Le escuchas reír y el tiempo comienza a transcurrir más lento de lo debido, la causa de tu insomnio los últimos dos meses tiene nombre, apellido y ríe de alguna broma absurda que comparte con Shigeaki. No te acercas, no despegas la vista de la pantalla de tu móvil más que para verles de reojo lo que desemboca en que comiences a sentirte como alguna suerte de acosador, eso para alguien como tú significa una falta grave a su orgullo.
Escuchas la voz de tu líder llamarte, Keiichiro es un hombre gentil por lo que en un gesto quizá de inocencia (inconsciencia) te pregunta en voz alta si estás bien. No sabes que responder a su cuestionamiento, pero te toma muy poco dilucidarlo.
Eres un buen actor, en estos momento alguien debería llegar a galardonarte con un Oscar pues resuelves el asunto con una negativa simple y natural, como si el llevar 3 meses sin hablar con quien se suponía era tu mejor amigo fuese algo sin importancia para ti. Sientes su mirada fijarse en ti un instante y tu corazón se oprime de forma dolorosa al verle bajar la vista, intentas olvidarlo, debes mantener tu careta por lo que chasqueas la lengua levemente para retomar la atención a pequeña pantalla nuevamente. No puedes evitar ver a Shige rodeando sus hombros entre cuchicheos que le hacen retomar sus risas, te asquea, quieres irte de ahí, te molesta verlo feliz como si nada, pero no eres un imbécil y sabes todo eso es tu culpa.
Una parte dentro de ti se pregunta que hubiese ocurrido de haber reaccionado mejor cuando Massu te confirmó que le gustaba, si no le hubieses arrancado por completo de tu vida. Había sido una discusión, una simple discusión entre ambos que había terminado una pelea a golpes entre Shige y tú que nadie había podido predecir, por una intervención un tanto desafortunada del pelinegro que poco y nada tenía que ver en la discusión.
Ahora estaban a punto de separarlos por aquella estupidez y tú prefieres mantenerte al margen de todo lo que tenga que ver con tus compañeros, el grupo significa más para ellos que para ti mismo, tú bien podrías arreglártelas sin NEWS e incluso sin Tegomass, sería cosa de hacer una llamada y aceptar la oferta que te hiciesen de debutar como solista, fin del problema. Pese a que sabes que tu vida sería más fácil, que no tendrías que "cargar más con este amor no correspondido y hacer lo que tú quisieses con tu carrera artística" (En palabras de Ryo), no puedes hacerlo, sientes una enorme responsabilidad para con las fans que les han apoyado incondicionalmente pese a todo, eso es lo que acaba por atarte con cadenas al grupo aunque que te hundes cada vez más y más en la nada.
Koyama intenta leerte preocupado, sabes que no lo conseguirá, el único ahí que podría leerte es Massu y sientes que hasta él ya no te conoce o derechamente ya no le importa que ocurra contigo. Sientes culpa por Keii, por él y las miles de jovencitas que se decepcionaran si ustedes no solucionan sus rencillas, aún así eres un tonto que como nunca quiere huir del dolor así sea por un tiempo.
Del otro lado de aquella sala, la "parejita" es toda risas y miradas cómplices ¿Planean besarse ahí mismo? La sexualidad de todos es un secreto a voces, tú eres el único que se ha admitido bisexual pero hay dos frente a ti que están al borde de "salir del clóset". Te asquean, el verles tomarse de la mano basta para hacer que como un resorte te pongas de pie dispuesto a irte. No vas a quedarte para verlos besarse o hacer pública su "relación", tu orgullo te impide demostrar tus sentimientos y sabes que de ocurrir algo así te desmoronarías.
-Si no hay nada más que hacer aquí me retiro, tengo cosas importantes que hacer -El "más importantes" es casi audible en el tono indiferente de tu voz y a todos parece pillarles mal parados- Nos vemos mañana para la presentación -Tomas tu bolso y te despides con un gesto que solo Shige responde con una sonrisa suficiente que te hace soltar una leve risa, el que te miré con odio por quitarle su momento de victoria solo te hace reír más fuerte al salir. Ignoras a Massu llamarte en voz suave, como si se debatiese entre si es correcto o no pedirte que te quedes, como siempre. Está vez te frenas a ti mismo de voltear al escucharle, sales sin mirar atrás ni por un instante, tus ojos arden y el nudo en la garganta apenas y te permite respirar. El escuchar a tu líder a tus espaldas, llamándote de forma insistente, no basta para hacerte voltea pero si para detener tus pasos.