4: Jugo de uvas y sus consecuencias

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-¡Gen!- la puerta de mi cuarto se abrió en el momento extacto en el que me estaba vistiendo. Un Gon totalmente sonrojado salió corriendo de la habitación al verme de esa forma.- ¡L-Lo siento!

-¡Gon! ¡Toca la puerta antes de entrar!- Killua, lleno de furia gritó a Gon y un golpe seco se escuchó.

-¡Ah, Killua! ¡Eso dolió!- me imaginaba la pobre cara de Gon y me reía para mis adentros. Sentía algo de pena por el azabache al verme en ropa interior, ¡tan solo tenía catorce años!

Luego de la cansadora anterior noche, había dormido tan profundamente como un oso. Deseaba con todas mis fuerzas que todos los días fueran así: chocorobots, batidos, laguna y un largo sueño. Lamentablemente, no lo serían, pues se acercaban las subastas y el tan "peligroso" grupo de Hisoka.

Al terminar de vestirme salí de mi habitación dispuesta a desayunar. Observé la gran torre de hotcakes con locura en el momento en que mi vista se posó en la mesa.

-¡Hotcakes!- exclamé corriendo hacia mi asiento, comiendo tal como una maniática. Todos me miraban incrédulos menos Killua, quien solo reía.

-Sí, así come cuando algo le gusta- contó aquel mientras todos asentían.

-Podríamos decir que es un Gon-Killua dos- comentó Leorio, tomando su café.

-Así es, nosotros también comemos así- sonrió Gon algo avergonzado.- Respecto a lo que pasó...

-Uhm, no hay problema- contesté terminando de tragar.- Mientras no haya sido una experiencia traumática para tí... por mí no ha pasado nada.

-¡Oh, no! ¡Tranquila!- la sonrisa normal de Gon volvió a su rostro, dándole vida de nuevo.

-¿Qué insinúas, chiquitín?- habló Leorio, burlón. Killua fulminaba al azabache con la mirada, esperando una respuesta.

-¡Oh, no! ¡No me refería a eso!- Gon rascó su nuca algo nervioso.- Tan solo quería que Gen se asegure de que no fue algo malo para mí.

La presión por parte de la filosa mirada de Killua y la excesiva burla de Leorio llevaron a Gon a un estado de nervios gigante.

-Sé a lo que te refieres, Gon. Puedes estar tranquilo- dí unos pequeños golpes en su espalda causando que el pequeño se estremezca.- Dejen de aterrorizarlo, ¡ambos saben que Gon todavía es más pequeño, no entiende!

Ambos asintieron cuales perros mojados. Tenía razón, más allá de la edad de Gon, todos sabíamos que era muy ingenuo, hasta yo, quien solo lo conocía hace un par de días como mucho.

-Así que... ¡Hoy será nuestro primer día de entrenamiento!- exclamó el pequeño pelinegro con emoción. Observé el reloj, siete de la mañana.

-Oh, primero una pequeña siestita- dije somnolienta mientras me apoyaba en la mesa con el fin de descansar un rato.

-Vamos, Gen. ¿Acaso quieres que...- tapé la boca del albino antes de que hable.

-Hablar de mis debilidades en frente de otros es de cobarde- lo desafié con mi mirada, mientras el otro reía. Era obvio, quería revelar el peor ataque contra mí: las cosquillas.

-Vamos, pequeñita- Killua me tomó por mis hombros ayudándome a levantarme. Me enderecé con pereza.

-¿Qué hay de tí, Leorio?- el cuatro-ojos leía su periódico con tranquilidad.

-Oh, pueden ir tranquilos. Tengo cosas que arreglar con Zepile- respondió sin tomarle importancia. Los tres nos encogimos de hombros.

-Pues, ¡En marcha!- sonreí saliendo del departamento. Ambos chicos me seguían mientras conversaban animadamente. Por mi parte, en las mañanas, prefería mantenerme callada y pensativa: congelar mi calma pasajera.

Complementos [Hunter x Hunter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora