Capítulo 10

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—Alguien no amaneció de buen humor — era Mateo en el área especial donde entrenábamos.

—La cruda— me excuse comenzando a calentar, para un entrenamiento extra.

—¿Combate cuerpo a cuerpo? Tengo ganas de probar como van mis habilidades físicas— asentí tirando mi espada.

—Recuerda lo que nos ha dicho Zadquiel, tú estás más alto te tienes que mantener a una distancia prudente de tu enemigo, para poder conectar un golpe— sentí una patada en mi estómago — así, exacto.—en en el piso, me trate de levantar rápido.

—Y tú tienes que acercarte a mi para golpear — asentí y le salte encima, ya tenía mi truquito saltaba a su cintura y mis  brazos los usaba como llave en su cuello.

—¿La llave Romina?— era James, pero no venía solo, su maldito olor siempre me delataba su presencia, vi de reojo a los tres.

Seguí combatiendo con Mateo, Calipso y James empezaron a combatir también , hasta que Mateo y yo caímos al piso.

Ambos sudorosos, con la respiración entre cortada. Iba a salir por un vaso de agua cuando Zaid me tiende una botella de agua.

—Creí que la necesitarías muñequita— me iba a negar— anda tómala— asentí y la tome, sentí el calor de su mano.

—Gracias Weisz — tomando de la botella, su sonrisa se hizo pequeña y me miró serio.

—¿Vuelves a llamarme así ? Creí que ya era Zaid para ti — me mordí la lengua, a veces no puedo evitar que mis sentimientos salgan por mis poros. —¿Estas molesta conmigo?—

—Solo te dire una cosa— secándome el sudor con la toalla — tú puedes andar de falda en falda como siempre con quien quieras, pero no seas tan obvio. Menos con personas que conozco.—Por suerte ya era nuestra hora de comida, así que salí directo al comedor.

Me senté en una de las mesas con un plato lleno de comida, ahí estaba sentado enfrente mío.

—¿En serio creíste que me iba a meter con Calipso? — ayudándome con la comida.

—No se, tú dime — le serví agua de la jarra que traje.

—Gracias muñequita— le sonreí y asentí — deberías créeme, ya no he andado de falda en falda como dices. — comenzando a comer.

—No me digas — con una sobre preocupación fingida y falsa— ¡La sifilis! Esa cochina enfermedad te detuvo en tu noble misión de Casanova—él me miro mal y negó. —Porque para Zaid Weisz cualquier hoyo es trinchera—

—¿Tan mal concepto me tienes muñequita?— pregunto curioso y bebí de mi vaso de agua.

—¿Por que será? No sé, sera porque siempre te vi con una compañía femenina distinta cada que iba a visitar a mis padrinos o Liliy, hasta a veces con más de una—comiendo tranquilamente —¿Por qué ese cambio?—

—Solo que ya estoy en otra etapa de mi vida — "¿Que mosco le pico a este hombre?" 

—¡El fin del mundo! ¿Ya te pego la crisis de la mediana edad?—divertida y el negó.

—Lo estoy diciendo enserio Muñequita— mejor seguí comiendo. — Te traje postre — alce la vista, había dos rebanadas de pastel — Se que te gusta algo dulce después de una comida fuerte— bueno, tenía razón.

—Gracias, realmente si iba a ir por un pastelito ahorita — comenzamos a comer tranquilos, hasta platicábamos.

—¿Así que ya te veré entrenar? — le pregunté, mientras lo esperaba afuera del baño de hombre, se había ido a cambiar. Ya Mateo y James lo estaban esperando.

Déjame volar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora