La Posada | ALBALIA

11. Days of Our Lives

Domingo, enero 2020 (Quinto día).

SIN POV

Cuando Natalia entró al hotel, se fue directamente a su habitación, no iba a llorar, solo quería entender a Alba, entender sus motivos, sus miedos y todo lo que la podía pasar por la cabeza.

Sin embargo Alba, se quedó apoyada en el coche en el que iban a tener una aventura que se quedará sin vivir. Después de un rato pensando parada, entró y fue a la sala del personal para coger un botellín de cerveza. Abrió la nevera, lo cogió y de un portazo la cerró.

—¿Alba? —abrió la puerta su hermana— Pensaba que te habías ido. Escuché un ruido y me extrañó porque Joan y Sebas están con lo de la música.
—Ha habido una complicación —encogió los hombros y dio un sorbo,
—¿Ha sido por lo que he dicho? —preguntó sabiendo que su pequeña conversación podría haber influido— Sabes que no te lo dije aposta, se me escapó.
—No, no es por lo que dijiste. Solo que hay que dejarlo estar durante un tiempo... —dijo no muy segura.
—Alba —se acercó a ella—, nunca te había visto así, ¿y sabes por qué? —la rubia negó— Porque nunca te había visto tan indecisa e insegura —al ver que la cara de su hermana cambiaba, supo que había utilizado un mal adjetivo— no te lo digo a mal eh. Tú sabes que muchas relaciones amorosas no has tenido muchas...
—Ninguna —la corrigió.
—Ninguna —repitió—. Pero por cualquier cosa, has querido probar con Natalia, que me parece una chica de puta madre —sonrió— y creo que has elegido a la mejor persona —se sentó haciendo que la rubia la imitase—. Lo poco que he hablado con ella, he sacado que no se rinde fácilmente y que cuando tiene un objetivo, no lo deja hasta que el mismo decide desaparecer.

A esa altura, la cabeza de Alba ya estaba dinamitando, su hermana sabía elegir bien a sus parejas y casi siempre tenía razón en cuanto a lo amoroso. Se acordó de Fito, un músico en toda regla que había estudiado en el mejor instituto inglés dedicado a la música, era un chico bastante normal por fuera, pero por dentro, estaba lleno de sorpresas, y es por eso que había conquistado el corazón de Marina por tres años. Se conocieron debido a que el chico acompañaba a una banda como telonero y ésta, estaba de tour por Galicia, y por ello, decidieron quedarse alojados en el hotel, que de por aquel entonces, era de sus padres, pero por poco tiempo debido a que meses después de su marcha, fallecieron por causas excepcionales. Fito como buen chico que era, regresó un par de días para apoyar a la familia Martínez-Reche.

Rompieron por cosas de la vida, él se tenía que ir a Ámsterdam para finalizar su máster de música Jazz y ya que estaba, empezar uno de Pop y de Tecno, y como consecuencia, al ver la lejanía entre España y Holanda, decidieron cortar, y ya si se reencontraban y seguía la chispa, lo intentarían.

El hermano de éste, Xavi, lo intentó también, sin embargo, Alba lo rechazó de la manera más suave posible. Y aunque él siguió visitando el hotel cada vez que podía, debido a que él trabajaba como productor de varios artistas gallegos, nunca llegaron a más que un par de besos y tocamientos consentidos a escondidas.

—Ella te va a entender o lo va a intentar. Creo que tiene tanto miedo que sabe ponerse en tu lugar —cogió una mano de Alba para que sienta su apoyo—. ¿Tienes otra? —miró la cerveza.

La de Elche se levantó y cuando estaba de espaldas a Marina, escuchó una voz que la llamaba desde fuera.

—¿Alba? —tocaron la puerta.
—Salgo yo si quieres —la propuso su hermana.
—No, no, ya salgo yo —dio un último sorbo antes de dejar la cerveza y salir.

Lo que no se esperaba es que el hermano del chico que pensó hace siquiera unos segundos, se presentara allí. Hacía ya un tiempo que no le veía. Después de que Fito y Marina cortasen, él siguió viéndola pero pasaron dos meses y ya, no volvió a aparecer. Para Alba fue normal, estaba mal decirlo, pero se había quitado un peso de encima ya que, aunque ella fuese experta en rechazar a las personas, no la agradaba tener que hacerlo con el hermano de su ex-cuñado.