Zoro al salir de la enfermería, estaba que no podía creérselo, tenía demasiadas preguntas en la cabeza. ¿Por que a él? Él que es una persona nada sociable, no tiene sentido de la orientación, no es atractivo como para enganchar a alguien fácilmente... ¿Por qué?.
No podía creerlo, simplemente no podía. Miró de reojo al chico rubio y este traía una paleta de dulce en la boca y cuando vio que ya había salido, simplemente sonrió levemente y le dio la espalda para comenzar a caminar. Captó de inmediato y comenzó a seguirle.
—¿Que tal? ¿Todo salió bien?— preguntó sacando el dulce de su boca. Comía aquello más que nada para sustituir el tabaco.
Zoro solo atinó a asentir levemente y soltar un suspiro, su mente estaba en una tormenta, arrasando también con sus sentimientos y emociones. ¿Qué debería hacer?.
—Sigues viéndote mal, ¿seguro que te sientes mejor?— preguntó sin dejar de mirarle, aquella situación era un tanto incómoda, no conocía de nada al peliverde y... ¡¿Como era que su cabello es verde!? Apenas había tenido tiempo de notarlo y, vaya que había sido descuidado.
—Estoy bien, el medicamento hará efecto en algunas horas.— dijo finalmente para calmar la preocupación del otro. Al notar el silencio, le miró y observó su expresión de sorpresa, estaba mirando su cabeza. —¿Tengo algo en la cara?— preguntó extrañado.
—Sí, tienes musgo en la cabeza. ¿Como es que te dejan teñirte el cabello?— dijo sin entenderlo aún. —Es... como si tuvieras un gran Marimo en la cabeza... dios...— susurró y a Zoro comenzó a dolerle la cabeza de nuevo. Un nuevo recuerdo.
—No es teñido, mi cabello es así desde que tengo memoria, además no puedes juzgarme después de tener la Ceja así.— dijo y soltó una risa ronca. Al rubio le saltó una vena en la sien, pero a final de cuentas terminó por reír también.
—¿Estas seguro de que tu cabello no es teñido?—el espadachín ya había perdido la cuenta de las veces en las que le habían preguntado sobre su cabello. Ya estaba acostumbrado... ademas, no se quejaba, hablaría de la cosa más estúpida, aburrida o sin sentido... todo con tal de hablar un poco con su cocinero.
—Estoy muy seguro, tanto que puedo decir que nací con él.— aseguró con una amplia sonrisa y miró al rubio... se deleitó con su expresión. El mismo estaba encendiendo in cigarrillo, ambos estaban en la cubierta, sentados y mirando hacia el cielo... estaba seguro de que, mientras el cielo estuviese despejado, Zoro podría recordad la expresión de Sanji. Siempre estaría ahí.
Pero jamás tuvo el valor de decirlo. Jamás tuvo el valor de expresárselo... y, en esa vida, se arrepintió tanto de no hacerlo.
Pero ahora lo podía cambiar.
Mientras caminaban por el pasillo, entre risas y burlas, Sanji paró de reír en un momento y se detuvo. Zoro sin entender lo que pasaba, giró su rostro y pudo ver al pelinegro, aquel que también estaba de intercambio, observándoles. La tensión era muy notoria, se le detuvo el corazón por algunos segundos y... no supo que hacer.
—Veo que ya hiciste un amigo...— susurró el pelinegro acercándose, demasiado para el gusto del moreno. Estuvo a punto de alejarlo, sus ganas no faltaron... pero Sanji soltó un suspiro y sonrió de lado.
—Sí, es muy agradable.— dijo sin apartar la mirada. Ambos la sostuvieron por algunos segundos más.
—Me alegra.— dijo y revolvió las hebras doradas, aquellas que el peliverde, con tan solo mirarlas, juraba que eran suaves, sedosas y finas, él también quería acariciar su cabello así. —No te olvides, mi cena esta noche.— alejo su mano y camino por el lado contrario al que ellos iban.
—Hijo de puta...— susurró el rubio y su sonrisa se había desvanecido por completo, el cara se había quebrado en sus dientes después de morderlo con fuerza, Zoro se asustó por el sonido que creó.
—¿Cejillas?— preguntó confundido, y en ese momento la campaña sonó, el receso había terminado.
—Vamos, llegaremos tarde.— comenzaron a caminar de nuevo. —¿A quien llamas Cejillas, cabeza de césped?— golpeó su brazo y se perdieron en el pasillo.
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Al peliverde le sorprendía la rapidez con la que había congeniado con Sanji, incluso, su prima, Robin, le había dicho que nunca había visto tan sonriente y risueño a Zoro en presencia de alguien. Si, se insultaban y decían cosas que hacían quedar en ridículo al otro pero, a final de cuentas, terminaban riendo a carcajadas.
Al terminar las clases, se dieron cuenta de que fuera estaba lloviendo demasiado, era como si alguna deidad estuviese molesta y se desquitara con esto. No podían volver a casa así...
—¡Maldición!— gritó Luffy tirándose al piso, haciendo una rabieta. —¿Por que hoy? Hoy Sanji prometió que cocinaría esa carne especial que Usopp me dio, ¿por que me castigas así?— para el pelinegro podría ser el fin del mundo, así lo sentía.
—No seas exagerado, podré cocinar cuando quieras... si haces una reservación, claro.— dijo con una sonrisa, nuevamente traía un dulce en la boca.
—Listo, no perderé esta oportunidad, correré hasta casa. ¡Te espero en casa!— dijo y sin más salió corriendo, detrás de él, Usopp y Nami corrieron a toda velocidad. Su prima, Robin y su novio Franky, eran unos malditos suertudos, tenían un paraguas y lo compartirían.
—¿Quieres correr detrás de ellos? Hazlo, yo no quiero tropezar y caer... no puedo darme el lujo de lastimarme un brazo o una mano.— dijo y de repente sintió peso sobre sus hombros y su cabeza. —¡Oye-!— no terminó la frase y vio la expresión seria del peliverde.
—Te enfermaras...— susurró y de su maleta, sacó un paraguas que su prima había metido, lo había metido con la excusa de que presentía lluvia. —Ven, no te alejes o te mojaras.— dijo abriendo el paraguas, con una de sus manos hizo que se pegara a él, hombro con hombro.
—Entonces no hace falta que me des tu chaqueta...— susurró avergonzado por la acción del peliverde, mantenía su cabeza agachada.
—No te preocupes, no soy de enfermarme muy seguido así que estaré bien, además, me gustaría probar esa carne y, si no cuido bien del cocinero, no tendré comida, además de que si hago bien esto, tal vez obtenga alguna recompensa.
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Muy buenas amores, lamento la tardanza y espero les haya gustado.
Esperen el próximo capítulo con ansias 😳👌🏻
Los amo y sin más.
Hasta la próximaaaaa
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Lo que fuimos. ~ZoSan~
FanfictionZoro lo recuerda, recuerda como el cocinero que amo, a quien siempre quizo proteger, se desangraba en sus brazos, mientras susurraba: "Te buscaré en mi otra vida, te molestaré en todas las vidas posibles. Te lo aseguro, Marimo de mierda". Zoro sabe...