Ahora sí, Capítulo Treinta y tres.

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Chicas, no me mateeen, sé que las he abandonado pero es que: "Un mensaje" me tiene atrapada, pero fuera de eso espero que les guste.

Además siento que aquí tengo lectoras fantasmas y eso no me gusta nadita. Pero bueno, whatevs, espero que les guste.

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Habían pasado varias semanas desde que Elliot comenzó a salir con Kendall, se veían muy lindos juntos a decir verdad.

Raramente me los topaba en los pasillos, la mayoría del día estaban en la biblioteca.

Kendall había ido al médico después de tantos años por lo que su gripe iba mejorando, aunque eso no quiere decir que cambió su aspecto, pero eso era lo que menos le interesaba a Elliot.

Su mirada se deslumbraba cada vez que la veía.

Quisiera que alguien me mirara de esa manera.

—Hola, brujita. —Su voz sonaba entusiasmada.

Se sentó al lado de mi soltando un gran suspiro.

—Mis pompas necesitaban un lugar fresco. —Se movió en el cemento donde estaba sentado. —Y creo que lo encontré. —Rió.

—Bien por ti. —Le dije sin mirarlo.

—¿Que tienes?—me miró.

—Nada—solté.

—No puedes decir que no tie,—un grito lo interrumpió.

—¡Elliot, ven!—Kendall movía la mano con desdén hacía nosotros.

Agarre mis libros acompañados de mi libreta personal que llevaba a todas partes. Bajé rápidamente los escalones de las gradas.

—Hola, Aliss—me saludó Kendall al bajar.

Le sonreí amablemente. —Hola, Ken.

Me di la vuelta para seguir mi camino.

Cuando ya estaba lo suficientemente alejada de Elliot y Kendall alguien gritó; —¡Aliss!

—¡Esa no soy yo!—caminé aún más rápido.

Sus pasos se escuchaban más cerca. Ó yo no corría, ó él era sumamente veloz. ¿Ó era flash?

—Claro que eres tu, te estoy viendo-habló ya estando casi a un centímetro de mi.

Me cubrí el rostro desesperadamente; —Te estás equivocando.

Me haló del brazo para que nuestras miradas se encontraran.

Sus ojos azules eran como divisar el mundo completo.

—Hola, Aliss. —Me saludó.

Mat había sido mi pareja en el baile y desde eso no le hablé. Tal vez porque en la pista "accidentalmente" le pisé el pie repetidas veces, cosa que es muy raro ya que soy una excelente bailarina.

Oh, y también contando la bebida que me hicieron tirarle encima. Juro que no lo hice apropósito, la pareja que estaba al lado mio me empujó.

—Ah hola, Mat. —Le sonreí tímidamente.

Bajé la cabeza, su pie estaba totalmente vendado.

"Espero que no haya sido yo la causante de eso" pensé.

-Veo que te lastimaste.

—Si, pero no es nada de qué preocuparse. Me recordará siempre un momento especial con alguien. —Me miró.

Sentía mis cachetes arder de la vergüenza.

A lo lejos divisé a Elliot junto con Kendall, ella le hablaban pero pareciera que a él le importaba en lo más mínimo lo que le decía. Nuestras miradas se encontraron por un momento, hasta que miré a Mat de nuevo.

—Debemos irnos, ya es bastante tarde. —Dije fingiendo mirar mi muñeca como si tuviera un reloj en ella.

—Aliss, no tienes un reloj ahí, ¿Lo sabías?—soltó una carcajada.

—Muy chistocito. —Rodé los ojos.

Nos dimos la vuelta dejando solos atrás a Kendall y a Elliot. Solté un suspiro de alivio.











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