su toalla rosa, seco todo su cuerpito, le pongo aceite y crema para bebé, le pongo un pañal apoyándola en la mesa, después una mameluco que tiene una colita de conejito en la parte de atrás y unas orejitas en el gorro, sin embargo no se lo pongo, pongo una pequeña toalla que se la enrollo en la cabeza para que se le seque el cabello.

La cargo en un brazo y con el otro saco a Jhon, lo seco con su toalla azul, la paso por todo su cuerpo, me devuelvo a la mesa sentando a los dos en ella, unto crema y aceite en su cuerpo, seco sus piecitos, le pongo unos calcetines azules, después le pido que se levanté un poco para ponerle unos bóxers negros, agarro una camisa de pijama azul fuerte y se la pongo, por último un pans azul. Seco su cabello lo más que puedo con la toalla y los dejo en la mesa.

Agarro mi crema y me la unto en mis piernas, brazos, cuello y rostro, por debajo de la toalla me quito las bragas mojadas y las sustituyo por unas secas, me seco el pecho que seguía mojado y me unto crema.

Agarro un camisón rosado y lo desdoblo, después me pongo una toalla en la cabeza como se la puse a Fiorella.

—Rebotan —ríe Jhon señalando mis pechos.

—Jhon, eso no se hace —lo reprendo.

Me pongo el camisón rápidamente.

Guardo mis bragas en una bolsita ziploc y le quito la toalla de la cabeza a Fiorella y después me la quito yo, las toallas las dejo secando en un tubo.

Guardo todos los artículos de aseo y la ropa en mi bolso, me pongo mis sandalias, vacío el agua de la tina y la lavo.

Agarro un cepillo azul y peino el cabello negro y rizado de Jhon, después agarró uno roza y peino en pequeño cabello rubio y lacio de Fiorella, por último agarro uno rojo y peino mi cabello que es igual al de mi hija.

Cargo a Fiorella en un brazo y apoyándola en mi cadera, el bolso lo pongo en mi hombro y con el otro brazo cargo a Jhon.

Siempre es la misma rutina a la hora del baño, primero baño a ellos y luego yo me baño, al final terminan arrullados y los cargo para darles de cenar.

Afortunadamente cuando salgo me espera el director que me ayuda con mi bolso.

—¿Puedes con los dos? —pregunta señalando a mis hijos.

—Claro, siempre después de la ducha hago ésto.

—Oh, que fuerte —bromea sonriendo.

Le devuelvo la sonrisa.

—Ya todos terminaron de cenar, les guarde cena a ustedes y a mí, estuve muy ocupado con los policías. Si quieres vamos a la dirección para que comas agusto y no te preocupes por tu grupo, llamé a Samantha para que nos hechara una mano y acepto.

—Muchisismas gracias, director. Y si, por favor vayamos a comer, mis hijos ya tienen mucha hambre.

—Okey, vamos.

—Hame <<hambre>> —repite risueña Fiorella.

—¿Tienes mucha hambre, pequeña? —le pregunta el director con voz dulce.

—Ti <<Si>> —admite sonrojada.

Owww, hizo sonrojar a mi bebé.

—Yo también tengo hambre, ¿por qué a mí no me pregunta? —dice mi precioso hijo enojado.

—¿Tienes mucha hambre, pequeño? —le cuestiona risueño a él.

—Sipppp —alarga la 'p'.

En la tierra como en el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora