07: « Exposición»

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Michael se despidió de su madre luego del desayuno y se marchó de su espaciosa casa. Jamás le había gustado llamarle hogar a aquel lugar, pues nadie conocía a nadie. Existía una gran falta de comunicación, una que hacía a todos infelices, pero a pesar de todo, Michael amaba a sus padres, aunque claro, su madre lo era todo para él.

En vez de dirigirse al instituto, caminó un par de cuadras hasta que encontró la pequeña cafetería que siempre le entregaba la cafeína para poder responder a todo lo que su vida dictaba. Se había hecho conocido del dueño, el señor Hernández, quien siempre les decía a sus empleados que un chico pálido de ojos verdes y constantes cambios de colores de cabello, pasaba a primera hora por un capuccino grande. Charlaban sobre diferentes cosas, pero igualmente, el señor Hernández le hacía favores a Michael de diferente escala, pero el más común, era que Michael se cambiara de ropa en la cafetería. Por supuesto que el pelinegro no podía ir a la universidad de Ashton vistiendo un uniforme escolar, cuando en realidad, solo los de la fraternidad, sabían que aún se trataba de un crío menor de edad que aún asistía a un instituto, pero la peor carga que podía sostener Michael, era el prejuicio de que era uno de los institutos privados más costosos y exclusivos del país.

El señor Hernández aceptó que Michael se cambiara, ambos tomaron desayuno juntos en una tranquila charla. Michael prefirió hacer tiempo en la cafetería antes de ir a la universidad de Ashton, donde ambos se encontrarían en las afueras de la facultad del joven adulto. 

—Los chicos ya entraron y les dije que nos guardaran puestos en las primeras filas —comentó Ashton cuando se topó a su pelirrojo amigo. Apenas había tenido una clase y ya se veía notablemente estresado.

A pesar que Ashton viviera en una fraternidad y, en consecuencia, cargara con la fama de ser un chico 'fiestero', él era verdaderamente responsable con sus estudios y vivía en la fraternidad por comodidad y la libertad que esta le brindaba, en comparación a una residencia estudiantil.

—No sabes que hice ayer —cambió de tema Michael, rascando su creciente barba. La odiaba, se suponía que cada tres días se afeitaba, hoy era uno de esos días, pero prefirió dejarla porque eso le sumaba más años, aunque ya se veía bastante mayor y se lograba camuflar con los universitarios.

—¿Volviste a ir de fiesta los días de semana? —intentó adivinar Ashton, tomando el elevador, en donde tuvieron mucha más privacidad y Michael se alegraba enormemente de eso.

—No, estoy intentando seguir mi tratamiento...—negó de inmediato el pelinegro, para luego comenzar a arreglar su cabello en uno de los espejos de la caja metálica.— Logré tener una erección y masturbarme.

Aunque fuese algo natural, para Michael era todo un logro y Ashton, como buen amigo que era, lejos de mirarlo extrañado, lo abrazó, feliz, pues sabía lo difícil que estaba siendo para Michael descubrir su sexualidad y lo frustrado que lo tenía el tema.

—Me alegro Mike —celebró el universitario, separándose del abrazo, para luego él comenzar a arreglar su propio cabello y su apariencia.— ¿Algo nuevo que probaste y que dio resultado?

—Digamos que tener fantasías sexuales con tu jefe es algo adrenalínico y excitante —respondió finalmente Michael, viendo la reacción de Ashton, quien ni se inmuto.

—Mientras nada de tus fantasías se interponga en tu trabajo, todo bien bro —finalizó Ashton la charla, justo cuando las puertas del elevador se abrieron en el subterráneo 2, donde se ubicaba el auditorio y donde la exposición se llevaría a cabo.

Ya habían varios estudiantes ocupando asientos, y por la cantidad que Ashton y Michael veían por las escaleras, apostaban que esa exposición tendría mucha convocatoria. Era un tema bastante interesante, sobretodo considerando las costumbres que comienzan a llevarse en ese ambiente universitario y que se terminan normalizando, así como una experiencia que debiste vivir como para decir que fuiste a la universidad.

Ashton guió a Michael por uno de los corredores del auditorio y, en el sector izquierdo frente al escenario, en la primera fila se encontraban los amigos de Ashton y 'hermanos' de fraternidad. La gran mayoría conocía a Michael y sabían que realmente no era un universitario, pero lo consideraban uno más, así que se saludaron con abrazos y preguntando cosas sobre su semana, si es que iba a quedarse a la fiesta de la noche y cosas por el estilo.

Poco a poco el auditorio comenzó a silenciarse, a medida que los universitarios veían como el decano de la facultad entraba al escenario que constaba básicamente de un podio, una mesa de vidrio con un vaso de agua y un taburete alto.

—Pido silencio para dar comienzo a la exposición —llamó el decano. Ashton y Michael tomaron asiento, uno al lado del otro, donde Michael estaba al lado del corredor, pero también, mucho más cerca del escenario.— Quería agradecerles por esta gran convocatoria. Los cupos de inscripción previa se acabaron de inmediato y solo nos basta ver que tan lleno está este auditorio para saber que captamos su atención y que tienen interés sobre estas charlas. Están todos en plena libertad de marcharse si algo les incomoda, como también de preguntar cosas a lo largo de la exposición, pues solo están planificados 10 minutos de esta sesión de 60 minutos, en donde nuestro invitado les hablará de enfermedades sexuales y luego de eso, se abrirá una especie de 'consultorio sexual'. Rogamos que cuiden su lenguaje, no falten el respeto a sus compañeros y solicitamos cierto nivel de madurez, pues no es nada agradable que alguien preocupado pregunte algo y otra persona se ría de su duda. Ninguna pregunta es tonta.

El auditorio se mantuvo en silencio, pero la mayoría de los estudiantes asintieron, adquiriendo el compromiso. El decano sonrió.

—Sin nada más que agregar, quiero darle la bienvenida al Dr. Luke Hemmings, sexólogo de la universidad de Sídney.

Los colores del rostro de Michael se esfumaron, y sin querer mirar al escenario, perdido con el sonido de los aplausos del auditorio, intentó llamar la atención de su mejor amigo.

—Ash...—llamó Michael sintiendo sus manos sudar. Esto era incómodo.

No quería mirar, sentía pánico y cierta cuota de culpa. Hace menos de 10 horas, estaba fantaseando con el mismo hombre de ojos azules y rizos dorados que estaría hablando la siguiente hora de sexo.

—Ashton —volvió a intentar Michael justo cuando los aplausos comenzaron a decaer. Ashton se volteó y lo observó con su ceño fruncido.

—¿Estás bien? Estás pálido —consultó el mayor, pero Michael negó.

—Ashton, es Luke.

—Doctor Luke Hemmings —aclaró Ashton, pero Michael abrió sus ojos como platos y mantuvo su ceño arrugado.

—No, no entiendes. Es Luke, mi jefe —aclaró el pelinegro. Ashton arrugó su ceño, confundido, hasta que la verdad lo golpeó.

—Siendo sincero Michael, hasta yo me manosearía con él —susurró Ashton, para luego golpear la espalda de su amigo en forma de consuelo.— Ahora, intenta concentrarte y piensa en cosas desagradables si es que te da una erección.

Ashton tomó la cabeza de su amigo y la giró al escenario, donde aquel hombre rubio de ojos azules inspeccionaba al público. 

Vestía una camisa blanca con los primeros 2 botones desabrochados, en donde dejaba a la vista una solitaria cadena de plata y un poco de su pecho. Vestía unos pantalones negros elegantes y unas botas del mismo color oscuro. Su cabello estaba húmedo y se estaban formando sus rizos dorados. 

Eso era algo malo si consideraba sus pensamientos de la noche anterior y como otra vez comenzaba a sentirse tenso y como su pantalón molestaba. Se acurrucó en el asiento, como si eso lo protegiera.

Fue todo lo contrario, porque los ojos azules de Luke, sin quererlo, cayeron en su rostro. Arrugó el ceño al reconocer a Michael y luego hizo un análisis de Michael, tal como el pelinegro lo había hecho de él. 

Michael quería desaparecer.

Luke observó ese punto, el punto donde Michael se sentía tenso pero a la vez vulnerable y sonrió abiertamente, para volver su miraba azulada a los ojos verdes de Michael y le dedicó un mensaje claro entre ellos dos, que parecería nada en relación a todos los presentes en ese auditorio.

'Te lo dije.'

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Que se viene potente el próximo capítulo, se viene potente


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