Capítulo 6 Puntería

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Bryan

Acabo de matar a mis dos últimos traidores, estaban por darle información mía a la policía, uno de ellos es fiel y me aviso enseguida del plan que tenían sus otros compañeros, si algo odio es la traición. 

—A Zack —doy la orden de que le den los cuerpos a mi tiburón, aunque la verdad Zack no debe comer basuras—. No, al fuego, quémenlos.

Los policías de la ciudad más cercana están fieles a mi control, tengo ojos en todas partes, mientras siga actuando con discreción todo estará bien, esta fue solo una mala mañana. Las ganancias son buenas y mi gente esta en prosperidad aquí y en el resto de hoteles que tengo, algún día iré a ver como están los negocios por allá, llevaré a Andrea, seguro le gustará. A parte en mis hoteles está todo bajo control, no estará siendo arriesgada.

La regla más importante de mi hotel es: No matar dentro de él.

Lo sé, suena raro sabiendo que todas las personas dentro de el han matado mínimo una vez en su vida pero, si llega a haber una muerte en mi hotel me enterare y quien haya roto mi regla estará muerto en segundos. Es por eso que recibo tanta gente aquí, saben que no morirán mientras estén dentro de mis tierras y respeten las reglas.

En fin, estoy feliz, me ha ido bien en los negocios —como siempre— y tengo a Andrea a una puerta. 

Toco la puerta de su habitación y enseguida sale ella, quien esta en shorts y una camisa sin mangas, se ve muy fresca y se ve que tiene buen cuerpo, no me había fijado, sus ojos como siempre lucen hermosos, que gran evolución tuviste Andrea.

—Hola —es lo primero que dice con tono normal, es mejor que el seco.

—Buenas tardes, Andrea. ¿Puedo pasar? —No me responde pero se hace a un lado para que yo pase. Tan habladora mi novia.

—Buenas tardes, Bryan. ¿Qué te trae por aquí? —nos sentamos en el sillón de la sala frente al televisor, parece que estaba viendo una serie, ¿ha comido? ¿querrá ir al bufet o comida a la habitación? ¿si estará llena la cocina de la habitación?

—Te tendré durante 20 años, intento aprovecharlo. ¿Estás cómoda? ¿Necesitas algo?

—Esto es confuso —intenta sonreír y mira para otro lado, oh no. Tomo su barbilla obligándola a mirarme.

 —Cuando estemos juntos intenta no apartar la mirada de mi, ¿okey? Si estás conmigo solo me mirarás a mi. 

—Entiendo, ¿eres así con todos tus empleados? —la suelto de la barbilla y me alejo de nuevo, no me di cuenta de en que momento me acerque tanto.

—La mayoría no son tan preguntones.

—Supongo que la mayoría no recibe tanta atención como yo, ¿Qué hice para merecer tanta atención de ti?

Oh, no. No tendremos esta conversación hasta que llegue el momento.

—Vi que sabes usar un arma el día que fui por ti, ¿ya habías usado una antes?

—No sabía, instinto supongo. 

Algo esta... 

Miente.

—Hoy aprenderás a usarla mejor. Puntería, Andrea.

—Okey. —Se coloca sus chanclas antes de ponerse de pie y se dirige hacia la salida.

—¿No quieres cambiarte de ropa?

—No veo necesidad, solo aprenderé a usar un arma. ¿O quieres que me cambie?

—No, no es necesario.

Creo que te vez hermosa, siempre

Cualquier loco aquí que te haga algo indebido lo mato y haré que su familia se lo coma.

Salimos de su habitación y vamos al elevador, iremos al piso subterráneo. El piso subterráneo es para guardar mercancía, armas, y practicar, nosotros iremos a la zona VIP. Le doy un vistazo a Andrea y parece feliz, intenta disimular su sonrisa, pero no puede. Nos acercamos a la selección de armas y antes de que le entregará a Andrea la pistola 45 ella toma un M16.

—Mierda, ¿esta cargada? —le pregunto preocupado—. Andrea —me acerco con cuidado a ella y le quito el arma mientras ella concentra sus ojos en mi, buena chica, princesa—, empezaremos con lo básico.

—Lo siento es que... —su alegría se apaga y es remplazada por tristeza la cual luego pasa a indiferencia, vuelve a ser inexpresiva—. Recordé cuando Patricio me enseño a disparar, tenía 10 años, lo primero que mate fue un ave que alimentaba a su crías —su vista esta fija en la nada, de un momento a otro regresa su vista a mi y vuelve a ser más expresiva—. Lo siento, no debí contarlo —antes de que pudiera decir algo ella me interrumpe—. ¿Cómo se recarga esto? —Sostiene el arma que le di hace unos segundos; parece que quiere evitar pensar en su pasado y lo respeto. Le enseño a cargar el arma y entonces la llevo a donde practicaremos.

—Siempre apunta a la cabeza si tu intención es matarlo de forma rápida. —Andrea apunta a la cabeza y yo la observo detenidamente, su respiración la relaja, su vista esta fija en el objetivo, su cabello esta detrás de su oreja, uno que otro mechón más corto que el resto se posa en su frente, ella sigue concentrada y entonces, dispara. Un tiro perfecto. Me muerdo el labio para ocultar mi sonrisa—. Si solo quieres que deje de moverse es a las piernas, y si quieres darle una muerte lenta al pecho. Aunque bueno, luego uno se pone creativo de acuerdo a sus objetivos. 

Le voy diciendo donde disparara y ella obediente empieza a disparar en todas las direcciones que le indico. Me encanta lo buena que es con las armas.

¿En qué otras cosas serás buena?

Su sumisión al seguir mis ordenes me encanta, ella parece concentrada y encantada con lo que hace. Se ve más feliz que al inicio, ya no parece tener ganas de morir. 

(...)

—Eso es todo por hoy. Mañana aprenderás a defenderte cuerpo a cuerpo —me acomodo el reloj de la muñeca—, mañana no estaré, le pedí a alguien de confianza que lo haga en mi lugar —me acerco a ella y alza la vista para mirarme, la miro tan fijamente como ella lo hace conmigo, sus ojos empiezan a tener un brillo nuevo, su cabello se encuentra alborotado, le paso un mechón por detrás de la oreja y ella no le toma importancia—, estarás bien. —Tras decir eso la llevo a su habitación, ella me habla de lo genial que fue, el brillo en sus ojos y la emoción en sus palabras me parecen adorables y se ve hermosa hablando de algo que le gusta.

¿Así hablaría ella de mi?

—Me alegra que te haya gustado, Andrea. —Llegamos frente a su habitación, es triste el no poder verla mañana, espero que el idiota la cuide bien y no cometa ningún error.

—Gracias, Bryan —abre la puerta para entrar pero, cuando la abre se gira a verme—. ¿Cuándo te volveré a ver?

—¿Ya me extrañas?

—Adiós, Bryan. 

—El sábado en la mañana. —sonríe y hace un ademán con la mano de que esta bien y se despide igual con la mano como militar. Y entonces cierra la puerta y sé que estará a salvo en esa habitación.

Definitivamente vale la pena.

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Nota de la autora:

Perdón si me tardo en actualizar, tengo demasiadas historias y tarea pendientes, solo he terminado 1 de las 8 historias publicadas que tengo, soy esclava de la inspiración y creo una historia nueva a cada rato. (Tengo 35 borradores y muchas ideas)

En fin, como iba diciendo, lo siento. Ténganme paciencia, plis. 🙏

Espero les guste el capítulo :)

Solo quiero que sepan que el hotel no es normal y nadie dentro de el lo es.

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