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«Él no es más que un hombre cualquiera, con una historia que contar, desde su propia perspectiva.

Cuando el vino a mí pidió ser escuchado, quería ser quién hablara por sí mismo, porque tal como él dijo, todos somos el villano en una historia mal contada.

Y sí, me dijo, podré ser el villano de esa historia, pero, me gustaría que conocieran la mía, y no, no para recibir compasión, mucho menos para justificar mis acciones, si no para comprenderlas.

Si yo existo, es porque tengo una razón para ello.»

Las manos de Pitch bajaron rápidamente al trasero de Ada, masajeándolo suavemente, con las puntas de sus dedos, delicadamente, pero con necesidad.

Ada intentaba procesar sus palabras, sus labios no correspondían a los contrarios, su mente, seguía intentando alcanzar y razonar un significado lógico para esas palabras.

¿Realmente hablaba en serio?

No, no. Lo sabes, tiene que hacerte creer que le importas, pero no es así, eres un medio para sus fines, necesita comprarte con cualquier método, y, lo está logrando; razonó Ada.

-Pitch... -gimió bajo, estaba dispuesta a jugar sus cartas

Sus manos se colaron en aquel perfecto peinado, acariciándolo, siguiéndolo en aquel duelo de besos, sus manos comenzaron a bajar a sus hombros, sosteniéndose de ellos, y sus caderas, comenzaron a marcar un ritmo sobre el regazo del rey de las pesadillas, quién comenzaba a flaquear en sus besos, debido a los movimientos que se realizaban sobre su entrepierna.

-Ada... -intentó hablar, aunque salió apenas en un ligero suspiro

-N-no digas nada -respondió, jadeando, poniendo un dedo sobre sus labios, acercándose para besarlo nuevamente

Sus caderas buscaban el mínimo contacto de roce, aún sobre sus prendas, buscaban acercarse cada vez más, tratando de romper lo que les separaba, mientras los chasquidos, productos de aquellos besos necesitados, inundaban la sala de aquella casa.

Las manos de Pitch se aventuraron con rapidez bajo la playera holgada de Ada, robándole suspiros, quién no perdió tiempo para tratar de igualarle, buscando colar sus manos.

-Sabes... -gimió Ada-, n-no necesitamos hacer esto -jadeo, tratando de regular su respiración

-Quizá, es -besó su mejilla, con delicadeza, y un beso ligeramente audible- la -repitió su acción- única manera, de sentirme querido -beso su hombro, para mirarla a los ojos

-¿Por qué necesitarías cariño? -susurró Ada, reposando sus manos en sus hombros, deteniendo sus movimientos

-¿Y por qué no? -rio con elegancia

-No parece ser una necesidad para ti -respondió Ada, bajando de su regazo-. No tendría sentido que quisieras, ya sabes, "sentirte querido" -enfatizó con comillas

-No necesitas comprenderme -susurró con un tono demandante, incluso más grueso de su tono normal-, no ahora, pero, quizás lo hagas después, aunque -la abrazó por detrás, dejando a Ada en shock-, tampoco necesito que lo hagas -susurro en su oído, causándole escalofríos a Ada, para después dejar un beso en el arco de su cuello y hombro

Sus manos la cargaron con facilidad, subiéndola en la encimera de la cocina, para reanudar un duelo de besos, que, Ada no tardó en corresponder.

Ambos buscaban ganar dominar el uno al otro, lo sabían, necesitaban saber que podían ejercer poder el uno sobre el otro, y era cuestión de orgullo, necesitaban reafirmarse a sí mismos que, podían dominar, al contrario.

sᴏᴍɴᴜᴍ ᴇxᴛᴇʀʀᴇʀɪ | ᴘɪᴛᴄʜ ʙʟᴀᴄᴋ [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora