Todo era gris hasta que llegó él, aquel chico que por entonces pensaba, que era el chico de mis sueños, si, esos que dicen que te hacen reir, que te hacen sentir mejor de lo que eres , y que te valoran.
Todo era gris, hasta que llegó él y todo se cambió a negro. Esas risas con las que soñaba acabaron en llantos, eso de que me valoraría, acabo siendo desprecio por su parte, que si que mucho "Ay mi Rubia cuanto te quiero" "Ay mi Rubia que voy a ir a verte" "Ay mi Rubia...." tantas palabras que nunca se hicieron realidad.
Y es que el hijo-puta jugó con las dos como si fueramos dos títeres de circo, cuando le parecía bien jugaba con una y cuando se cansaba se iba con la otra.
En fin, dicen que de los errores se aprenden, pero si tengo que aprender de ti, mejor que me quedo tal y como estoy, que paso de tropezar dos veces con la misma piedra.
